07.09.2013
LO SIENTO: Italia/ Muchos italianos están regresando a casa de sus vacaciones para descubrir que su trabajo ha desaparecido y que la empresa para la que trabajaban ha cerrado. Las quiebras durante las vacaciones son comunes en Italia, pero este año se han convertido casi en la norma, escribe en un artículo el Süddeutsche Zeitung.
Desde abril la economía italiana ha ido de mal en peor y la contracción prevista entonces de un 1,3% es ahora cercana a un 2%, lo que afecta a los ingresos tributarios y eleva el déficit como una proporción del PIB.
Italia, que hace tres meses salió de la lista de la Unión Europea de países con un excesivo déficit fiscal, podría volver a ese lugar el próximo año a menos que pueda revertir una preocupante tendencia en sus finanzas públicas.
El Gobierno del primer ministro Enrico Letta se vio obligado a respetar las promesas de recortes de impuestos hechas por el partido de Silvio Berlusconi, Pueblo de la Libertad (PDL), un socio vital de la coalición gobernante, mientras que una recesión más profunda a lo esperado pesa sobre las cuentas del estado.
Con los aliados de Berlusconi amenazando con derribar al Gobierno, la creciente inestabilidad política y las problemáticas finanzas públicas crearían una combinación tóxica que coloca a Italia de nuevo en el centro de la atención de los mercados financieros.
Datos divulgados esta semana mostraron que el endeudamiento del sector estatal totalizaba 60.000 millones de euros para finales de agosto, casi el doble que el déficit de 33.000 millones de euros en el mismo período de 2012.
Los empresarios se defienden
Muchas empresas italianas prefieren no esperar más. Una de ellas es un proveedor de componentes hidráulicos para ascensores, Ascensor Hidráulico en Pero, cerca de Milán. Su intención era cerrar sólo por tres semanas, pero este lunes no volvió a abrir.
Otra, que cita el Süddeutsche Zeitung citando a la prensa italiana, es la compañía Firem en Módena, un fabricante de resistencias eléctricas. Cuando sus 40 empleados hicieron sus maletas a inicios de agosto, su jefe les deseó buenas vacaciones. Hoy ya ha desmantelado su fábrica, destino a Polonia. "Si el personal se hubiese enterado de que había planeado trasladar la producción al extranjero, habrían ocupado mi fábrica", señala en declaraciones al citado medio.
La tercera mayor economía de la Eurozona se ha quedado muy atrás en términos de competitividad y productividad y hundido al nivel de muchos países de África. Polonia, para los italianos, se ha convertido en la tierra prometida, apunta Press Europ, que se hace eco de la noticia.
Los sindicatos advierten que los cierres de empresas a escondidas, sin previo aviso, se ha convertido en "una especie de deporte de moda entre los empresarios este verano". Y éstos se defienden: el exceso de burocracia, junto con la ineficiencia, la inestabilidad política, los altos impuestos y una economía sumergida cada vez mayor, pesan mucho.
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