La CEOE quiere imponer a los
trabajadores el cambio de los contratos de tiempo completo a tiempo
parcial y el FMI exige la reducción de los salarios un 10%.
Leonardo de Pisa Fibonacci
Hace escasamente una semana el Fondo
Monetario Internacional (FMI) pedía que España redujera los salarios de
los trabajadores en un 10% en dos años, simplificara todos los contratos
al contrato único de indemnización progresiva (lo que implica la
temporalidad generalizada y facilidad para el despido por la rebaja de
su indemnización), la reducción de la cuota de la seguridad social para
las empresas (lo que exigirá nuevos recortes para las pensiones y en el
sector sanitario público) y el incremento del IVA dos años después de la
reducción del salario (perjudicando aún más la capacidad de consumo de
los trabajadores). Todas las medidas tienen como consecuencia el
empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores.
Al FMI ahora se suma la patronal, CEOE,
con una nueva propuesta. Sin despeinarse ni sonrojarse, la Confederación
Española de Organizaciones Exprimidoras exige mayor libertad de
movimientos de la que ya le otorga la actual Reforma Laboral. Así, en el
día de ayer, la CEOE presentó al Gobierno del PP un documento aprobado
en su última asamblea de julio, titulado “Las reformas necesarias para salir de la crisis“,
en el que insta a que se reforme la ley para que el empresario pueda
modificar, unilateralmente, el contrato de un trabajador, pasando la
jornada laboral contractual de tiempo completo a tiempo parcial.
Igualmente pide que los empresarios puedan flexibilizar las condiciones
de la jornada laboral y el salario.
La aprobación de estas medidas -que
siguen la línea de las ya aprobadas mediante las sucesivas reformas
laborales, especialmente la última- machacan más y más a los
trabajadores y ahondan en el empeoramiento de las condiciones de vida,
haciendo recaer en mayor medida la crisis del régimen capitalista sobre
sus hombros.
El desprecio hacia la vida de los trabajadores en pro de sus beneficios privados. Somos números, no seres humanos.
¿En qué momento de su propuesta se
plantean cómo va a afectar a la vida de los trabajadores/as y de sus
familias? En ninguno, su consideración de los trabajadores es en forma
de números, en costes; costes que deben ser reducidos en forma de
reducciones de salarios, reducciones de horas laborales, de despidos,
etc…; para nada piensan en la situación económica generada a los
trabajadores, es decir, la capacidad o no para el pago de su vivienda,
del agua, luz y gas, del alimento y la ropa que necesitan,… Para ellos
no suponemos más que un gasto que debe ser reducido o eliminado. Su
cuenta de beneficios y su competitividad, individual o a nivel de país,
es lo que manda. Bajo el régimen actual, la sociedad se estructura para y
por el beneficio privado de unos pocos, generado por las manos de los
trabajadores. Esos son los números esenciales que preocupan
fundamentalmente a la canallesca social -empresarios, banqueros y sus
representantes políticos-. Unos números de beneficios que les otorgue la
capacidad de competir unos frente a otros.
¿Por qué esa obsesión continuada
por la rebaja de los salarios, reducción de las indemnizaciones por
despido y por la contratación temporal?
La estrategia de la UE -encabezada por
Alemania y seguida por España- se orienta hacia el control de los
mercados internacionales mediante la exportación de productos a menor
precio. Es una orientación dirigida a cumplir especialmente por aquellos
países que tienen un desarrollo tecnológico de la producción bajo y que
su única ventaja, con respecto al resto, es la posibilidad de producir a
bajo coste, por los bajos costes salariales y por la flexibilidad de su
mercado laboral -que permite reestructurar las plantillas con respecto a
la producción a bajo coste-. Se basan en el libro de la UE titulado
cínicamente como “Modernizar el derecho laboral para afrontar los retos del siglo XXI“.
Por tanto, UE, FMI, CEOE,…, buscan la
competitividad de España mediante la rebaja de los costes laborales, lo
que implica el empeoramiento de las condiciones míseras de subsistencia
de los trabajadores, ya de por sí depauperadas actualmente. Es una
carrera por la rebaja de los costes de producción para poder controlar
el mercado internacional, en este caso mediante la dominación de las
exportaciones a otros países gracias a esos menores precios.
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