Steven Spielberg vuelve con otra película histórica, Lincoln, y vuelve, otra vez, a cambiar los hechos por la ficción de los deseos. Como indica Michael McGehee en su análisis de la obra, Lincoln, a review:
...verdad y ficción mezcladas juntas tanto que la ficción a menudo se
convierte en verdad. A lo largo de la película Lincoln es mostrado como
un heroico abolicionista, y hay una buena razón para desafiar tal
pretensión.(1)
El film tal vez pretende mostrar un pasado glorioso de los hombres que
dirigieron los Estados Unidos, tal vez también con el objeto de sembrar
un fundamento y base para el patriotismo. Pero los hombres de color de
piel algo más oscura deben su libertad no a un presidente de los Estados
Unidos, sino a ellos mismos, a su propia conciencia como seres humanos y
como hombres libres, que motivó su lucha y, finalmente, su libertad.
Spielberg parece pasar por alto esto, ignorándolos.
La abolición nunca habría ocurrido sino por el movimiento
abolicionista, el cual fue mucho más que el proceso político, o los
republicanos radicales. Los esclavos y los esclavos liberados jugaron
un papel principal en la lucha, y la película simplemente los ignora.(1)
El propio Frederick Douglas, escritor y abolicionista estadounidense,
diría en abril de 1876 ante el monumento en memoria de Lincoln, y pese a
elogiarlo también:
Abraham Licoln no fue, en el sentido pleno de la palabra, ni nuestro
hombre ni nuestro modelo. En sus intereses, en sus pactos, en sus
hábitos de pensamiento, y en sus prejuicios, él fue un hombre blanco.
Él fue preeminentemente el presidente del hombre blanco, completamente entregado al bienestar de los hombres blancos. Él
estaba listo y deseoso en cualquier momento durante los primeros años
de su administración a negar, postponer, y sacrificar los derechos de la
humanidad en la gente de color, para promover el bienestar de la gente
blanca de su país.
Para proteger, defender y perpetuar la esclavitud en los estados donde existía Abraham Lincoln no estaba menos dispuesto que cualquier otro presidente a sacar la espada de la nación. El estaba preparado para ejecutar todas las supuestas garantías de la Constitución de los Estados Unidos en favor del sistema esclavista en cualquier lugar dentro de los estados esclavistas. Él estaba dispuesto a perseguir, volver a capturar, y devolver a los fugitivos esclavos a su amo, y a reprimir una revuelta de esclavos por la libertad, aunque sus amos culpables estaban en armas contra el gobierno.(2)
Para proteger, defender y perpetuar la esclavitud en los estados donde existía Abraham Lincoln no estaba menos dispuesto que cualquier otro presidente a sacar la espada de la nación. El estaba preparado para ejecutar todas las supuestas garantías de la Constitución de los Estados Unidos en favor del sistema esclavista en cualquier lugar dentro de los estados esclavistas. Él estaba dispuesto a perseguir, volver a capturar, y devolver a los fugitivos esclavos a su amo, y a reprimir una revuelta de esclavos por la libertad, aunque sus amos culpables estaban en armas contra el gobierno.(2)
El propio Lincoln parece que mantuvo hasta el final de su vida una visión discriminatoria hacia la gente de "color", incluso proponiendo su deportación a colonias en el Caribe.
Encontraron [Philip Magness y Sebastian Page, autores de la obra Colonisation After Emancipation] una orden del Sr. Lincoln de junio de 1863 autorizando a un agente colonial británico, John Hodge, para reclutar esclavos liberados para ser enviados a colonias en los que son ahora los países de Guyana y Belice.(3)
Su
falta de sensibilidad y de consideración hacia la discriminación racial
no era algo nada nuevo. En la campaña electoral de 1858 decía el propio
Lincoln lo siguiente:
Diré, pues, que no estoy, ni nunca he estado, a favor
de equiparar social y políticamente a las razas blanca y negra; que no estoy,
ni nunca he estado, a favor de dejar votar ni formar parte de los jurados a los
negros, ni de permitirles ocupar puestos en la administración, ni de casarse con
blancos...(4)
Y en el discurso inaugural de 1861:
No tengo el propósito de interferir, ni directa ni indirectamente, en la institución de la esclavitud en los estados donde existe. Creo que no tengo ningún derecho legal a hacerlo, y no tengo ninguna intención de hacerlo.(4)
Hay que tener en cuenta que la población negra
también era vista como inferior en el norte, de hecho no los admitían en el
ejército cuando comenzó la guerra civil. El interés de los afroamericanos por alistarse venía porque de alguna
forma esto les concedía unos derechos y unos reconocimientos que necesitaban
para proclamar su igualdad, y que reafirmaba que ese era también su país. Pero
cuando ellos pedían el alistamiento tenían reacciones de rechazo con
expresiones como: “Nosotros no queremos luchar
junto a los negros”, “Creemos que somos una raza muy superior para eso”. Los
hombres blancos del norte indicaban que era una guerra por mantener el país
unido, que no tenía nada que ver con los negros. No obstante, en 1862, cuando
las cosas empezaban a ir mal para el Norte en la guerra y las llamadas para
alistarse no se recibían con mucho entusiasmo, Lincoln rechazó las objeciones y
permitió que los afroamericanos entrasen en el ejército. Aunque les hicieron
tomar juramento para ir en unidades aparte, algo que duró hasta después de la Segunda
Guerra Mundial.(5)
Las palabras del mismo Lincoln otra vez más serían elocuentes, ya en 1862:Si hay aquellos quienes no salvarían la Unión, salvo que ellos pudiesen al mismo tiempo mantener la esclavitud, yo no estoy de acuerdo con ellos. Si hay aquellos quienes no salvarían la Unión salvo que ellos podrían al mismo tiempo destruir la esclavitud, yo no estoy de acuerdo con ellos. Mi objetivo principal en esta lucha es salvar la Unión, y no es preservar o destruir la esclavitud.
Presentar así a Lincoln, como un hombre que persiguió la libertad de las
personas de "raza negra" como un objetivo humanitario en sí y
presentarlo como un referente para esas personas, no deja de ser una
falsificación histórica, una ficción histórica, como comentaba al
principio del texto. Spielberg es muy dado a este tipo de actuaciones,
algunas de ellas amorales, como la carencia de cualquier crítica o
denuncia seria sobre las causas, motivaciones y desarrollo de la Primera
Guerra Mundial (War Horse) o de la Segunda (Salvar al soldado Ryan); bien al contrario, haciendo más una apología de lo que significó el
sufrimiento y muerte de muchos y el negocio oculto de unos pocos, del
que no habla en su films, pero sí lo hace el general más laureado de los
Estados Unidos, Smedley Butler. Spielberg también se mostró muy
silencioso con la enorme campaña de propaganda, censura y persecución
que hubo en su país en el periodo de la Primera Guerra, y también en la
Segunda.
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