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lunes, 21 de octubre de 2013

EL GUANTAZO DE COSPEDAL (THE BIG OSTIA OF COSPEDAL´¨S)


por Pura María García

Como una novia, de blanco,
como cura en su sotana,
del color más puro y santo
la Cospedal se engalana
para acudir muy formal
a un juicio de mentira
y salvar el temporal,
porque fue bocas un día
y dijo que al de los sobres,
la muy digna no temía.

Hoy se ha puesto maquillaje,
en la piel y en la conciencia
(si es que alguna vez la tuvo
y no es solo de apariencia)
y se ha prestado a encajarse
en pantallita de plasma,
al igual que el de los sobres…
pues no existe atril ni silla
donde ya puedan sentarse
porque las mentiras pesan
y su olor no es soportable.

Llevaba el rictus de doña,
el gesto serio y altivo,
mientras por dentro repasa
lo dictado y lo aprendido,
que su jefe el presidente
que dijera le ha pedido:
“Señoría , señoría, todo lo dicho es tan falso
como algunas cosas falsas que en diferido se han dicho”
(La Cospedal sabe bien
que donde está el de los sobres,
a pesar de ser real
es un soto infranqueable,
hotel del que no saldrá
el secretario parlante.
El jefe de la de blanco
es un gran especialista
en cepillar comisarios
y, casualmente, alejarlos
de investigaciones raras
como esa que tiene nombre
de palabreja alemana.
Recuérdese que, uno a uno,
el presi se ha ventilado
los tres comisarios malos
que se pasaban de listos,
y, al oler sobres corruptos,
agitaban sus deditos.
“No tengas preocupación”,
le ha dicho a la doña en blanco
su presidente posposo,
“Acuérdate que a Garzón
nos lo quitamos de en medio,
así que tú...buena cara
y a fingir gesto de pena,
que el plasma todo lo aguanta
y de mala… te hará buena)

El del hotel con barrotes
la mira de arriba abajo:
Esa es mi mano, pronuncia
con notable alteración,
Señoría se lo juro,
esa mano que acompaña
al sobre lleno de euros
no es la mano de un fantasma,
que es la que tan bien engaña…
Es esta misma, vuecencia,
mire usted que bien se apaña
en extenderse y llenarse,
en retirarse y cerrarse
y en un segundo llegar
a un banco donde quedarse.
Esa mano tan derecha
fue buscar la mano blanca
de la señora que mira
con altivez desde el plasma.
“Es usted un mentiroso”,
ha dicho la Cospedal
arreglándose el tocado
de cabello natural.
“Jamás cobré ni un apunte.
Ni un euro yo recibí,
se lo juro por snoopy
¿Va a creerle antes que a mí?
“No sé si otros han cobrado”
(aquí se muestra sin miedo
la vena de chivatona
que oculta la Cospedal)
“Pero cobrar, se lo juro,
no he cobrado ná de na.
No haga caso de los bulos,
ya me ve, voy casi en cueros,
con un escasito sueldo
sobrevivo como puedo.

Al cabo de unos diretes,
seguidos de algunos dimes,
el juez, que anda acojonado,
se levanta del estrado
y apaga las pantallitas,
les manda a tomar por saco:
el del sobre a su celdita,
La Cospedal a la calle
(y como se cree tan lista,
sale altiva por la puerta,
ella cree que “de rositas”,
“Que tonta que es esta gente,
con pantallitas a mí”,
piensa la de blanco blanco,
pero comete un desliz:
en su gran atrevimiento,
por pasarse ella de lista,
a la salida resbala
y un árbol casi se traga:
“Casi me doy, qué despiste,
dice la barbi de blanco,
y se va mientras insiste:
“Soy la mejor, ¿a qué sí?
Ni Sorayita me iguala,
Soy la best, con diferencia,
(Y la que tiene…más cara)


OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA 

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