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viernes, 2 de agosto de 2013

LA COMEDIA PARLAMENTARIA MÁS REFRESCANTE DEL VERANO

02.08.2013.

Mariano nos vuelve a tratar como estúpidos presentándose como “traicionado por alguien en el que confiaba” y manteniéndose firme en su decisión de no dimitir

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Toussaint Louventure

Esta mañana se ha representado la comedia parlamentaria más esperada en los últimos días, la comparecencia del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para “dar explicaciones” acerca de las afirmaciones del ex tesorero de su partido, Luis Bárcenas, que sostiene que el Partido popular se ha estado financiando con dinero negro los últimos 20 años y que los principales cargos de dicho partido, incluido el propio Rajoy, han cobrado sobresueldos ilegales de dinero negro. La comparecencia llevaba siendo reclamada desde hace días por parte del conjunto de partidos de la oposición, que han llegado a amenazar con presentar una moción de censura si el presidente no comparecía en la cámara.

El conjunto de las intervenciones, tanto las provenientes del presidente como el conjunto de la oposición, se han mostrado perfectamente como partes de una comedia “bufa”. Duras acusaciones, denuncias de conspiraciones, aireo de trapos sucios, vanas aclamaciones sobre el “Estado de Derecho”, la “responsabilidad política”, la “actuación de los tribunales” y la “regeneración democrática”. En primer lugar las intervenciones del Presidente para defenderse y aclarar el caso “Bárcenas” no han sido más que un contraataque burdo de acusaciones contra los partidos de la oposición, en especial el PSOE, el Presidente se ha presentado ante la cámara como la víctima, víctima de un amigo en el que confiaba y que luego le defraudó y traicionó, víctima de unos medios de comunicación que quieren hundirle su carrera a costa de todo, víctima de una oposición miserable y sin ideas que quiere hacerle caer sin importarle “el daño a la imagen internacional de su país”. Se ha renunciado, cual guerrero imbatible, a dimitir y dice que seguirá al frente “hasta sacar a España del atolladero”. Poco o nada ha respondido el presidente acerca de las múltiples evidencias que le implican en el cobro de sobresueldos en negro y se ha limitado a pedir para él mismo la presunción de inocencia.

Por su parte el líder del principal partido de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba del PSOE, representado un papel patéticamente parecido. Se ha presentado como el “acusador de hierro”, enumerando todos los oscuros recovecos del Caso “Bárcenas” y recordándoselos al presidente. Se ha presentado con el acusador popular, de un pueblo ofendido y ultrajado que se ha visto traicionado por este gobierno debido a los sucesivos casos de corrupción. Por último advirtiendo “el daño que la corrupción hace a la democracia española” y el peligro “de berlusconización de la política española”, ha conminado al Presidente del Gobierno a dimitir. La acusación por parte de este sujeto no deja de ser parte de una comedia hipócrita al erigirse él (y su partido), como “guardianes de la moralidad”, recordemos que fue vicepresidente del gobierno Zapatero cuyo Ministro de Fomento, José Blanco estuvo imputado por un delito de corrupción Operación Campeón, un caso de cobro de comisiones por parte de varios cargos políticos de distintos partidos, o como cuando era Portavoz del Gobierno en el gobierno de Felipe González mintió acerca de la relación del gobierno con el Terrorismo de Estado de los GAL.

El resto de intervenciones fue más de lo mismo, acusaciones, fustigaciones por el daño que la corrupción hace a la “política”, lecciones cristianas de moralidad y honradez, peticiones de “regeneración democrática” de la política. En definitiva una tragicomedia en donde los distintos grupos se mostraban “indignados” y se lazaban acusaciones unos contra otros con toda atención mediática.  Cabe resaltar que la inmensa mayoría de los grupos representados en el Parlamento, se han lanzado a descuartizar a los corruptos, Rajoy, Bárcenas, Cospedal, etc.…

Pero no han dicho ninguna palabra sobre los corruptores, es decir los que han emitido las donaciones de dinero negro para sostener al Partido Popular que no eran otros que grandes empresas y bancos, Mercadona, Banco Popular, Sedesa, Lubasa Desarrollos inmobiliarios, Orange Market… Que la mayoría de los grupos de la oposición se centren en quienes fueron sobornados, corrompidos y a que se destinó el dinero negro y no por quienes y con qué fin aportaron el dinero mostraría sin lugar a dudas la naturaleza de la “democracia” dentro del sistema capitalista, un sistema que en teoría representa la “soberanía popular” y la “voluntad de los ciudadanos” en realidad sus principales adalides políticos de los distintos partidos mayoritarios se encuentran, en mayor o menor medida, ligados a los intereses de los grandes empresarios por múltiples mecanismos, cobro de comisiones, financiación de campañas, contratación de ex cargos políticos como asesores y consejeros de grandes empresas…. Todo esto junto al cuidados control de los medios comunicación y adoctrinamiento del capital hacen que esta “democracia” representativa este atada y bien atada, el parlamento en vez de ser un lugar de participación ciudadana para atender a los verdaderos problemas es una especie de espectáculo de comediantes donde cada cual interpreta un papel mientras el conjunto de las decisiones se toman a otras esferas.

Así no es de extrañar que mientras los grandes empresarios y banqueros son amnistiados, podríamos recordarle al señor Rubalcaba como el gobierno en el que él estaba amnistió al banquero Emilio Botín a cambio de la condonación de las deudas del PSOE con banco Santander, y son beneficiados de las múltiples leyes que aprueban los sucesivos gobiernos, amnistía fiscal, reformas laborales, privatizaciones…. Todas en beneficio de los grandes oligarcas en detrimento de los intereses de las grandes mayorías. Es por ellos que frente al proyecto de España que han construido las clases dominantes, los trabajadores y las clases populares debemos iniciar la construcción de nuestro proyecto propio de país. La construcción de nuestro proyecto propio de país debe pasar por la construcción de una verdadera democracia popular en donde se facilite la participación directa de los ciudadanos en asuntos públicos, en donde se haga efectiva la rendición de cuentas ante los ciudadanos y su revocabilidad inmediata en caso de que sus electores consideren que no cumplen con sus deberes.

Pero esta democratización sería idealista plantearla sin alterar el orden socio-económico en el que nos encontramos, debemos apostar por la superación del capitalismo  por una sociedad donde los medios de producción de encuentren gestionados por los mismos que ponen la fuerza de trabajo, por un nuevo orden social donde la economía se planifique y se gestione a favor de los intereses del pueblo. En definitiva la base de la nueva democracia debe estar en el centro de trabajo y en su gestión, pues el trabajo asalariado es el medio principal de subsistencia de la mayoría de la población española. Sólo así podremos avanzar hacia una verdadera democracia popular, revolucionaria.

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