En
primer lugar quisiera lanzar unas preguntas para que reflexionemos
tod@s antes de encauzar el tema, ¿es democrático un modelo social en el
que, habiendo millones de viviendas vacías, se desahucie a las familias?
¿es democracia que mientras las grandes empresas generan
beneficios, éstas mismas sigan despidiendo y empeorando las condiciones
laborales de sus trabajadores?
Supuestamente en una
democracia se trabaja y se gestiona en favor de los intereses de la
mayoría, sin embargo, vemos día a día como se nos recortan derechos y
prestaciones sociales a todos aquellos que formamos parte de la mayoría
de este país: trabajadores, jubilados, parados, autónomos…. mientras una
ínfima minoría de grandes empresarios y banqueros aumentan sus
beneficios a costa de nuestros derechos. Los políticos, a los que
votamos, privatizan los servicios públicos con la consigna de que lo
público es ineficiente para acto seguido servirles estos mismos en
bandeja a sus compinches. Empeoran las condiciones laborales para
mantener los beneficios de los grandes empresarios. Ya lo dijo
Joan Rosell, presidente de la CEOE: ”En los próximos años vendrán no
una, sino tres, cuatro (reformas laborales), las que nos pidan los
mercados mundiales en los que competimos”.
Ésta pequeña minoría
enriquecida ha creado su propio concepto de “democracia”, haciendo que
toda la sociedad sólo sirva a sus intereses económicos. Y para asegurar
el control y su estatus aprueban leyes como la nueva “ley mordaza”, que
consiste en intentar silenciar la voz de aquellos que protestan y que
apuestan por un cambio en el eje de poder. El ejemplo más
cercano lo vivimos en nuestra ciudad, con siete compañer@s llamad@s a
juicio sólo por participar en una protesta pacífica contra Cospedal
ante la reinauguración del Museo Provincial.Con todo esto se pone en evidencia que los intereses de un puñado entran en conflicto con los de la mayoría.
El capitalismo, o dictadura de
los mercados como se le llama ahora, sólo se siente seguro si el que
gobierna se identifica con sus intereses, mientras que la democracia es
todo un conglomerado de organizaciones socialescaracterizadas por poner el poder, y por tanto la toma de decisiones, en manos del gran público, del pueblo.
Pero el capitalismo ha
conseguido hacer creer a muchos que la idea de democracia vaya ligada a
otra práctica más del mercado. Ha conseguido corromper el término
democracia. Hoy nuestros gobernantes se eligen con un proceso similar al
de cualquier otro producto del mercado. Cuando votamos es como si
estuviéramos eligiendo una marca de coche o de leche. Los
discursos políticos compiten entre sí en un “mercadillo electoral” que
sigue los mismos patrones que la publicidad para el consumo.
¿Es entonces compatible el
capitalismo con la democracia? Por lo expuesto, parece ser que no, que
éstos términos entran en contradicción entre ellos a la hora de la
práctica, y que existiendo uno no es posible el otro. Me gustaría hacer
mía, y como homenaje al reciente fallecido Nelson Mandela: “Si no hay
medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan
los derechos de las personas la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento”.
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