lunes, 23 de diciembre de 2013
No es descartable que la
Casa Real emita un comunicado diciendo que la yernísima de Juan Carlos I
de Franco no abortó, sino que defecó.
Pocas cosas de entre la
avalancha de rumores, noticias y escándalos que rodean a La Zarzuela han
alterado tanto el pulso del rey Juan Carlos como el reconocimiento de
que Letizia Ortiz, hoy Princesa de Asturias, se sometió a un aborto
antes de conocer al Felipe de Borbón, episodio no completamente
desconocido, cierto, pero que ha rebrotado con fuerza a raíz de la
publicación del libro Adiós, Princesa (editorial FOCA, 2013), obra de
David Rocasolano, primo carnal de Letizia y en otro tiempo su confidente
y amigo, libro del que este diario realizó un adelanto los pasados 6 y 8
de abril.
Porque se trata de un
asunto, el de ese aborto, ciertamente peliagudo para alguien que podría
ser un día no lejano reina de España. Es cierto que la sociedad española
ha dado un giro copernicano en las últimas décadas en relación a temas
que, como éste, tienen que ver con cuestiones relativas a la moral e
incluso a las enseñanzas de la Iglesia Católica, aún ampliamente
mayoritaria en el país. Siendo ello cierto, también lo es que para
grandes capas de esa misma sociedad, capas de la derecha conservadora,
la confirmación de que su futura reina se sometió en su día a un aborto
es un asunto entre delicado y escandaloso, como poco, para muchos
inaceptable.Razón por la cual el entorno de La Zarzuela se ha movilizado
tras la publicación del adelanto en este diario y la propia aparición
del libro (este pasado lunes) para tratar de minimizar los “daños” que
sobre la imagen de la Princesa de Asturias podrían significar la
discusión a tumba abierta del tema del aborto en programas del tipo
Sálvame o su versión de Luxe, presentes en la parrilla de Telecinco, por
ejemplo, por no hablar de otros de parecido porte, si bien más
moderados, en Antena3 e incluso en TVE los fines de semana (el programa
Corazón).
Aseguran los mentideros
que el Rey, cuyas relaciones con Letizia más que frías son gélidas como
es sabido, se ha involucrado directamente en este asunto, al punto de
haber hablado personalmente con alguno de los grandes patronos de las
cadenas en cuestión, para pedirles que evitaran por todos los medios que
el aborto de Letizia se convirtiera en motivo de discusión en los
reality shows de las distintas cadenas. El envite no es menor: lanzar
tan morboso tema como carnaza de discusión en ese tipo de programas
podría significar un daño añadido tan grande a la imagen de los
Príncipes de Asturias como para imposibilitar un día su acceso al trono.
Y las cadenas, de momento, están cumpliendo escrupulosamente el
encargo.
Voz Pópuli
No hay comentarios:
Publicar un comentario