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viernes, 20 de diciembre de 2013

DE LOS MERCADOS A LA DEMOCRACIA


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En primer lugar quisiera lanzar unas preguntas para que reflexionemos tod@s antes de encauzar el tema, ¿es democrático un modelo social en el que, habiendo millones de viviendas vacías, se desahucie a las familias? ¿es democracia que mientras las grandes empresas generan beneficios, éstas mismas sigan despidiendo y empeorando las condiciones laborales de sus trabajadores?

Supuestamente en una democracia se trabaja y se gestiona en favor de los intereses de la mayoría, sin embargo, vemos día a día como se nos recortan derechos y prestaciones sociales a todos aquellos que formamos parte de la mayoría de este país: trabajadores, jubilados, parados, autónomos…. mientras una ínfima minoría de grandes empresarios y banqueros aumentan sus beneficios a costa de nuestros derechos. Los políticos, a los que votamos, privatizan los servicios públicos con la consigna de que lo público es ineficiente para acto seguido servirles estos mismos en bandeja a sus compinches. Empeoran las condiciones laborales para mantener los beneficios de los grandes empresarios. Ya lo dijo Joan Rosell, presidente de la CEOE:  ”En los próximos años vendrán no una, sino tres, cuatro (reformas laborales), las que nos pidan los mercados mundiales en los que competimos”.

Ésta pequeña minoría enriquecida ha creado su propio concepto de “democracia”, haciendo que toda la sociedad sólo sirva a sus intereses económicos. Y para asegurar el control y su estatus aprueban leyes como la nueva “ley mordaza”, que consiste en intentar silenciar la voz de aquellos que protestan y que apuestan por un cambio en el eje de poder. El ejemplo más cercano lo vivimos en nuestra ciudad, con siete compañer@s llamad@s a juicio sólo por  participar en una protesta pacífica contra Cospedal ante la reinauguración del Museo Provincial.Con todo esto se pone en evidencia que los intereses de un puñado entran en conflicto con los de la mayoría.

El capitalismo, o dictadura de los mercados como se le llama ahora, sólo se siente seguro si el que gobierna se identifica con sus intereses, mientras que la democracia es todo un conglomerado de organizaciones socialescaracterizadas por poner el poder, y por tanto la toma de decisiones, en manos del gran público, del pueblo.

Pero el capitalismo ha conseguido hacer creer a muchos que la idea de democracia vaya  ligada a otra práctica más del mercado. Ha conseguido corromper el término democracia. Hoy nuestros gobernantes se eligen con un proceso similar al de cualquier otro producto del mercado. Cuando votamos es como si estuviéramos eligiendo una marca de coche o de leche. Los discursos políticos compiten entre sí en un “mercadillo electoral” que sigue los mismos patrones que la publicidad para el consumo.

¿Es entonces compatible el capitalismo con la democracia? Por lo expuesto, parece ser que no, que éstos términos entran en contradicción entre ellos a la hora de la práctica, y que existiendo uno no es posible el otro. Me gustaría hacer mía, y como homenaje al reciente fallecido Nelson Mandela: “Si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos de las personas la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento”.

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