La Corte Constitucional guatemalteca deja sin efectuado lo actuado en el juicio a partir del 19 de abril
Noticia de Casapueblos-AEDD
El exdictador había sido condenado por genocidio y crímenes contra la humanidad
Los abogados defensores alegan que
Ríos Montt se había quedado sin defensa porque el 19 de abril su abogado
fue expulsado brevemente de la sala
La campaña contra los impulsores del juicio y contra la sentencia ha sido intensa
Olga Rodríguez
Ríos Montt esquiva la cárcel, al menos
de momento. Como muchas víctimas supervivientes de la dictadura temían,
las presiones por la anulación de su condena han funcionado. Tres de
los cinco magistrados de la Corte Constitucional han votado a favor de
la anulación tras analizar un recurso planteado por los abogados
defensores, que alegan que el exdictador se quedó sin defensa porque el
día 19 de abril su abogado fue expulsado brevemente de la corte después
de haber acusado al tribunal de parcialidad.
Con este pronunciamiento queda por
tanto sin efecto la sentencia que condenaba a 80 años de prisión al
exdictador por genocidio y crímenes contra la humanidad, por la muerte
de casi 2.000 indígenas ixil entre 1982 y 1983. Durante la dictadura
murieron o desaparecieron 250.000 personas, la mayoría indígenas y
civiles, y miles de mujeres fueron víctimas de violencia sexual. Según
estableció la propia ONU, el 93% de aquellos crímenes fueron perpetrados
por militares y paramilitares.
Ríos Montt ha recibido la noticia de
la anulación de su condena desde el hospital militar en el que le
ingresaron hace días, tras su primera noche en prisión, por problemas de
hipertensión.
La patronal empresarial había demandado la anulación
La patronal empresarial había demandado la anulación
La campaña contra el juicio a Ríos
Montt ha sido intensa. Durante el proceso hubo presiones que intentaron
entorpecer su avance, tal y como han denunciado víctimas y diversos
defensores de los derechos humanos. Tras la sentencia, la patronal
empresarial criticó con dureza el juicio contra el exdictador y demandó
la anulación de su condena.
Sectores conservadores difamaron e
intentaron deslegitimar a impulsores del juicio, como la Premio Nobel de
la Paz Rigoberta Menchú, llamándoles “traidores de la paz” y “oenegeros
mercenarios” en un documento titulado “Rostros de la infamia”.
El propio presidente del país, Otto
Pérez Molina, que ha negado que hubiera genocidio en Guatemala y que se
ha visto salpicado por el proceso judicial ya que fue jefe de
inteligencia militar en la dictadura, quiso subrayar la semana pasada
que la condena contra el exdictador no era definitiva.
Según lo decidido ahora por la Corte
Constitucional, deberán repetirse todas las diligencias realizadas
dentro del juicio a partir del 19 de abril. En esa fecha ya se había
tomado declaración a alrededor de 100 indígenas ixil testigos de las
masacres. Pero según diversos abogados y expertos, aún no está claro si
su testimonio seguirá incluido en el proceso o si se iniciará un nuevo
juicio.
Con la anulación de la condena a Ríos
Montt también se anula la absolución del exdirector de inteligencia
durante la dictadura, José Mauricio Rodríguez Sánchez, y otras medidas
establecidas por la jueza Yasmín Barrios, como la obligación del Estado
de pedir perdón a las víctimas de las masacres.
Tan lejos, tan cerca: un primer paso contra la impunidad
El genocidio en Guatemala era, hasta
el inicio del juicio, una desgarradora injusticia olvidada que sigue
marcando el día a día del país, con una mayoría de la población
discriminada, sin acceso a cargos públicos, sin igualdad de
oportunidades. En una nación caracterizada por la impunidad, lo que
parecía imposible ocurrió, pero por poco tiempo. Cuando la jueza Yasmín
Barrios dictó sentencia contra Ríos Montt hace poco más de una semana,
las víctimas presentes en la sala entonaron este célebre cántico:
“ Aquí solo queremos ser humanos, comer, reir, enamorarse, vivir, vivir la vida, no morirla”. Y corearon: “Sí hubo genocidio”.
Esa condena ahora anulada fue un
primer paso contra la impunidad y hacia la justicia. “Si no se resuelve
la impunidad del pasado, se instala la impunidad en el presente”,
señalaba hace unos días en eldiario.es Sandino Asturias, coordinador del
Centro de Estudios de Guatemala.
Organizaciones defensoras de derechos
humanos de todo el mundo acogieron con optimismo el proceso contra el
exdictador y siguen de cerca los acontecimientos judiciales. Las
víctimas insisten en que la presión social y mediática es clave para el
avance de la justicia y de los derechos humanos, en un momento en el que
el juicio contra el genocidio ha acaparado la atención internacional.
“No apartéis la vista de Guatemala, por favor”, escribía
anoche, tras la anulación de la condena, un joven guatemalteco en las
redes sociales. "El dictador se ríe de nuevo de sus víctimas", lamentaba
otro.
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