Ayer tuve un sueño. Paseaba por las calles de Wall
Street, New York, y la gente caminaba por el borde exterior de las aceras.
De cuando en cuando miraban hacia arriba. Era 1929, el año de la gran crisis
y del crack en la Bolsa neoyorquina. Banqueros arruinados se suicidaban
arrojándose desde las ventanas de los rascacielos y había que ir con cuidado no
fuera que alguno te cayera encima. Para cuando me di cuenta de lo que ocurría ya
era tarde. Un banquero gordo y seboso, de esos de puro en la boca y reloj de
cadenilla, cayó sobre mí. A mayor desgracia, mientras yo agonizaba a causa del
golpe recibido, él se salvaba gracias al colchón facilitado por mi cuerpo.
Desperté sudando de aquella pesadilla. Me pellizqué varias
veces para comprobar que aquello no era real. Efectivamente, no lo era. Hoy en
día, los banqueros responsables de las quiebras de bancos y cajas, lejos de
suicidarse, se van por la puerta grande con indemnizaciones millonarias fruto de
sus contratos blindados. Aprendieron mucho de la crisis del 29. No son tontos.
De suicidarse nada. Que se suiciden ellos: José Miguel, Antonio e Isabel, en
Granada; Amaia en Barakaldo; Manuel en Doneztebe, Nafarroa.
El proyecto de Presupuestos para 2013 presentado por el
Gobierno parece hecho por banqueros. Por primera vez en la historia, si
excluimos la partida relativa al pago de las pensiones, la cantidad destinada al
pago de la deuda (procedente en gran medida de créditos contraídos para sanear
la situación bancaria española) es la mayor de los Presupuestos. Su importe
-38.615 millones de euros- es bastante mayor que todo lo que se destinará en
2013 al fomento del empleo y pago de prestaciones por desempleo -30.765
millones-. Rodrigo Rato y todos aquellos que han reventado a cementazo limpio
Cajas y Bancos pueden respirar tranquilos: los rotos y descosidos por ellos
creados se pagarán finalmente con cargo a nuestros impuestos.
Más vergonzoso aún que lo anterior fue comprobar cómo a lo
largo de los tres días que duró el debate presupuestario (fueron presentadas a
los mismos más de 3.600 enmiendas, de las que el PP solo aceptó seis) el
promedio de asistencia al Pleno no superaría las 70 personas. Se dice que la Ley
de Presupuestos es la más importante (o de las más importantes) de las
tramitadas cada año, pero es evidente que esta afirmación no se corresponde con
la atención prestada a su debate. Resulta curioso comprobar además cómo, a pesar
de que Amaiur ha acudido a este templo de la hipocresía para mantener una
presencia “no normalizada”, nuestro promedio de asistencia está siendo superior
a los de los grandes grupos, aquellos a quienes se les llena la boca hablando
del noble y sufrido papel del trabajo parlamentario. ¡Qué cosas!
El 14 de noviembre, último día de debate de los
Presupuestos y fecha de la huelga general estatal, Amaiur, junto con IU, BNG,
ERC y Compromis no acudimos al Congreso. En el grupo decidimos que una sola
persona estuviera presente para expresar nuestro rechazo a aquellos Presupuestos
y manifestar nuestra solidaridad con quienes en ese día participaban en las
movilizaciones y huelga convocadas. A la tarde, quienes aún estábamos en Madrid
acudimos a la manifestación convocada por distintos sindicatos alternativos, el
15-M y todo un conjunto de grupos sociales y políticos de izquierda que, a pesar
de agrupar a unas treinta mil personas, fue silenciada totalmente por los
medios. La de CCOO y UGT, por su parte, reunió a casi 200.000 personas. De esta
manera, frente a los vacíos asientos congresuales –¡salvo a la hora de votar,
claro!-, las calles llenas de gente clamaban contra la política del Gobierno del
PP.
Han pasado quince días desde aquello. Dos ancianos de 77 y
78 años de edad, medio paralizada ella como consecuencia de una embolia cerebral
sufrida hace años, vecinos de Pinos Puente, Granada, decidieron poner fin a sus
vidas dejando una nota en la que afirmaban querer morir para no ser “una carga
para sus hijos”. Ese mismo día el Consejo de Ministros, impasible el ademán,
aprobó un nuevo recorte contra las pensiones, a sumar a sus subidas anteriores
de impuestos –IRPF e IVA-, copago sanitario, incremento de precios del gas y la
electricidad y empeoramiento de los servicios sanitarios y sociales.
Los fallecidos, Antonio e Isabel, se sumaban así a José
Miguel y Amaia, suicidados respectivamente en Granada y Barakaldo cuando iban a
ser desahuciados de sus viviendas por no poder hacer frente al pago de sus
hipotecas; a Manuel, de Doneztebe, que puso también fin a su vida ante la orden
judicial de abandono de su piso por impago de alquiler. Muertos matados todos
ellos por la política social criminal de un Gobierno que crea paro, empobrece a
la gente y desampara a las personas más necesitadas.
La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, la
misma que hace tan solo un mes, tras encomendarse a la Virgen del Rocío, afirmó
que ésta “nos ha hecho un regalo en nuestra salida de la crisis” y que “se están
viendo ya señales esperanzadoras” en la economía, es quien ahora, pasado su
éxtasis rociero, recorta las ya de por sí raquíticas pensiones de nueve millones
de personas, a 952 €/mes de promedio. La ministra y su Gobierno, mentirosos
compulsivos ellos, son de esa clase de personas que solo se sonrojan cuando
dicen la verdad. Su última proeza ha sido cargarse lo que fue su principal
promesa electoral: “mantendremos el poder adquisitivo de las pensiones”, dijeron
hasta ayer mismo; pero hoy ya es otro día y mañana ni te cuento.
El presidente Rajoy ha dicho que “la decisión de las
pensiones –de su recorte- la impone la realidad, no Bruselas”. Sería interesante
saber a que realidad se refiere, si a la de casi seis millones de parados, más
de diez millones de personas viviendo por debajo del umbral de pobreza, un
cincuenta por ciento de la juventud en paro, millones de mujeres agobiadas con
sus multitrabajos y minisueldos…, o a la de las multinacionales del IBEX-35, de
los Botín y Amancio Ortega, de los estraperlistas de las SICAV, de los saraos y
yates de lujo, del fraude fiscal y sus paraísos terrenales,…
En cualquier caso, estaría bien que la Sra. ministra se
diera una vuelta por cualquier Club de Jubilados para contarles a los allí
presentes las razones de estos recortes, a ver qué pasaba. ¡Venga, Sra.
ministra, anímese Vd.!
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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