Pedro Pascual
…la Universidad y la Educación Pública, la Sanidad Universal, la Justicia, los Servicios Sociales, etc?
Conocer el por qué de
estas obligaciones y derechos es clave, porque sin ello el resultado es
un enfrentamiento superficial como el que podemos observar estos días –
y años- en los medios de comunicación masivos en los que con cada vez
mayor asiduidad empiezan a participar “intelectuales de izquierda”.
Sin declarar el por qué,
el debate se concentra en una especie de riña entre los que señalan
“que hay el dinero que hay y con ello da para lo que da” y los que
indican que “sí que hay dinero y que esos derechos no se pueden recortar
por Justicia Social”
¿Y por qué?
Para explicarlo deberemos recuperar términos escondidos como plusvalía, trabajo no retribuido, trabajo excedente, plustrabajo, reproducción simple, etc.
Es decir, es vital poner de manifiesto los conceptos que Marx sacó a la
luz sobre el sistema de producción en el que estamos instalados. Por lo
tanto, los “intelectuales de izquierdas” han de oponerse a los
periodistas o analistas o economistas títeres indicando el por qué,
señalando que lo que es un hecho cierto es que de las 8 horas que
trabaja al día un asalariado, una hora o dos o tres corresponde a su
salario y que el resto de las horas trabaja gratis para el empleador, es
trabajo excedente, trabajo no retribuido, es aquel que produce la
plusvalía.
Y este por qué,
ese concepto de que nos pagan una ínfima parte de nuestra trabajo, con
el cual pagamos nuestra “hipoteca” o nuestras necesidades básicas, en
todo caso, dinero que regresa de nuevo a los capitalistas, hizo mella en
el proletariado del siglo XX que empezó cada vez a tener más fuerza y a
exigir más derechos ante tal evidencia. Esto junto a la revolución rusa
y la finalización de la 2ª Guerra Mundial dio como resultado el ya
conocido como Estado del Bienestar, en el que se admitieron ciertos
derechos para el asalariado como la Sanidad, la Educación, la Justicia,
los Servicios Sociales, etc, a cambio de no entregar el poder económico
en manos del proletariado y que los salarios ascendieran levemente. Es
decir, los trabajadores seguían trabajando unas horas gratis, la
plusvalía seguía existiendo, pero parte de esta debía ir al estado para
proporcionar estos derechos a los obreros. En definitiva, el obrero
seguía siendo explotado y seguía sin recibir el salario que le
correspondía, pero ahora disponía de una serie de derechos, –
conseguidos en todo caso tras décadas de violencia capitalista, años de
encarcelamiento, tortura y asesinatos-.
Y
ahora – en las últimas décadas- nos quitan esos derechos… ¡Porque no
hay dinero! Creo que ya es hora de que les espetemos en su puta cara el por qué de
esos derechos, porque los muy cabrones nos hacen creer que son el
resultado de la caridad o la piedad de las grandes fortunas o que son la
consecuencia de las épocas de crecimiento económico y por tanto cuando
este no se da, estos derechos se pueden eliminar hasta que “vuelva a
haber dinero.
Serán hijos de puta.
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