Desde
el Partido del Trabajo Democrático queremos mostrar nuestro pesar a
todo el pueblo sudafricano por la reciente pérdida de su líder
indiscutible: Nelson Mandela.
Su vida quedará siempre ligada a la
lucha contra el racismo que dominó la República Sudafricana hasta los
años 90, cuando el sistema de segregación racial conocido como Apartheid
imponía la discriminación total de la mayoría de la población negra
frente a una minoría de blancos que gozaban de todos los derechos.
Por la defensa de tales principios fue
arrestado y condenado por sabotaje, además de otros cargos, a cadena
perpetua. La mayoría de los más de 27 años que estuvo en la cárcel los
pasó en la prisión isla de Robben Island.
Sin embargo, no dejó de luchar a pesar
de sufrir tal represión inhumana, y fue liberado 1990 para
posteriormente, ser elegido presidente de Sudáfrica en 1994 en las
primeras elecciones con sufragio universal en los que la población negra
pudo votar.
Si bien es cierto que la igualdad total
entre blancos y negros en el país aún está lejos de alcanzarse y
predominan todavía enormes diferencias sociales, no puede negarse el
paso de gigante que supuso la abolición del abominable Apartheid.
Otra gran faceta de Mandela fue su
solidaridad con aquellos pueblos que resistieron y aún resisten al
imperialismo. Era conocida su gran amistad con el presidente cubano
Fidel Castro, siendo éste el primer jefe de Estado que visió el país
tras el nombramiento de Mandela como presidente.
También fue conocida su enorme
admiración por el líder libio Muhammar Khadaffi, al que visitó en
Trípoli nada más concluir los bombardeos que el bandido Ronald Reagan
ordenó sobre el país norteafricano a finales de los 80.
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