La desfachatez y la poca vergüenza de la “lideresa” no tiene límites al decir que “los
críticos del comisario Andor y del gobernador Linde se sienten llenos
de bondad porque dicen defender a los trabajadores, en un alarde de
hipocresía y de falta de solidaridad con los millones de parados.” (1)
Leonardo de Pisa Fibonacci
Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, la
arpía aspirante a ser la nueva Thatcher que no llegaba a fin de mes (2)
con 8.395,24 euros al mes en 2006 (100.742,91 euros anuales), arremete
nuevamente contra los trabajadores que “se niegan a cualquier reforma, incluso a las que buscan facilitar la contratación” (3).
El egoísmo de aquella “pobre” persona que tacha de insolidarios a los
trabajadores y percibía semejante sueldo, procedente de lo producido
-trasladado en forma de impuestos- por esos trabajadores a los que acusa
de insolidarios. La “pobre” vivía “sin llegar a fin de mes” a costa de
los trabajadores.
¿Qué quiere conseguir esta “persona” que representa a empresarios y banqueros?
La arpía egoísta Aguirre dice: “no
entiendo las furibundas reacciones que han provocado las recomendaciones
del comisario europeo de Empleo (¡para una vez que un comisario europeo
nos da un consejo interesante!), el húngaro László Andor, cuando nos
sugiere que implantemos el contrato laboral único. Ni las que acaba de
provocar el Gobernador del Banco de España, cuando en su informe sugiere
suprimir el salario mínimo para algunos trabajadores.“4
Es decir, extender la temporalidad a
todos los contratos mediante el Contrato Único, rebajando a los
indefinidos a la condición de temporalidad y de inseguridad laboral. Y,
es decir, mano de obra más barata liberalizando el Salario Mínimo
Interprofesional (el SMI está actualmente en 654,30 €), es decir, que
los empresarios pueden contratar a los desempleados de larga duración
por debajo de ese salario lo que va a implicar que el salario del resto
de trabajadores tienda a disminuir. ¿Cómo van a sobrevivir las familias
trabajadoras, si con el actual SMI apenas pueden pagar el alquiler de la
vivienda? Pretende “desangrar” más y más a los trabajadores para que
los empresarios y banqueros “chupen esa sangre” y engorden sus
beneficios.
Esta arpía es una apologista de la clase
de los grandes empresarios y sus beneficios. Una apologista de la
miseria para los trabajadores. Miseria que representa cómo estos
sinvergüenzas hacen caer el peso de la crisis económica sobre los
hombros de los trabajadores.
¿Cómo pueden ser egoístas estos “ángeles de la guarda” que “crean” empleo para los trabajadores?
La historia del capitalismo no es más ni
menos que la carrera egoísta de los empresarios y banqueros. La carrera
de su competencia por el control del mercado.
Para competir por el control del mercado
necesitan el aumento de los beneficios. Para aumentar los beneficios
necesitan la reducción de los costes. La reducción de costes va en la
dirección de las mejoras técnicas que exprimen en mayor medida a los
trabajadores. Ello implica el aumento de las capacidades productivas de
cada empresa para aumentar su peso en el mercado; para saturar el
mercado de sus productos frente a la competencia. Y, la reducción de
costes generales también la aplican en la dirección de reducir los
costes laborales: los salarios de esos “egoístas” trabajadores.
La reducción de salarios implica la
reducción del consumo por los trabajadores que se une a la saturación de
productos en el mercado que no tienen salida.
Los empresarios y banqueros con toda
“bondad” necesitan incrementar el consumo para que sus productos no
queden abandonados en los almacenes. Necesitan incrementar
artificialmente la demanda de productos mediante el crédito.
Esto implica el crecimiento económico
que da pie a la especulación, reincidiendo en la sobreproducción y,
cuando ésta ya no es capaz de ser soportada por la demanda, genera la
parada en seco de la producción, quiebra económica y financiera.5
Evidentemente las consecuencias de toda
esta carrera por maximizar beneficios y por el control del mercado recae
sobre los “egoístas” hombros de los trabajadores.
¿Cuál es el problema?
Por tanto, el problema no está en los
salarios de los trabajadores, incluso les resulta una contradicción. La
falta de contratación no es por culpa de los salarios. Se da porque han
generado una estructura de producción que sobrepasa lo que se puede
consumir. Así, la solución es la destrucción de lo que se denominan
fuerzas productivas -es decir, los despidos de trabajadores, el cierre
total o parcial de fábricas, la oxidación de máquinas paradas y
abandonadas, etc.- y el recorte de los derechos laborales de los
trabajadores “egoístas”.
Y parece que todavía no les es
suficiente y necesitan dar otra vuelta de tuerca con su hipócrita
justificación, para mejorar su posición económica en su competición por
el control del mercado.
El final de la historia:
Estos egoístas y su arpía están sentando
las bases para su final; los trabajadores les mandaremos a la basura a
puntapiés. Porque de la misma forma que ellos actúan en interés
individual de su clase social, los trabajadores actuaron, actuamos y
actuaremos de la misma forma y más unidos. Necesariamente debemos tomar y
tomaremos las riendas de la sociedad en el provecho colectivo.
Notas:
[1] http://esperanza.ppmadrid.es/contratacion/
[2] http://elpais.com/elpais/2006/11/21/actualidad/1164100624_850215.html
[3] http://esperanza.ppmadrid.es/contratacion/
[4] Ibídem.
[5] Recomendación de lectura del libro de Henri Houben: ” La crisis de 30 años ¿el fin del capitalismo? (http://www.jaimelago.org/node/23) y acto presentación del libro con el autor el 22 de junio de 2013 en Madrid (http://www.jaimelago.org/node/58).
[1] http://esperanza.ppmadrid.es/contratacion/
[2] http://elpais.com/elpais/2006/11/21/actualidad/1164100624_850215.html
[3] http://esperanza.ppmadrid.es/contratacion/
[4] Ibídem.
[5] Recomendación de lectura del libro de Henri Houben: ” La crisis de 30 años ¿el fin del capitalismo? (http://www.jaimelago.org/node/23) y acto presentación del libro con el autor el 22 de junio de 2013 en Madrid (http://www.jaimelago.org/node/58).
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