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miércoles, 7 de agosto de 2013

LA CRISIS CAPITALISTA Y LA LUCHA DE LA ANDALUCIA TRABAJADORA

por Andalucía Comunista
 
Miércoles, 07 de Agosto de 2013

Pedimos a todo el movimiento mantener los ojos bien abiertos ante cualquier intento de provocación y la mayor celeridad a la hora de reflejar su solidaridad, en caso necesario, no sólo del MLNA sino de los partidos y organizaciones de fuera de Andalucía. 
 
La crisis capitalista, que dura ya más de seis años, está golpeando duramente a las clases populares de todo el planeta sumiéndolos en una situación de pobreza extrema y desesperación.

En el marco de la Unión Europea, el proyecto de conformación de un bloque imperialista sufre un proceso de agravamiento de las contradicciones internas entre los diferentes Estados imperialistas que lo conforman. El anschluss de la República Federal Alemana sobre la República Democrática Alemana creó un monstruo imperialista, de proporciones difícilmente comparables a las de ningún otro Estado imperialista europeo, cuya tendencia natural es fagocitar mercados y destruir los tejidos productivos de sus víctimas. Así fue durante la última década del pasado siglo y la primera del actual, cuando las presas del imperialismo alemán fueron los países del centro y este de Europa que habían formado parte del Campo Socialista, y así es ahora cuando el objetivo de la rapiña teutona son los países europeos situados a orillas del Mar Mediterráneo (los PIIGS como nos llaman con el tacto diplomático característico de la mentalidad germana). En un proceso de crisis sistémica tan profundo como el actual la tendencia al saqueo y a la depauperización del imperialismo es aún mayor, por aumentar la urgencia que este tiene de acumular capitales en el menor tiempo posible, lo que da una perspectiva aún más negra a los países que se encuentran en el punto de mira del IV Reich.

Todo lo anterior provoca en el Estado Español un agravamiento de las contradicciones intrínsecas a un Estado compuesto y complejo que se basa, a su vez, en la desigualdad y en el empobrecimiento sistemático de algunos pueblos de este como única vía para afianzar la alianza de clases que lo mantiene.

Desde su mismo nacimiento, en el siglo XIX, el proyecto imperialista español ha necesitado sumir a las zonas meridionales del mismo, y más concretamente a Andalucía, en una situación de pobreza, desempleo y de infrautilización de sus recursos como única vía para la acumulación de capitales y para el abaratamiento de la mano de obra. De ahí que el desempleo siempre sea una media de 10% mayor en Andalucía que en conjunto del Estado o que nuestros sueldos sean sensiblemente más bajos.

Sin embargo, Andalucía no es un país pobre. No es un páramo o un desierto. Es uno de los territorios con más recursos a su disposición para desarrollarse sosteniblemente. Somos una de las naciones con las tierras más ricas y productivas de Europa y nos encontramos con que la mayor parte de estas se encuentran abandonadas y sin cultivar, viéndonos forzados a importar gran parte de los productos alimenticios que consumimos. Nuestro país, del que proceden más del 50% de la producción de minerales del Estado Español no cuenta con fábricas e industrias de peso. Y, por si fuera poco, ni siquiera sobre nuestros recursos naturales podemos decidir, pues estos son gestionados por intereses foráneos en función no de nuestras necesidades sino, evidentemente, de las suyas. Buena muestra de ello son casos de destrucción ecológica como los de la balsa de Boliden en Doñana hace ahora 15 años o amenazas potenciales como la prospección de hidrocarburos en la Costa del Sol, que podría destruir los recursos pesqueros de la zona y arrasar con el único sector productivo que, de momento, nos dejan desarrollar: el turismo.

Frente a esta situación, el pueblo andaluz jamás fue un pueblo sumiso como nos quieren hacer creer los propagandistas del Régimen. Todas las grandes movilizaciones sociales y políticas desde el mismo comienzo del proyecto imperialista español, a mediados del siglo XIX, surgieron de nuestro país. No sólo el primer derrocamiento de los Borbones, cuando Isabel II se tuvo que ir como resultado de la Gloriosa de 1868 o el auge del federalismo durante la I República, sino que incluso el mismísimo movimiento obrero surgió en Andalucía para, de aquí, difundirse al resto del Estado. El nacimiento del anarcosindicalismo en el campo andaluz fue, por tanto, el primer reflejo en lo social de la contradicción burguesía/proletariado, en este caso de la burguesía terrateniente y el proletariado rural. Y lo fue, no por capricho sino porque la situación social y económica del campo andaluz, mucho más dramática que cualquier otra contradicción social de la época, ponía al orden del día la movilización y la lucha como única vía para la supervivencia. Evidentemente, el anarquismo era una herramienta insuficiente, un arma mellada para un combate de tal envergadura, pero correspondía al nivel cultural y a las formas de lucha del proletariado rural andaluz de la época. Y esta ideología, a pesar de ser a todas luces impotente para desarrollar la lucha de clases con mínimos visos de victoria, fue luego llevada y difundida a la industria textil catalana por la emigración andaluza de la época, teniendo como consecuencia el auge histórico del anarquismo en la industria catalana.

El pueblo andaluz, sus clases populares, nunca cejaron en la lucha, ni durante la larga y negra noche del franquismo ni durante la opresiva y asfixiante alba del postfranquismo constitucional. Por desgracia, de todas las experiencias organizativas y colectivas, la única que fue capaz de pervivir mínimamente, como resultado de la capacidad de sacrificio y la coherencia de sus miembros, fue el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) que fue durante treinta años una pequeña pero incordiante china en el zapato del Régimen.

Cuando en 2007 el SOC, junto con otros pequeños sindicatos de clase, decidió constituirse como Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) manteniendo su estructura sindical del mundo rural pero dando el salto a organizar también a los trabajadores de todos los sectores productivos del país se dio un paso histórico que, con la situación de crisis sistémica y de crisis política y de legitimidad del Régimen borbónico supone un desafío al Estado Español como estructura de dominación de los pueblos y de las clases populares. El SAT marca con su consolidación y crecimiento en todos los sectores productivos, con su mensaje netamente soberanista y andaluz, con su coherencia y sacrificio, el camino para la Liberación de Andalucía.

La creación del Movimiento Andaluz de la Izquierda Soberanista (MAIS), como primer intento de Unidad Popular; la consolidación ideológica y política de jaleo!!!, como organización de la juventud independentista y revolucionaria andaluza, como auténtica escuela de cuadros de todo el MLNA; o la fundación del Grupo del Niño Yuntero, como primer germen del Frente Cultural son buena muestra de la cada vez mayor influencia del MLNA.

En nuestro caso, el nacimiento de ANDALUCÍA COMUNISTA como partido comunista, marxista-leninista e independentista ha sido, en esta perspectiva, la traducción a lo político de la constitución del SAT en lo social. Por pequeños y modestos que podamos ser, que lo somos, sabemos que nuestra reputación y nuestra extensión organizativa son cada vez mayores, aportando nuestras posiciones políticas en el seno del MLNA haciéndolo siempre desde el máximo respeto al resto del Movimiento e intentando tener siempre presentes las críticas y las visiones divergentes.

Sin embargo, el Régimen postfranquista no va a permitir que el MLNA crezca sin utilizar todos los medios que tiene a su disposición con la intención de erradicarlo. Los cientos de miles de euros en multas que los militantes del SAT cargan sobre sus hombros o la campaña de criminalización de los voceros del sistema contra nuestro Sindicato son buena muestra ello. Pero estas formas de represión no han conseguido de momento su objetivo y, antes al contrario, sólo están consiguiendo incrementar la reputación del SAT en el conjunto de la clase obrera andaluza y hacernos llegar a sectores donde jamás hubiésemos soñado llegar hace tan sólo unos meses (la constitución de la Sección Sindical en el Puerto de Málaga, por ejemplo). Es por ello que prevemos una nueva vuelta de tuerca contra el Movimiento de Liberación Nacional Andaluz y, más concretamente, contra los sectores más coherentes del mismo. Sin entrar en detalles, tenemos indicios de el posible comienzo de empleo de una especie de “guerra sucia” en Andalucía. Esperamos que tales indicios sean una pista falsa pero pedimos a todo el movimiento mantener los ojos bien abiertos ante cualquier intento de provocación y la mayor celeridad a la hora de reflejar su solidaridad, en caso necesario, no sólo del MLNA sino de los partidos y organizaciones de fuera de Andalucía.

Lo que sí tenemos meridianamente claro en nuestro Partido, es que jamás podrán desviar a nuestro pueblo del camino de la Liberación y que cualquier sacrificio es poco por un futuro digno y libre para nuestro país y para todos los pueblo de nuestro planeta.

¡A VENCER O MORIR POR ANDALUCÍA LIBRE Y SOCIALISTA!

¡ANDALUCÍA POR SI, LOS PUEBLOS Y LA HUMANIDAD!

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