Finalmente ha tenido en cuenta a los
empresarios que llevan mucho tiempo alarmados por la cantidad de horas
que se pierden mensualmente por huelgas convocadas por estos sindicatos,
y por el boicot sistemático que mantienen a la negociación de cualquier
expediente de regulación de empleo (ERE), sea por extinción total o
parcial, lo que está sembrando la alarma entre muchos empresarios que
ven que sus beneficios no podrán subir tanto como tenían pensado.
Y no solo eso; Rajoy no ha sido
insensible al lema de la última manifestación del 1º de mayo, ‘No tienen
límite’, que, según dicen sus más allegados, le ha sumido en una
profunda depresión. De hecho ya había quedado bastante tocado con la
consigna ‘Quieren acabar con todo’ de anteriores convocatorias, porque
el presidente del gobierno consideró entonces que se estaba manipulando
con demagogia sus medidas de apoyo a los sectores más desfavorecidos.
Para aliviar tanta presión, que tiene
muy preocupado a los dirigentes de la Troika, es por lo que Rajoy ha
decidido convocar a los que considera máximos responsables de la
protesta callejera, incluso enfrentándose a algunos sectores mediáticos
como ‘la sinrazón’, ‘el abecedario’ o ‘el mundillo’ que califican a
estos líderes como antisistema.
Según círculos de Presidencia que han
preferido mantenerse en el anonimato, Rajoy estaría dispuesto a dar un
giro significativo, aunque pasajero, a su política económica, el tiempo
necesario para alejar la constante amenaza a la Huelga General que estos
líderes sindicales proclaman cada vez que les ponen delante un
micrófono. Y hará todos los esfuerzos necesarios para no tocar ninguna
de las medidas que ha decretado desde que accedió al gobierno, porque es
la condición que le han puesto los empresarios.
Pero lo que Rajoy no sabe es que Toxo y
Méndez lo primero que van a poner encima de la mesa, como condición
previa para empezar a dialogar, es una serie de exigencias entre las que
destaca:
. La derogación de las últimas reformas laborales, y de los recortes en prestaciones sociales.
. Paralización por ley de todos los procesos en curso de privatización de servicios públicos.
. Restitución a todos los afectados (jóvenes, inmigrantes, etc) de sus derechos a una sanidad universal.
. Devolución a todas las personas desahuciadas de su primera vivienda.
Aunque este planteamiento no haya
trascendido ni hecho público (por cortesía hacia el interlocutor), es un
secreto a voces que estos dirigentes sindicales, dada su trayectoria de
los últimos años, no aceptarán negociar nada sin que previamente se
restituyan derechos pisoteados desde mayo de 2010. Porque además, si
ellos no lo tuvieran claro, sus bases les apearían del cargo si
percibieran cualquier tipo de vacilación al respecto. La tradición
combativa de la clase obrera acuñó lo que podría ser uno de sus
principales mandamientos: «No pactarás con quien te está robando, al
menos mientras no te devuelva lo robado».
Por todo ello, los analistas más
perspicaces pronostican que la reunión no durará más de 15 minutos,
conocido el talante de estos dirigentes sindicales que a sus posiciones
de firmeza les gusta acompañarlas con gestos que no ofrezcan ninguna
duda.
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