por Andrés Figueroa Cornejo
03 de Diciembre de 2013 14:53
La tiranía, cuyo capataz de turno es Juan Hernández, riega de
ejército y policía militar acceso a capital hondureña por marcha de la
oposición democrática. TSE confirma fraude.
Recién el sistémico Tribunal Supremo
Electoral (TSE), como se suponía, acaba de confirmar los números del
fraude, intentado legitimar la nueva forma de la tiranía. Le da al
ultraderechista Juan Hernández un 36 % y a Xiomara Castro de LIBRE, un
28 %.
El 30 de noviembre se realizará una
marcha popular entre la Universidad Pedagógica Nacional hasta las
dependencias las bodegas sonde se encuentran los votos de la elección
violada por la dictadura hondureña el pasado 24 de noviembre. La
convocatoria es a las 08.00 hrs. y se desplegarán contra el fraude
electoral las fuerzas sociales agrupadas en el Frente Nacional de
Resistencia de Honduras y el Partido LIBRE.
La cara de la tiranía impuesta por el
fraude imperialista, Juan Hernández del Partido Nacional, desde anoche
mandó la militarización de los accesos a la metrópolis de Honduras, en un contexto donde ya se ha asesinado a un militante de Libertad y Refundación sólo hace horas.
Luego de vacilaciones y tiempo
solicitado por la verdadera presidenta ganadora en los comicios, Xiomara
Castro y su marido, el mandatario de origen liberal depuesto en 2009
por los partidos de la oligarquía, Manuel Zalaya, para contar con
superiores pruebas del fraude -que ya sobraban el mismo día de las
elecciones-, por fin se realizó el llamado a la movilización popular,
único medio para impugnar con fuerza y más allá de las leyes de la
minoría en el poder y los intereses del Pentágono, el robo electoral.
Estudiantes, campesinos e indígenas en
lucha han protagonizado protestas durante la semana pasada contra la
dictadura. En los hechos, son los sujetos sociales, el pueblo real que
resiste la tiranía digitada desde la embajada estadounidense. el Partido
LIBRE es un instrumento básicamente construido para enfrentar la
coyuntura electoral y contener al conjunto policlasista de la oposición
contra un poder dinosáurico en un territorio donde el 70 % de la
población es pobre y re-pobre.
La realidad son las relaciones de fuerza
concretas. La ley ya fue transgredida a vista y presencia del mundo. Se
ejecutó el fraude como estaba vaticinado, el cual, no faltaba más, fue
refrendado por el histórico instrumento imperialista OEA, y no bastaron
las denuncias de delitos electorales por los más de mil observadores
internacionales para cambiar nada. La política no sólo es economía
concentrada, sino también movimiento, fuerza y consenso. La crisis de
gobernabilidad o quiebre del consenso social ya es un hecho hace tiempo y
sólo resta la fuerza, actualmente monopolizada por el Estado y su
administración de turno.
Se termina el momento de la lucha
electoral. El pueblo organizado y conciente hondureño remece el rápico
cambio de coyuntura tras sus intereses históricos. Ahora el combate de
la mayoría oprimida tiene crácter pacifista. El movimiento real de las
fuerzas sociales, su acelerada maduración, le impone una batalla dura y
larga, y de superior organización. Va siendo la hora de los jóvenes,
mujeres, indígenas, campesinos y asalariados que luchan frontalmente
contra la dictadura. Se liquida velozmente el ámbito del cuestionamiento
electoral. En verdad, ello ofrece un argumento esencial para poner el
reloj popular a la hora que impone la propia tiranía. Al respecto, por
lo menos, la conducción, ahora mismo, debería ser compartida por la
autoridad ganada en la lucha por quienes ponen el cuerpo sin
vacilaciones, y la política democrático-burguesa de Zelaya.
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