Contra el cinismo imperial
Por Nyls G. Ponce Seoane. Recibido de La Joven Cuba
Es
una práctica que nos acompaña ya desde hace más de un siglo. Los
mambises la iniciaron. Los rebeldes, la continuaron… y prácticamente, se
ha convertido además, en una convicción, en un principio glorioso del
cubano pueblo y de las tantas tradiciones heroicas que posee: si no tienes el arma, arrebátasela al enemigo. Pelea con sus propias armas. Hazlas tuyas si no tienes otra posibilidad. Es
un legado histórico con el cual estamos comprometidos que ni podemos
olvidar, ni mucho menos abandonar en las actuales circunstancias…
Que podemos
combatirlos en todos los campos y con sus mismas armas, sobre todo en el
escenario mediático y cibernético reinantes, me atrevo a poner un
ejemplo de ello con dos cables que resumo.
WASHINGTON, 10 MAR
(PL) Pese a la crisis presupuestaria que abruma a la Casa Blanca, el
presidente Barack Obama solicitó un aumento de los fondos para las
operaciones de su gobierno contra Cuba durante el año fiscal 2012.
El proyecto de
presupuesto federal para dicho período, que comienza el 1 de septiembre
de 2011, incrementa en más de cuatro millones de dólares el dinero
asignado el pasado año a esas acciones, o sea un crecimiento del 34 por
ciento, revelan documentos oficiales.
LA HABANA, 11 MAR
(EFE).- El Gobierno de Cuba denunció hoy que Estados Unidos retiene
desde primeros de año 4,2 millones de dólares correspondientes a ayudas
gestionadas por el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) y
destinados a la isla para proyectos contra el sida y la tuberculosis.
Se trata de ayudas
del Fondo Mundial de Lucha contra estas enfermedades, que el PNUD
administra y que han sido "congeladas" por la Oficina de Control de
Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de EE.UU,
De esta simple comparación se puede deducir que el cinismo imperial es más que evidente.
Junto a los medios
clásicos, la tecnología digital con todas sus variedades inherentes,
ahora son las armas que el enemigo combina y utiliza contra Cuba. Es un
arma poderosa que no se debe menospreciar… pero tampoco temer. Surge la
llamada Ciberguerra. Pienso que ese nuevo medio debemos, podemos y
estamos obligados a asaltarlo, como se ha hecho siempre hace más de 50
años con los clásicos, al igual que en todo tipo de batallas libradas
desde el mismo nacimiento de nuestro país como nación a lo largo de
nuestra historia, Debemos aceptar y enfrentar este reto para sobrevivir.
Verlo no solo como una amenaza, sino como una nueva oportunidad que se
nos brinda para fortalecernos y hacernos mejores. El hecho nos obliga
también a analizar el teatro de la guerra y las circunstancias en que se
libra, en sus dos frentes; el externo (enemigo) y el interno (nuestro).
Examinarlo en un solo frente sería como ver una sola cara de la moneda;
Y más aún, hay que ver ambos frentes en interacción, pues uno, no
existe sin el otro.
Que el mundo ha
cambiado en los tiempos que vivimos se subraya especialmente y se acepta
como un apotegma, a pesar de que el mundo cambia constantemente. Desde
luego, se hace referencia implícita al cambió originado por el
cataclismo político, económico y social que significó el desmoronamiento
del socialismo soviético, que, impregnado quizás, de una inercia
histórica social del país donde surgió, fue llevado al desastre por sus
características zaristas y absolutistas que contribuyeron a lo sucedido,
entre otras causas. Esto ha conducido a que el viejo orden económico
capitalista establecido se haya hipertrofiado acromegálicamente en todos
los sentidos, lo que se refleja en su crisis multifactorial actual. El
Imperio Mundial, con su guerra eterna, está ahí, con todas sus armas de
nuevo tipo, incluyendo la mediática apoyada ahora por la digital. Sí
esta enfermedad endocrina de ese sistema no se detiene, en las
condiciones globalizadas existentes, no cabe duda que pereceremos todos,
incluyéndolos a ellos mismos.
Por lo tanto, para
enfrentar la Ciberguerra, que no es más que un capítulo de la guerra que
se nos hace, estamos obligados a cambiar. ¿Cómo? Pues en primer lugar
fortaleciendo nuestro frente interno y eliminar sus debilidades. Y para
eso hay que producir una serie de cambios estructuro-sociales que
conlleven a una transformación de nuestra mentalidad. Mentalidad que
debe ser reiniciada, renovada, actualizada, envuelta en el entusiasmo y
la atracción de los primeros tiempos de la Revolución, en el interés no
solo por el trabajo, sino por la vida misma, que elimine, el desgano, la
negligencia, la abulia, la apatía, el desinterés y lo más importante,
tal vez, para esta guerra que ya tenemos encima: que elimine la incredulidad existente,
que se manifiesta ya en opiniones y criterios negativos en todas partes
que socavan y agrietan el apoyo de la base social popular. Mantener
todo esto no ayuda en nada al frente interno ya que una incredulidad
económica, política y social es peor que una incredulidad religiosa.
Esta, aunque genera actitudes, pertenece a un mundo intangible,
metafísico, etéreo, abstracto. Aquella, a uno concreto, tangible, que
genera ideas equívocas que conducen a actitudes y acciones políticas y
sociales cotidianas erróneas; Hay que tomar medidas para restituir y
restablecer la credibilidad. Nos fortalecerá en todos los sentidos, en
la nueva guerra, que en definitiva es parte de la vieja, que se nos
hace. Se puede. Es difícil, pero se puede y la primera premisa es no
mantenerse asidos a los esquemas de los viejos órdenes económicos
conocidos: el fenecido y el hipertrofiado acromegálico. Hay que romper
diseños y no aplicar cosas conocidas y probadas que no han dado
resultados en ninguno de los dos casos.
El frente interno
debe ser fortalecido con independencia de nuestra voluntad y deseos. En
toda lid se manifiestan debilidades, cobardías y traiciones que
responden a intereses, pensamientos y sentimientos pusilánimes y
espurios que surgen por el camino durante la lucha. Las mismas se han
expresado ya entre nosotros en esta guerra cibernética en forma
prohibiciones y renuncias a su uso, y hasta en el sellado y bloqueos de
dispositivos para la no utilización y empleo de algunas de sus
variantes, cuestiones estas absurdas que reflejan, quizás, en el mejor
de los casos, una supina ignorancia. Son disposiciones y órdenes en el
frente interno completamente contrarias al normal desenvolvimiento..
Luchar contra ellas es un imperativo, incluso hasta con la jocosidad que
nos caracteriza, para evitar su nocivo enraizamiento que nos frene y
limite el desarrollo necesario; para evitar “tirar el sofá por la
ventana” y despojarnos de un útil objeto. Debemos explicar y convencer, a
los tomadores de esas decisiones, que a veces se toman por facilismo,
ligereza, simpleza o desconocimiento. Alertas debemos estar, sí, como lo
estamos contra el frente externo; guardianes debemos ser también en el
frente interno, porque estas medidas mal tomadas pueden ser peores y
hasta hacer más daños de los que nos puedan infligir nuestros enemigos y
pueden resultar irreversibles e irreparables, sobre todo en la
conciencia de los hombres afectando su credibilidad… y no podemos darnos
ese lujo.
En la base de esta lucha debemos mantener tres principios fundamentales:
- La unidad, basada en el colectivismo social.
- El pensamiento y el sentimiento (el sentipensamiento de E. Galeano) antiimperialistas
- La verdad como base de toda información y como fundamento de la credibilidad.
La unidad colectiva
social se logra fortaleciéndonos y mejorándonos en todos los campos,
sobre todo en el económico y social. Hacer lo que haya que hacer, que
debe ser nuevo, nunca antes puesto en práctica, donde todos sean dueños
de todo dentro de un marco laboral concreto, sea una finca, una fábrica,
un local, para producir bienes y servicios, aunque sea en usufructo,
“donde el productor no será un asalariado y dependerá de sus ingresos”
(Lineamiento 177), o sea, en otras palabras más asequibles “que se
trabaje a lo que de la mocha”, reduciendo al mínimo las formas
individualistas y egoístas que utilizan los capitalistas para el manejo
de toda la sociedad. No olvidemos que el socialismo no surge
espontáneamente, sino se construye y que el egoísmo es el peor mal del
mundo. Fue lo que pensaron Marx, Engels, Lenin y Martí, para, con y por
el bien de todos. Es una necesidad histórica, para revivir, el deseo, el
interés, los sueños; para matar la mortandad, la abulia y la apatía y
el desengaño que conllevan a la incredulidad y al desmoronamiento. Sí se
hace eso, surgirá la motivación y el interés social e individual, tan
imprescindible en estos momentos. Es lo que el pueblo desea.
Para mantener el
sentipensamiento antiimperialista, ahí están los hechos pasados y los
presentes de las potencias imperiales, que de por sí solo hablan,
enseñan, despiertan, abren ojos. Ahí está la quintacolumna que sufragan
en nuestro frente interno: las señoras pregoneras de alquiler,
manifestantes interesadas que son monitoreadas por capataces de
embajadas verificando el empleo que de su paga hacen. Ahí está la
diseñada y prefabricada en el exterior “bloguera bien pagá”: con su
temba “macho rico” (perdón, pero es que así le dicen y así lo conocen
dondequiera), haciendo las funciones de “guardaespaldas” y de devoto y
apegado esposo. Para ellos estas gentes son un negocio más, en el cual
invierten para después recuperar con creces Qué mejores ejemplos que
estos para continuar fundamentando nuestro sentipensamiento
antiimperialista.
El principio
principal del Imperio, su móvil de ayer, de hoy, de siempre, ha sido el
dinero (money) y el negocio (bussines). Ahí tienen a su Padre fundador
manteniendo la esclavitud para continuar explotando a sus esclavos
negros después de obtenida la independencia, Son esos los intereses que
han formado su mentalidad. Por otra parte, nosotros, históricamente, nos
ha acompañado otro principio ó práctica, que quizás sea el motor de
todas las demás heroicas tradiciones nuestras: actuamos por convicción,
por la idea que abrazamos, llámese independencia, libertad, lucha contra
la intervención y la ocupación, contra la dictadura, por la revolución,
por el socialismo y por el internacionalismo. Desde los mambises hasta
nuestros soldados internacionalistas en Angola y Etiopía -- que tuvieron
en el Ché el máximo paradigma inspirador --, nadie podrá señalar a un
cubano que haya cobrado un centavo por la causa que abrazó. Siempre ha
sido así. Nuestro Padre fundador dio libertad a sus esclavos y los
invitó a que se unieran a luchar por la independencia de Cuba… Martí y
Fidel han continuado el camino. Ese es el interés primordial formador de
mentalidad cubana.
Y por último la
verdad, la base de nuestras ideas y fuerzas morales, de nuestros
principios, prácticas y tradiciones heroicas, que siempre se han
sustentado en Cuba con la verdad. “Solo la verdad nos pondrá la toga
viril” sentenció uno de los más preclaros educadores cubanos. Virilidad
esta que se ha manifestado en todo momento. Sobran los ejemplos Grito de
Yara, La Protesta de Baraguá, el Grito de Baire, la oposición a la
intervención yanki, la Protesta de los Trece, la Revolución del 33, el
Grito del Moncada, el 30 de Noviembre, el desembarco del Granma, La
Sierra con su contraofensiva y victoria estratégicas, El Ataque a
Palacio, El Llano con su clandestinidad, Las Milicias Nacionales
Revolucionarias, La Limpia del Escambray, la proclamación del carácter
socialista de la Revolución “frente a sus propias narices”, Playa Girón,
la Crisis de Octubre, la resistencia y firmeza ante el derrumbe del
campo socialista. Si, es un simple recuento, de las muchas tradiciones
heroicas de nuestro patrimonio histórico ¿cómo no podremos enfrentarnos a
una nueva guerra, aunque la llamen Cibernética o como la llamen o
quieran llamar?
Por otra parte, si
tenemos en cuenta que el medio digital es el teatro de operaciones del
nuevo campo de batalla junto con sus actores, la verdad debe emplearse y
esgrimirse en todas las instancias, desde la primera hasta la última,
aunque parezca que nos va a dañar, pero que, al final, nos beneficiará y
fortalecerá. El hecho es que hay cientos de miles de cubanos
diseminados por todo el mundo, en misiones y emigrados. Tenemos además,
gracias a la Revolución, las más amplias relaciones con la mayor
cantidad de países en el mundo nunca antes conocida por la historia
cubana. Aparte que estas armas han llegado para quedarse a nivel
mundial, por sus propiedades, hacen que este sistema sea un sistema
completamente abierto y que la interrelación entre nuestros habitantes y
su diáspora, así como con otros habitantes del mundo a través de
Internet o del correo electrónico, sea constante e inmediata. La
inmediatez se ha convertido en más inmediata que nunca y ha puesto hasta
el mismísimo “palo periodístico” en crisis, diría yo. De nada vale
pues, ocultar, no dar o demorar una noticia o información y mucho menos
tergiversarla, falsearla, para manipularla y lograr un fin, como lo fue
en el caso de Irak. Ellos lo han hecho y lo hacen constantemente. Su
cinismo se basa en el engaño y la mentira. Acordémonos siempre que
debemos hacer todo lo contrario a esto.
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