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miércoles, 25 de septiembre de 2013

MEMORIA DEL EXILIO IX: JUAN NEGRIN


Vicente Rojo, Juan Guilloto, Juan Negrín y Enrique Líster (de izquierda a derecha).
Vicente Rojo, Juan Guilloto, Juan Negrín y Enrique Líster (de izquierda a derecha).
Emiliano Gómez Peces
Juan Negrín López, científico y político español, nació en Las Palmas de Gran Canaria el 3 de febrero de 1892, en el seno de una familia acomodada, y después de completar el bachillerato en su tierra natal, marchó a Alemania, con apenas 16 años, para cursar estudios de medicina. Doctorado por la Universidad de Leipzig, cursó también la carrera de Químicas casi entera, y aprendió inglés, alemán y francés. Poco después dominaba también el italiano y el ruso, y más adelante llegaría a conocer diez lenguas, algo insólito en el panorama político español. En 1914 contrajo matrimonio con la estudiante rusa María Mijailova Fidelman, con la que tuvo cinco hijos. Negrín fue el introductor en España de la moderna investigación en Fisiología, de la mano de Santiago Ramón y Cajal, el cual lo promovió para la puesta en marcha y la dirección del Laboratorio de Fisiología en los sótanos de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Después de convalidar sus estudios en España, en marzo de 1922, con treinta años ganó la Cátedra de Fisiología de la Universidad Central de Madrid. Fue maestro, entre otros, de los más tarde profesores Severo Ochoa (premio Nobel de Fisiología y Medicina), José María García-Valdecasas y Francisco Grande Covián.

Negrín se afilió al PSOE en mayo de 1929, y desde la proclamación de la República, se dedicó plenamente a la política, abandonando su profesión de médico, y su labor universitaria. Fue elegido diputado en las tres legislaturas republicanas, y se alineó en este periodo con la fracción “centrista” del Partido Socialista que encabezaba Indalecio Prieto, con quien mantuvo una estrecha amistad, sólo rota al final de la guerra civil.

Iniciada la Guerra Civil, se convirtió en un eficaz ministro de Hacienda, en el gobierno de Francisco Largo Caballero. Y desde mayo de 1937 hasta la derrota final en marzo de 1939 ejerció como un enérgico y voluntarioso presidente del Gobierno. Con el transcurrir del tiempo, y con la suma de derrotas republicanas en el campo de batalla, Manuel Azaña y Juan Negrín acabaron enfrentados. En aquellas difíciles circunstancias de la guerra civil, la plasmación real de la resistencia a ultranza que predicó Negrín, con la esperanza de que las tensiones internacionales llevaran al estallido de una guerra general en Europa, en la que la República entrara como aliada de las naciones democráticas contra los regímenes fascistas de Hitler, Mussolini y Franco, hubiera sido imposible sin ayudas exteriores, y, por ello, la política de Negrín tuvo como consecuencia la dependencia internacional de la URSS y el protagonismo del PCE. Negrín, opuesto a la rendición incondicional en defensa del principio de legitimidad democrática, fue despuesto poco antes de la definitiva victoria franquista por el golpe de Estado del general Casado (marzo de 1939).

Al final de la contienda se instaló en Francia, de donde se trasladó a Londres, y allí continuó presidiendo el Gobierno de la República en el exilio hasta 1945. Trasladado a México con ocasión del final de la Guerra Mundial, sus divergencias con Indalecio Prieto y Diego Martínez Barrio provocaron su dimisión ante las Cortes en el exilio. Negrín y una treintena de socialistas fueron expulsados del PSOE el 23 de abril de 1946, acusándolo de subordinación al PCE y a la URSS. Después de pasar un tiempo en el Reino Unido, fijó su residencia definitiva en Francia. Falleció en París en noviembre de 1956, a la edad de 64 años, de una dolencia cardíaca. Dejó dispuesto que su muerte se anunciara dos días después, y que sobre su lápida no se escribieran más que sus iniciales: J.N.L.

Juan Negrín López fue un hombre comprometido con su tiempo que abrigó convicciones ideológicas democráticas, republicanas y socialistas, aprendidas durante su etapa alemana. Esta triple inclinación le llevó a abandonar su brillante carrera como investigador científico para ostentar crecientes responsabilidades políticas. El doctor Negrín se convirtió en el máximo antagonista del general Franco y llegó a personificar el espíritu de resistencia de la República. Su posterior e injusta caída en el olvido y el silencio fue tanto resultado de la derrota como de las amargas divisiones que fracturaron al bando republicano durante el conflicto.

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