Emiliano Gómez Peces
“Todo lo que el hombre quiere, lo sueña primero”
La pensadora, ensayista y poeta española María Zambrano Alarcón
nace el 22 de abril de 1904 en el malagueño pueblo de Vélez-Málaga,
hija del pensador y pedagogo Blas José Zambrano, y allí permanece sus
primeros cuatro años de vida. Es en 1909, y tras una breve estancia en
Madrid, cuando sus padres -ambos maestros-, se trasladan a Segovia,
lugar donde transcurre su adolescencia. El ambiente intelectual se
respira en casa de los Zambrano, del que es habitual visitante el poeta
Antonio Machado.
Maria
Zambrano inicia en 1921 sus estudios de Filosofía y Letras en la
Universidad Central de Madrid, asistiendo a las clases de Ortega y
Gasset, García Morente, Besteiro y Zubiri. En 1928 se le diagnostica
tuberculosis, enfermedad que marcará el resto de su vida. Vivió muy de cerca los acontecimientos políticos de aquellos años, de cuya vivencia fue fruto su primer libro “Horizonte del liberalismo” (1930). Defensora de la República, Zambrano se revela como articulista para defender sus ideales.
Durante
cinco años -de 1931 a 1936- es profesora auxiliar de la Cátedra de
Metafísica en la Universidad Central. Comenzó a colaborar en la Revista
de Occidente, luego en Cruz y Raya y en la revista Hora de España.
Durante los años de la II República conoce y entabla amistad con José
Bergamín, Luis Cernuda, Miguel Hernández , Jorge Guillén y Emilio
Prados. El 14 de septiembre de 1936 contrae matrimonio con Alfonso
Rodríguez Aldave, y dado que éste ha sido nombrado secretario de la
embajada española en Santiago de Chile, parten hacia allí. En esta
ciudad trabajará activamente por la causa republicana. En
el camino hacen parada en La Habana donde conocerá a José Lezama Lima,
que se convertirá en uno de sus grandes amigos y valedores.
En 1937,
el mismo día en que cae Bilbao, María Zambrano y su marido regresan a
España; a la pregunta de por qué vuelven si la guerra está perdida,
responderán: “por eso”. Reside primero en Valencia y posteriormente en
Barcelona. Dirá: «Nuestro pueblo lucha por todos los pueblos del mundo y ellos lo saben».
Su marido se incorpora al ejército, y María Zambrano colabora en
defensa de la República como Consejera de Propaganda y Consejera
Nacional de la Infancia Evacuada.
El 28 de
enero de 1939 María Zambrano cruza la frontera francesa, dejando atrás
todo lo suyo, camino del exilio, en compañía de su madre, su hermana y
el marido de ésta. Tras
una breve estancia en París, donde entabló amistad con Albert Camus y
René Char, posteriormente vivió en México. En Morelia es nombrada
profesora en la Universidad San Nicolás de Hidalgo. Conoce y entabla
amistad con Octavio Paz y León Felipe. También en ese año publica Pensamiento y Poesía en la vida española, y Filosofía y Poesía,
a lo que seguirá una intensa actividad literaria. En 1942 es nombrada
profesora de la Universidad de Río Piedras, en Puerto Rico. Poco a poco,
se va dibujando en ella la necesidad de atender a eso que empieza a
denominar “razón poética“.
En 1946,
viaja a Paris, donde encuentra a su hermana Araceli, torturada por los
nazis, al borde de la locura. Ya no se separarán nunca. En 1948 se
separa de su marido y vuelve a La Habana ahora acompañada de Araceli,
donde habrán de quedarse hasta 1953, fecha en la que viajan a Roma. Por
aquel entonces escribirá algunas de sus obras más importantes: El hombre y lo divino, Los sueños y el tiempo, Persona y democracia,
entre otros. En 1964 abandona Roma, de donde es expulsada por la
denuncia de un vecino fascista, a causa de los muchos gatos que tenía en
su apartamento. Siempre acompañada de su hermana, se instala en el Jura
francés. Araceli muere en 1972 y María sigue en su retiro de La Pièce,
con algún intervalo en Roma. Escribe Claros del bosque y empieza De la aurora. El giro hacia la mística se ha efectuado.
Mientras
tanto, en España poco a poco se empieza a conocer a la escritora. En
1981 se le otorga el Premio Príncipe de Asturias. Desde Ginebra, donde
se había instalado en 1980, regresaría por fin a Madrid en 1984, después
de cuarenta y cinco años de exilio. En 1988 le fue concedido el premio
Cervantes de Literatura. Falleció en la capital española el 6 de febrero
de 1991.
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