viernes, 28 de diciembre de 2012
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 Si se privatiza la sanidad una parte del proletariado se quedará sin 
asistencia sanitaria y si la recibe será muy deficiente. Cuando la 
burguesía se apropia de un bien o servicio nos están privando de ese 
bien o servicio. Lo demás me parece un cuento chino, perder el tiempo 
discutiendo sobre el sexo de la ángeles con unos tipos a los que no les 
interesamos en absoluto. 
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La sanidad pública es un servicio de gran arraigo entre las masas. Pero 
si es una canallada que nos priven de la sanidad, no lo es menos que nos
 priven del trabajo o de la vivienda. La burguesía maneja el mercado de 
trabajo, el de la vivienda y ahora van a por la sanidad. El resultado 
siempre es el mismo, su beneficio es nuestra ruina. Lamentablemente la 
visión burguesa del mundo hace que muchos de nuestros iguales entiendan 
que un enfermo sin asistencia médica es diferente a un obrero sin 
trabajo o sin vivienda, lo segundo todavía se considera normal aunque 
desgraciado.
- A
 los que siempre hemos vivido en la barbarie, porque el capitalismo es 
la barbarie armada, nos resulta difícil imaginar el socialismo. En 
cambio, quienes han probado la libertad no la olvidan. Por eso cada vez 
que se hace una estudio de opinión en los países del difunto campo 
socialista -el último en Hungría- se obtiene el mismo resultado, el 
socialismo gana al capitalismo en casi todos los parámetros. Esta 
tendencia se incrementa. 
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Los fariseos se preguntan por qué si esas poblaciones valoran tan bien 
al socialismo no votan por su regreso. Los fariseos saben muy bien que 
la revolución no se vota. Los fariseos saben muy bien que los ciudadanos
 del campo socialista no regresaron al capitalismo votando, y además les
 importa un bledo, los fariseos consideran ese viaje tan natural como la
 lluvia, ahí no tienen escrúpulos. Los fariseos saben, o deberían saber,
 que la destrucción del socialismo se llevó a cabo en nombre del propio 
socialismo, exactamente igual que hoy privatizan la sanidad pública en 
nombre de la sanidad pública. Y si eso tuvo que hacerse así es porque el
 proletariado no quería saber nada del capitalismo, como hoy no quiere 
saber nada de la sanidad privada aunque se la estén metiendo por el 
buche con sus correspondientes votos. Por eso tras la muerte de Stalin 
el proceso de destrucción del socialismo tuvo que ser más largo de lo 
que pretendían los traidores.  Por eso se aseguraron de no dejar piedra 
sobre piedra obligando así a las generaciones futuras a reconstruir 
todo. 
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La revolución hay que organizarla con todo en contra. Es un proceso 
difícil y cruento. No se pueden hacer revoluciones como el que hace 
rosquillas. Lo bueno no se impone por el hecho de ser bueno. No basta 
con tener razón, ni la razón coincide siempre con lo establecido, tal y 
como nos quieren hacer creer los fariseos.
- La historia no siempre camina despacio. A veces una vida humana es más que suficiente. 
 

 
 
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