viernes, 18 de enero de 2013
Navegar
por las procelosas y sucias aguas de los medios de comunicación
españoles es como beber un chupito de uranio, tóxico y mortal de
necesidad. Todo es tan asquerosamente fascista que cuesta creer que es
posible, terminas pensando que tal vez se trate de una pesadilla y que
en cualquier momento te despertarás sudoroso y sobresaltado en un mundo
cuerdo.
A medio camino entre una casa de putas y un manicomio nos encontramos con el lacayo del imperialismo Bernard-Henri
Lévy. Los de El País tienen el atrevimiento de presentar a este chulo
de playa como filósofo. Si es así, si el señor Lévy es filósofo, no
podemos más que concluir que la filosofía está acabada, que cierren las
facultades de inmediato. Nuestro filósofo de pacotilla se despacha a
gusto con la nueva guerra en Malí: "Confirma, en el plano de los
principios, ese deber de protección que ya
estableciera la intervención en Libia: una vez es un precedente; dos,
jurisprudencia. Y, para los partidarios del deber de injerencia, para
los adversarios de un derecho de los pueblos a disponer de sí mismos
—que se confunde alegremente con el derecho de los pudientes a lavarse
las manos con respecto a la suerte de los parias de la tierra—, para
todos aquellos que piensan que la democracia no tiene más fronteras que
el terrorismo, es un avance". Esta basura se publica en un diario que se
las da de progresista, tienen que pagarle bien a este criminal por sus desvelos. Ya
quisiéramos nosotros que los pudientes se olvidasen de los parias de la
tierra, todo lo contrario, no nos dejan en paz. Vaya tranquilo el
filósofo Lévy a peinarse esa media onda que luce en la cabeza, con
alegría le liberamos de su deber, a nosotros que nos deje tranquilos,
que no nos proteja tanto con sus jurisprudencias imperialistas. En Libia
todavía se están matando entre los escombros que dejó la OTAN mientras
este chulo de playa escribe una nueva sentencia de muerte para otro
pueblo, y además lo hace con descaro y prepotencia, como cuando se
paseaba por los escenarios catarís donde se filmó la película de la toma
de Trípoli. El señor Levy, sencillamente, debería estar en la cárcel, y
no preguntándose a sí mismo si los imperialistas como él serán capaces
de oponer el desprecio necesario para contener las críticas de los
demócratas del mundo.
Sin salir de ese panfleto reaccionario nos encontramos con unas declaraciones del impostor Cohn-Bendit,
otro gabacho, un figurín del Mayo francés, de esos que se preocupaban
más de los genitales -incluso de los genitales de los niños- que del
socialismo, y es que el socialismo además de muy aburrido y gris te
aleja de la burguesía, y a esta gente eso no le gusta, prefieren las
braguetas y las poltronas. El caso es que este degenerado pide que la UE
deje de enviar enfermeras a Malí, pide que envíen en su lugar más
tanques, y es que hay mucho por matar y ellos solos no alcanzan. ¡Ahí
tenemos a los verdes-izquierdistas en acción! ¡Viva la ecología! ¡Viva
la CIA y la guerra fría! ¿No querían socialismo renovado y multicolor?
¡Dos tazas!
Dejemos
por un momento las bombas y las masacres, vamos al diario El Mundo,
allí nos encontramos con el señor Álvaro Vargas Llosa aburriendo al
personal con un artículo sobre las ideas políticas de Tarantino. La
burguesía cuando no te mata de un tiro lo hace a base de bostezos. A mí
Tarantino me importa un bledo, lo que me pregunto es por qué un tipo tan
mediocre escribe en un periódico de tirada nacional. Pues exactamente
por la misma razón por la que el hijo de Esperanza Aguirre es asesor en
el ministerio de economía, el marido de Soraya Sáenz de Santamaría
asesor en Telefónica o el hijo de Gallardón trabaja en un prestigioso
despacho de abogados madrileño. No se rompan la cabeza, y sobre todo, no
rompan la cabeza a nadie, que los indultos solo se otorgan a través del
tráfico de influencias, ustedes se pudrirían en prisión al igual que se
pudren en la cola del INEM. Así es la Españeta... Y la Cataluñeta.
Desde que tengo uso de razón vengo escuchando que los españoles son unos
parásitos africanos y los catalanes unos laboriosos europeos. Si
atendemos a la familia Pujol el mito se nos viene abajo, roban como
vulgares españoles, como simples tesoreros del Partido Popular.
Siguiendo el célebre refrán: familia que roba unida, permanece unida. La
familia es lo primero, la burguesía y la mafia, que viene a ser lo
mismo, lo aplican consecuentemente en España, en Cataluña, en Francia y
en Bulgaria. Ya discutiremos otro día sobre si Tarantino es de
izquierdas o de derechas.
Abandonamos
El Mundo, llegamos a esa ciénaga llamada La Razón -manda narices-,
donde el señor César Vidal nos regala un nuevo artículo, o mejor dicho,
una nueva confidencia. Como sabrán, el señor Vidal tiene tantos negros
como confidentes, es capaz de escribir diez libros por hora mientras
recibe cien o doscientos chivatazos por minuto. Un genio, así está el
mozo, gordo como un cochino, por el estrés. Sus artículos suelen
comenzar haciendo referencia a unos diálogos sostenidos con unos
supuestos amigos yanquis o ingleses. Nunca desvela sus nombres, pero ahí
están, siempre al acecho, como martillos de herejes. Esta vez el
confidente es un trabajador de Telemadrid -español, supongo-, le cuenta
que estaba muy a gusto con su despido de 38 días por año trabajado, que
la culpa la tienen los sindicatos, esos rojos robaperas, y que la
empresa es generosa y estupenda. Ahí tienen el problema de todo liberal,
viven en su mundo de fantasía, nosotros, en cambio, procuramos estudiar
los hechos, lo que ocurre en la realidad, y lo que nos dice la realidad
es que los mangantes de siempre han robado una televisión pública para
entregarla a sus amigos dejando por el camino a cientos de trabajadores,
igual que hacen con la sanidad, el agua, la electricidad, las cajas...
igual que hacen con todo lo que tocan. Invito al señor Vidal a
reflexionar sobre ello con sus colegas imaginarios y su psiquiatra, a
ver qué opinan.
Y
terminamos el viaje en La Gaceta, en concreto con un artículo titulado
El pasado se hace presente. Ni que lo juren, para comprobarlo basta con
abrir La Gaceta. En el artículo, escrito por una mujer que se presenta
como víctima del terrorismo de ETA, se denominan nacionales a las hordas
fascistas, con eso ya nos hacemos una idea del paño. Dice nuestra
articulista-víctima que de no rectificar el rumbo "el pueblo español
caerá irredento en el abismo de tiempos muy crueles". Es decir, que
volverán los "nacionales" a matar. Será eso.
Que no se preocupe la señora, no olvidamos las lecciones impartidas por
la gente de bien, los desmemoriados siempre pueden pasear por una de
las muchas fosas comunes que todavía quedan como monumento al terror
"nacional". Los que de verdad andan mal de memoria son los burgueses.
Por ejemplo, el dueño del Grupo al que pertenece La Gaceta, Julio Ariza,
lleva sin pagar a sus trabajadores seis meses. Otro liberal. Rabos de
pasas, o mejor, un poco de vergüenza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario