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lunes, 15 de abril de 2013

FUERZAS DE CAMBIO Y FUERZAS REACCIONARIAS EN ESPAÑA

15.04.2013.

La conjunción de la crisis económica y social de un lado, y de la política de otro, convierten en muy volátil a la situación española con la posibilidad de diferentes escenarios impensables hace escasamente algunos meses.

Jesús Sánchez Rodríguez[

                                                                           
Los cinco años de crisis financiera y económica en España han provocado toda una batería de recortes en derechos económicos y sociales, en paralelo a la agravación de la situación económica, cuyo objetivo es la voladura del Estado de Bienestar, la reducción de los costes salariales y el disciplinamiento de las relaciones laborales para apuntalar un sistema financiero arruinado y recuperar las tasas de beneficios del capital.
La intensa degradación de las condiciones de vida de una gran parte de la población, el insoportable nivel de paro y el desmantelamiento de los pilares básicos del Estado de Bienestar - educación, sanidad, seguro de desempleo, pensiones -, han llevado de un lado a una creciente movilización popular, cuyas cotas más altas se alcanzaron durante el primer año de gobierno del PP, en 2012, y, de otro, a consecuencias políticas inevitables que se traducen en el desprestigio y rechazo del actual régimen político. Desprestigio reforzado por una situación de corrupción generalizada que afecta especialmente a la monarquía y el partido en el gobierno.
Este último aspecto se concreta en la crisis de tres de los principales pilares de dicho régimen salido de la transición española a la democracia en los años 70 del siglo pasado. Crisis de la monarquía, desgastada por los casos de corrupción que la rodean y el comportamiento nada edificante del monarca. Crisis del sistema bipartidista, sustentado en la alternancia en el poder de la socialdemocracia y los conservadores, debido al fuerte deterioro de los dos grandes partidos y el ascenso de otros partidos hasta ahora minoritarios. Y crisis de la arquitectura territorial construida en la transición, con el proceso puesto en marcha en Cataluña con el objetivo de alcanzar su independencia manteniendo su pertenencia a la UE. A ello se debe añadir el desapego de la opinión pública española respecto a UE, vista en estos momentos más como parte del problema que como la solución, debido sobretodo a las exigencias asfixiantes provenientes de la troika y la actitud soberbia e insolidaria de Alemania.
La conjunción de la crisis económica y social de un lado, y de la política de otro, convierten en muy volátil a la situación española con la posibilidad de diferentes escenarios impensables hace escasamente algunos meses. Algunos de estos escenarios aislados o mezclados son la transición a una forma de Estado republicana, la independencia de Cataluña y el impulso en el mismo sentido en Euskadi, la salida de España del euro y posiblemente de la UE, y la llegada al gobierno de fuerzas genuinamente de izquierdas con un programa representativo de los objetivos de las clases populares.
Estos escenarios están claramente interconectados entre sí, y la profundización en cualquiera de ellos tendría una clara repercusión en los otros, generando a su vez la movilización de fuerzas favorables y contrarias a su consecución. Si las movilizaciones se han intensificado y las clases populares han superado el miedo y han roto con la apatía, si la opinión pública ha roto con certezas sociales y políticas consideradas irreversibles como eran la monarquía, la pertenencia a la UE, la existencia del capitalismo o la estructura autonómica del Estado; por otro lado la derecha está reforzando su aparato mediático y represivo para contener la ola de desafección, indignación y protestas de la clases populares. Toda una campaña de desinformación, de amenazas y de criminalización se ha orquestado en torno a las movilizaciones sociales y al proceso abierto en Cataluña, y veremos la extensión de la misma si se profundizan las tendencias hacia la república, la salida del euro o la llegada de un gobierno de izquierdas.
Un último escenario no es descartable, si la situación social, económica y política continúa degradándose y las tendencias presentes en las clases populares consiguen ser bloqueadas de alguna manera por las fuerzas conservadoras, la posibilidad de un estallido social como los que han conocido América Latina hace apenas una década o, más recientemente, el mundo árabe, puede hacerse presente en cualquier momento. Y no solamente en España.

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