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viernes, 5 de abril de 2013

PERSPECTIVAS ABIERTAS SOBRE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA EN SU ENCRUCIJADA HISTÓRICA


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Es imposible pensar que una transformación tan grandiosa como es el pasaje de la sociedad capitalista a la sociedad socialista pueda realizarse de un plumazo feliz. Considerar esta posibilidad es, nuevamente, darles crédito a concepciones claramente blanquistas. La transformación socialista supone una lucha prolongada y tenaz, en el curso de la cual es bastante probable que el proletariado sufra más de una derrota, de modo que la primera vez, desde el punto de vista del resultado final de la lucha , necesariamente llegará al poder “inoportunamente”. Rosa Luxemburgo (Reforma o Revolución)
Toussaint Louverture
La muerte el pasado 5 de marzo del Comandante Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y cabeza visible de los  gobiernos progresistas de América Latina ha dejado huérfano al conjunto de las masas oprimidas por el capitalismo, el imperialismo y el neocolonialismo. Desde las montañas de Colombia hasta los humildes barrios de Gaza, desde las humildes favelas brasileiras hasta las minas de Sudáfrica, pasando por la periferia de Caracas, millares de trabajadores, campesinos, estudiantes, intelectuales conscientes, Jefes de Estado, militares patriotas, dirigentes políticos y sindicales, en definitiva toda la humanidad progresista ha lamentado profundamente la muerte de este titán que durante 14 años encabezó este proceso en pos de construir una Venezuela independiente, democrática y solidaria con el conjunto de los pueblos que luchan por su emancipación verdadera de las manos del imperialismo que día a día las condena al saqueo y a la miseria.
Los logros conseguidos hasta ahora desde que en 1999 Chávez tomo posesión como presidente son incuestionables. La pobreza se ha reducido 20 puntos porcentuales (del 48,6 por ciento al 27,8), la pobreza extrema se redujo 11,5 puntos (de un 22,2 a un 10,7 por ciento) gracias a la creación de las diversas Misiones Bolivarianas que han ayudado a sacar de la marginalidad y de la pobreza a multitud de personas en suburbios y aldeas. Las políticas sociales del gobierno bolivariano hicieron además reducir el índice de desnutrición a la mitad (de un 7,7 a un 3 por ciento). Por su parte y gracias a la ayuda internacionalista de miles de médicos procedentes de la Cuba socialista mediante la misión “Barrio Adentro” han llevado la sanidad a suburbios y aldeas donde no había habido nunca acceso a la atención médica, millones de personas fueron atendidas y se calcula que salvaron la vida a 300.000 personas. El analfabetismo, mal endémico en la Venezuela de la IV República con 1,5 millones de personas que no sabían ni leer ni escribir, ha sido totalmente erradicado declarando la UNESCO a Venezuela “Territorio Libre de Analfabetismo” en 2005. Según el índice de Gini la desigualdad social se ha reducido entre un 2 y 3 por ciento anualmente desde 2003.
Por su parte y al contrario de lo que sostienen los medios de comunicación masivos propiedad de los monopolios, la Revolución Bolivariana ha supuesto la conquista y fortalecimiento de multitud de derechos democráticos. El gobierno bolivariano ha incluido a centenares de miles de personas que se encontraban sumidas en una marginalidad absoluta en los censos electorales. La creación de los Consejos Comunales en barrios y centros de trabajo, embrión de los futuros  órganos de poder obrero y popular, han supuesto el despertar político de millones de trabajadores y campesinos que se encontraban con anterioridad marginados de los asuntos públicos. Además la Constitución bolivariana aprobada en 1999 reconoce la oficialidad de los idiomas indígenas y tres escaños permanentes reservados a las comunidades indígenas en la Asamblea Nacional, así como multitud de leyes dirigidas a terminar con la histórica discriminación racial existente en Venezuela[i].
Además Venezuela ha tejido un amplio marco de cooperación internacional con la creación de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que por primera vez agrupa al conjunto de los estados Latinoamericanos sin contar con la presencia de los países imperialistas y tradicionalmente colonizadores de la zona como es el caso de EEUU en la Cumbre de las Américas y España en la Cumbre Hispanoamericana.  Venezuela ha sido la principal impulsora del ALBA (Alternativa Bolivariana de las Américas), un marco de cooperación internacional en materia económica, social y comercial que pretende estrechar lazos entre los diversos gobiernos progresistas latinoamericanos de Ecuador, Bolivia, Nicaragua y la heroica Cuba socialista. Alejándose de la tradicional dependencia estructural del bloque imperialista dominante dirigido por Estados Unidos y la U.E., y aproximándose a potencias emergentes como Brasil, Rusia y la República Popular China, y tejiendo lazos con países que se oponen con firmeza a la hegemonía imperialista como Siria, Irán y Bielorrusia, así como con países socialistas como la República Socialista de Vietnam o la República Popular Democrática de Corea.
En definitiva el proceso bolivariano ha convertido a Venezuela en un bastión de la humanidad progresista, una trinchera en la lucha contra el Bloque imperialista dominante (EEUU y la U.E. principalmente). No nos cabe la duda que el imperialismo en las semanas próximas a la muerte del comandante reforzará su maquinaria con el fin desestabilizar la revolución. Ya se ha anunciado la posibilidad de que el cáncer del Presidente fuera inoculado externamente y se ha expulsado a un funcionario de la Casa Blanca que había acudido a Venezuela con el fin de captar a militares con fines golpistas. Los grandes medios de comunicación controlados por los oligopolios mediáticos han vuelto a iniciar una infamante campaña contra la figura del comandante aún cuando su cuerpo todavía se encontraba caliente y han dado su apoyo incondicional al candidato de la oligarquía Enrique Capriles.
Llegados a este punto los comunistas debemos realizar un análisis de clase sobre en qué punto se encuentra el proceso. Formalmente Venezuela está aplicando un programa de “construcción del socialismo”. Sin embargo ese socialismo que sirve de guía a la revolución bolivariana no es el socialismo científico elaborado y desarrollado por Marx, Engels y Lenin, sino en el llamado “socialismo del siglo XXI” teorizado por el sociólogo alemán Heinz Dieterich, este socialismo huye de las connotaciones de clases propias del socialismo científico, parte de una teoría del Estado y la sociedad  interclasista, y niega el papel histórico de la clase obrera como sujeto revolucionario a favor de los llamados “sujetos emergentes”. En definitiva según diría Marx el “socialismo del siglo XXI” no se encuadra dentro del socialismo científico sino que es una suerte de socialismo pequeño burgués que pretende aliviar la penuria de los sectores explotados sin alterar radicalmente la estructura de producción capitalista[ii].
Esto se ve con más claridad cuando observamos más detenidamente los indicadores que hay sobre la estructura económica de Venezuela. En primer lugar Venezuela sigue siendo un país que en esencia sigue siendo exclusivamente dependiente de las rentas petroleras como hace casi un siglo, lo que cambió con la llegada de Chávez a la presidencia fue la realización de una mejor distribución de las rentas petroleras entre los sectores más desfavorecidos, un mayor control estatal de la industria petrolera, y una limitación en el manejo de los recursos petroleros por parte de EEUU y las potencias imperialistas extranjeras (aunque aún siguen manteniendo un comercio fluido con estas). Sin embargo las rentas petroleras no han sido aplicadas en la construcción de una industria socialista nacional, esto hace que Venezuela sea aún casi exclusivamente dependiente de sus recursos petrolíferos y de sus recursos petrolíferos y de los créditos externos, lo cual conduce a un aumento de la deuda externa que a su vez tiende a aumentar la inflación de determinados productos y puede ocasionar a largo plazo la reducción de los salarios reales.
Por su parte el proceso de socialización de los medios de producción que debe venir acompañado a toda revolución que se considere socialista no se está produciendo en Venezuela. La inmensa mayoría de las fuerzas productivas y las empresas venezolanas se encuentran todavía en manos privadas, (sólo un 30 por ciento de la economía puede ser considerada de propiedad social). Es decir a pesar de determinas nacionalizaciones de diferentes sectores estratégicos de la economía la burguesía venezolana todavía conserva una parte importante de su base material (y un poder mediático considerable) con el que puede hacer revertir el proceso. La maquinaria del estado burgués, a pesar de haberse sometido a reformas de carácter democrático y progresista, todavía se mantiene, y en los círculos dirigentes del oficialismo se están empezando a entrever casos  de burocratismo y corrupción propios de los remanentes de la anterior etapa colonial[iii].
La etapa en la que se encuentra hoy en día la revolución en Venezuela no corresponde con la de la revolución socialista, sino que corresponde con una etapa revolucionaria de liberación nacional antiimperialista, patriótica y democrática. Esta revolución lo que busca principalmente es la emancipación nacional y económica de un Estado que hasta hace unos años estaba estructuralmente ligado al capital monopolistas y financiero de EEUU y tenía graves deficiencias en lo que se refiere a independencia política. El golpe principal de esta revolución va dirigido contra el bloque imperialista principal (especialmente “el hermano mayor americano”) y contra la oligarquía compradora “vende patria” que durante décadas ha sido la mamporrera de de las multinacionales sirviéndoles en bandeja los recursos naturales de la nación. No obstante la base social en la que se apoya la revolución bolivariana es fundamentalmente interclasista, agrupa a diversos sectores sociales desde la clase obrera, el campesinado pobre, los indígenas, los sectores marginados de las grandes urbes… Pero quien hasta ahora ostenta la dirección política del proceso son en esencia sectores de la pequeña burguesía y burguesía media.
De estos sectores de la población proceden importantes cargos del “oficialismo” que han aquejado comportamientos burocráticos y corruptos, y que ven el proceso como un simple elenco de medidas social-reformistas que ayude a mitigar en lo posible la difícil situación de las clases populares venezolanas y la consecución de una independencia económica que le haga a su vez hacerse hueco  y desplazar a la tradicional oligarquía como clase dominante. Las derivas que puedan tomar estos sectores una vez que este avanzado el proceso pueden ser muy peligrosas, estos sectores si siguen teniendo la dirección del proceso llegado a un punto de inflexión pueden llegar al pacto con el imperialismo y con la oligarquía con el fin de salvar sus intereses.

Contradicciones internas y la nueva dirigencia revolucionaria.

La revolución bolivariana como todo cambio y proceso de transformación social no está exenta de las leyes de la dialéctica y en su seno se ha dado controversias y situaciones contradictorias. Una de ellas fue la ruptura del entonces Ministro de Defensa Raúl Isaías Baduel con el proceso al oponerse a la Reforma Constitucional promovida en 2007, que fortalecía los órganos del poder popular (Consejos Comunales) y preveía un mayor control social de la economía, bajo el argumento de que esta reforma convertiría a Venezuela en un “Capitalismo de Estado”, notables intelectuales como Dieterich apoyaron las posiciones de Baduel lo cual ocasionó una fuerte controversia en el seno de la revolución y entre la izquierda internacional misma.Finalmente Baduel se descubrió como agente de la oligarquía y se descubrió su implicación en un caso de corrupción, (en concreto se le acusó de apropiación indebida de 30 millones de bolívares durante su gestión como ministro), hecho por el cual fue condenado en 2010 a 8 años de prisión.
Otra controversia surgió con la creación en 2008 del Partido Socialista Unificado de Venezuela con la pretensión de determinados sectores del “chavismo” de absorber al histórico Partido Comunista de Venezuela, felizmente el PCV no se dejó arrastrar por los “cantos de sirena” y tomo la  decisión de seguir manteniendo su independencia política sin dejar de apoyar críticamente el proceso.
El proceso ha tenido sus aspectos contradictorios, ha tomado medidas indudablemente progresistas y revolucionarias como es la participación popular en la defensa del proceso revolucionario con la creación de una Milicia Bolivariana que actualmente cuenta con 800.000 voluntarios; con medidas más dudosas como la colaboración con la sanguinaria  oligarquía colombiana en la captura y extradición de combatientes revolucionarios de las FARC-EP y el ELN.
La muerte de Chávez abre multitud de incógnitas sobre el desarrollo del proceso, los más agoreros (y mal intencionados) han sentenciado que muerto el Comandante la Revolución tiene sus días contados. Nosotros no debemos caer en el idealismo de que los procesos son obra de un “Líder-Guía” omnipotente, los procesos son obra de los pueblos y las masas que los impulsan y en ellos está la posibilidad de que se resuelvan con éxito.
El hombre elegido para sustituir a Hugo Chávez da confianza para esperar que el proceso vaya resolviendo con éxito sus contradicciones y lo conduzca hacía su profundización y radicalización. Nicolás Maduro no es un hombre de origen burgués, ni pequeñoburgués, ni un militar patriota como su predecesor, es un obrero con una larga experiencia en la lucha de clases. Conductor del Metro de Caracas, fue un importante dirigente sindical de su ramo curtido en multitud de huelgas y diversas luchas. Militante de la Liga Socialista, en la década de los 90 entro a formar parte del Movimiento V República (Plataforma electoral de Chávez para las elecciones de 1998), siendo elegido diputado en la Asamblea Nacional en el 2.000, Presidente de la misma en el 2005, Ministro de Asuntos Exteriores en el 2006 y elegido Vicepresidente de la República en 2012.
Este es el hombre que el 14 de Abril deberá enfrentarse al candidato de la derecha oligárquica Capriles, prueba que previsiblemente superará sin muchos contratiempos. Más difícil es la resolución concreta que este proceso plantea, abandonar la dependencia exclusiva del petróleo, diversificación de la economía nacional, superación definitiva de los problemas endémicos heredados del anterior régimen (delincuencia masiva, corrupción, extrema pobreza, marginalidad…), eliminación de la base material que permite subsistir y sabotear el proceso a la oligarquía vende patrias, avance en la socialización de los medios de producción y formación de un Frente Antiimperialista continental que haga frente y suponga una barrera al asalto de EEUU y sus potencias acólitas a los pueblos de Latinoamérica.
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Para poder cumplir todas estas condiciones es esencial que se refuerce el partido que objetivamente representa los intereses de la clase obrera, el Partido Comunista de Venezuela (P.C.V.). Un Partido que como reconoció Maduro en su Conferencia partidaria, nunca abandonó los principios del marxismo-leninismo, nunca traicionó una lucha obrera, sus dirigentes supieron mantenerse siempre firmes en la legalidad y en la clandestinidad, nunca abandonó su ideal revolucionario por conseguir una nueva sociedad en donde no exista explotación del hombre por el hombre y donde el imperialismo sea historia[iv].
Hay aspectos que posibilitan ver un reforzamiento de la influencia del PCV en el proceso bolivariano, la importante subida en las elecciones donde se presentó dentro de la candidatura oficialista, la creación por parte de Maduro de una dirección colectiva de la revolución (petición formulada por el PCV desde hace tiempo) y el propio discurso que Maduro dio en la Conferencia convocada por el PCV para darle su apoyo en las próximas elecciones. La clase obrera en Venezuela ha tenido una posición bastante débil debida principalmente a la situación de dependencia semicolonial a la que estaba sometido el país caracterizado por un bajo desarrollo de la industria y las fuerzas productivas en general, por eso es importante el avanzar en la reindustrialización del país, entre otros motivos para fortalecer la composición de la clase obrera.
El PCV ha realizado una propuesta estratégica, en su programa de partido, que es de vital importancia y transcendencia en un documento titulado “Trascender del actual Estado burgués, por un Estado Popular democrático y Revolucionario”. En este documento el PCV mantiene el carácter de clase burgués del actual Estado Venezolano y su papel histórico en la dominación sobre las clases populares que ha ejercido la oligarquía venezolana y el imperialismo a través de dicho Estado. El PCV denuncia que la democracia burguesa juega un papel fundamental en la dominación de clase y en encubrir y legitimar los intereses de la burguesía y los monopolios antes las grandes masas, para ello se remonta a la etapa histórica en la IV República de alternancia política entre los dos partidos de la oligarquía, los “adecos” y los “copeianos”. La maquinaria de este Viejo Estado sigue en lo esencial en pié y como tal es necesario desmantelarla y sustituirla por un nuevo Estado Popular, Democrático y Revolucionario, tal y como expresa el PCV en su programa:
 “Superada la política neoliberal de la década de los 80 y 90, que buscaba reducir al máximo el papel del Estado en la sociedad, se inaugura una nueva etapa del Estado venezolano sustentado en la práctica de la llamada democracia participativa y protagónica, a través de la transferencia de competencias y recursos a los niveles más locales del aparato burocrático y la incorporación de organizaciones populares en la gestión estatal. Sin embargo, estos cambios no son capaces de modificar el carácter de clase del Estado, solamente busca facilitar los procesos burocráticos. La teoría marxista leninista y la praxis de las diferentes revoluciones socialistas han demostrado que la real transformación del Estado está condicionada al cambio en las relaciones sociales de producción, a partir del control efectivo de la clase obrera y los trabajadores sobre la administración de los recursos producto de su propio trabajo. El único Estado que servirá realmente a los trabajadores y trabajadoras es el Estado Democrático Popular Revolucionario en la perspectiva de construcción socialista.”[v]
El papel del PCV como apoyo crítico dentro del proceso bolivariano debe fortalecerse y consolidarse, así como debe fortalecerse y consolidarse su relación con el conjunto de masas oprimidas de Venezuela y esforzarse por reforzar el papel de la clase obrera en el proceso. Debe servir de un fuerte puntal de apoyo al Presidente Maduro frente a los elementos oportunistas y corrompidos que busquen la conciliación con la oligarquía venezolana y el imperialismo. El PCV debe convertirse en la vanguardia del conjunto de las clases populares y ser la garantía de la victoria de la Revolución. Para ello el actual Estado Burgués Venezolano debe transformarse en un Estado Popular, Democrático y Revolucionario bajo la dirección de la clase obrera y las masas campesinas pobres, y en donde se mantenga una alianza táctica con la pequeña y mediana burguesía, y con los sectores intelectuales progresistas. Para ello se debe desarrollar el poder obrero y popular en los centros de trabajo y en las fábricas mediante la profundización y el desarrollo de los Consejos Comunales y los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras, como base del nuevo poder, regular la participación de los órganos de control obrero en la producción de las empresas estatales.
Fortalecer la participación popular del conjunto de las masas en la defensa de la Patria y la Revolución de los ataques y amenazas imperialistas bajo el concepto de “Guerra de todo el Pueblo”, bajo el cual cada obrero y campesino tiene un papel y un lugar en la defensa de la Revolución, a diferencia del viejo aparato burgués que lega el monopolio de la defensa a un cuerpo militarizado y ajeno a los intereses de las amplias masas.  La liquidación completa y total de los latifundios y eliminación como clase de los terratenientes, clase rancia y visceralmente contrarrevolucionaria, que no ha dudado en asesinar a centenares de dirigentes campesinos utilizando para ello grupos paramilitares. La nacionalización de los sectores estratégicos de la producción y el control obrero y popular de estos. En definitiva este nuevo estado debe seguir profundizando estos cambios en pos de conseguir construir un nuevo modo de producción donde los medios de producción estén en manos de toda la sociedad para poder satisfacer las necesidades de las amplias masas y corregir los desequilibrios causados por siglos de colonialismo, saque y dependencia. Ese sistema es el SOCIALISMO.

[i]“Gobierno Bolivariano de Venezuela, 13 años de avances”. http://venezuela-us.org/es/wp-content/uploads/2009/05/Fact-Sheet-13-in-13-ESP.pdf
[ii] “Los errores del estalinismo frente al Socialismo del siglo XXI” Aporrea. http://www.aporrea.org/ideologia/a30750.html
[iii] “¿Por qué Venezuela no puede ser socialista?”. http://danielcastroaniyar.over-blog.com/article-66814844.html
[v]  “Trascender del actual Estado Burgués, por un Estado Popular, Democrático y Revolucionario” Tribuna Popular. http://prensapcv.wordpress.com/2013/03/14/pcv-trascender-el-actual-estado-burgues-por-un-estado-popular-democratico-y-revolucionario/

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