dParlamento / sesión *núm. 2.2 / 21 de diciembre de 2012
[La transcripción en catalán está pendiente de verificación y 
corrección. La traducción del catalán al castellano es de Aitor Rivas]. 
  
La presidenta
A continuación tiene la palabra el señor David Fernàndez en nombre del Grupo Mixto.
A continuación tiene la palabra el señor David Fernàndez en nombre del Grupo Mixto.
David Fernàndez Ramos
Buenos días a todas y a todos. Permitidme que me vaya un poco lejos para volver cerca. El mundo se ha hecho un lugar pequeño, nosotros todavía buscamos nuestro lugar, pero hoy, tal día como hoy, me voy lejos, prometo volver a nuestro país y a nuestra gente, hoy, tal día como hoy, morirán, en un mundo que se ha hecho pequeño, ochenta mil personas de hambre, y mañana también. Según la FAO mueren ochenta mil personas de hambre cada día, en un mundo donde hay 3.500 millones de personas que viven en situación de extrema pobreza, y en un mundo absurdo, injusto, desigual, donde trescientas personas tienen exactamente la misma riqueza que la mitad de la humanidad.
Si focalizamos el foco y nos centramos 
allá de donde somos y allá donde estamos, en el Mediterráneo y en 
Europa, estamos en la Unión Europea del capital, de los mercaderes, de 
los gángsters con corbata, de aquellos mercados que imponen hoy a los 
pueblos del sur de Europa un castigo inenarrable desde la vida cotidiana
 de las clases populares, y también en una Unión Europea y un mundo que 
se define en una frontera absurda, que es el estrecho de Gibraltar, que 
es esta fosa común donde los últimos veinte años han muerto veinte mil 
personas. La frontera más absurda que separa la riqueza norteña, por así
 decirlo, con la pobreza del sur, en apenas treinta minutos.
Vamos al foco, y vamos a nuestra tierra,
 en nombre de la Candidatura de Unidad Popular – Alternativa de 
Izquierdas, que son los Países Catalanes, donde en estos momentos, hoy, 
ahora y aquí mismo, hay 3 millones de personas en la pobreza, 1,7 
millones de personas en el paro, 150.000 personas desahuciadas en los 
últimos cinco años, 190.000 personas pasando hambre en Cataluña según 
los últimos datos de Cruz Roja, once mil personas presas, personas 
pobres presas, los corruptos están en la calle, como bien se sabe, 
180.000 personas que son los esclavos del régimen neoliberal, son los 
sin papeles que cohabitan y conviven con nosotros en nuestras calles, en
 nuestros barrios y en nuestras comarcas, y aquel régimen de apartheid 
también contra el 15 por ciento de nuestra conciudadanía que no tiene 
derecho a voto.
El diagnóstico podría ser mucho más 
amplio, desgraciadamente, veintiséis mujeres asesinadas, este 
feminicidio de la violencia machista y patriarcal que hace tantas 
décadas y siglos que tiene que aguantar la mitad de nuestro país. Y en 
todo caso sí que estamos de acuerdo seguramente con un diagnóstico, al 
que llegamos desde posturas diferentes, que es que la situación es 
extraordinariamente complicada, extremadamente jodida, extremadamente 
injusta y desigual, y que es verdad que este Parlamento, según el 
parecer de la CUP, no ha estado a la altura de las circunstancias de la 
gente que dice representar. No estaba cuando empezaron los desahucios 
hace cinco años, y ha tenido que ser la fuerza de la gente la que pare 
los desahucios.
Y rebobino mucho, también varios siglos,
 pero me quedo en el Mediterráneo, me quedo en nuestra casa, porque como
 decía Agustín de Hipona que si de los gobiernos sacamos la acción de la
 justicia solo queda una pandilla de ladrones y piratas. Y según nuestro
 parecer el mundo está hoy gobernado por ladrones y piratas. Obviamente,
 se llamen Lehman Brothers, se llamen Golman Sachs, se llame Troika 
Comunitaria, se llame Dragui o se llame Banco Central Europeo.
La primera realidad, yo creo que se ha 
dicho aquí, y las reflexiones de los grupos parlamentarios lo han 
constatado, es que este Parlamento reina, pero no gobierna, porque aquí 
se ha dicho que estamos obligados a una deudocracia y por lo tanto justo
 es decir dos cosas: que el Conseller de Economía de la Generalitat de 
Cataluña de la décima legislatura estaba escogido antes de las 
elecciones, estaba escogido porque lo habían escogido los mercados 
financieros y porque es la troika comunitaria y los hombres de negro que
 pronto se cargarán los despachos del Departamento de Economía.
Por lo tanto, estamos en una época donde
 los mercados financieros votan cada día, a nosotros solo nos dejan 
votar una vez cada cuatro años, una época de saqueo y una época de robo,
 donde hagamos el sacrificio de los pueblos del sur de Europa, y en 
general los pueblos del mundo, a este minotauro global sediento de más 
sangre, ¿no?, y que es imparable en su reclamo de más y más. Le estamos 
sirviendo al minotauro todo aquello que nos está cogiendo.
Se ha hablado también aquí de estado de 
derecho, yo creo que ha habido tres golpes de estado, un golpe de estado
 y dos golpes de mercado en el último ciclo político que vivimos en los 
Países Catalanes: uno es cuando quedó demostrado que este estado de 
derecho y derechas tan curioso que algunos invocan nos ha demostrado que
 vale más la opinión de diez jueces que la opinión de todo un pueblo y 
que la voluntad mayoritaria de este pueblo, en la votación de un 
estatuto que, como es sabido, nosotros votamos en contra porque nosotros
 somos nítidamente independentistas y abogamos por el ejercicio del 
derecho a la autodeterminación. Y en todo caso estamos en el 2012, 
arrastramos tres crisis profundas, la nacional, la socioeconómica y la 
democrática, y a pesar de todo lo mejor que le ha pasado en este país en
 los últimos años ha sido la fuerza de la gente, el empujón comunitario y
 la capacidad de activación y movilización popular. Si estamos donde 
estamos, si el acuerdo para la consulta del 2014 remarca que ahora 
estamos ante una oportunidad en el pueblo de Cataluña, nosotros 
invertiríamos los términos: es el pueblo de Cataluña quien le ha dado la
 oportunidad a esta casa de avanzar hacia la máxima libertad política. 
Venimos de un ciclo soberanista persistente, que empezó con 
movilizaciones por las infraestructuras, que siguió con una consulta 
donde nos enviaron a la Falange, donde nos enviaron a la abogacía del 
Estado y a la justicia en Arenys de Munt, no querían una y les ofrecimos
 555 desde una expresión pacífica, democrática, masiva y determinada. En
 el ámbito socioeconómico no hay que decir que llevamos tres huelgas 
generales en los últimos dieciocho meses, y en el ámbito democrático, 
como mínimo desde nuestra lectura, el estallido de la indignación en 
plazas, calles y redes fueron sin duda aire fresco que dijo que la 
democracia estaba en quiebra, que la democracia había entrado en una 
crisis profunda y que era una desfiguración de sí misma.
Entrando en la materia sobre la que se 
debate hoy, el debate de investidura, nosotros no utilizamos un lenguaje
 equívoco, pensamos que la sinceridad y la honestidad política es 
imprescindible, por lo tanto hablamos de autodeterminación para avanzar 
hacia la independencia. Nosotros somos los valencianos norteños, somos 
los isleños de poniente, seguimos pensando en los Países Catalanes 
porque tenemos un músculo que se llama memoria, y nosotros no tenemos 
memoria de pez, sino que tenemos memoria de elefante, y en este país ha 
habido una cultura progresiva de desculturización y de despolitización, 
pero no negaremos que la lengua de Joan Fuster, que la lengua de Maria 
Mercè Marçal, que los poemas de Biel Mayor son los que nos agrupan 
todavía hoy en día como realidad social y cultural, que querríamos 
también política y que hoy reconocemos que se tiene que hacer desde el 
confederalismo y que hoy es Cataluña la que lleva el ritmo hacia la 
plena libertad política.
Se ha dicho aquí y no lo repetiré, 
porque lo han dicho las fuerzas políticas, que el derecho a la 
autodeterminación no se puede patrimonializar, es de todas y todos, de 
los que votarán que sí y de los que votarán que no, que es un mal favor 
vincular autodeterminación con recortes, es como un sacrificio que se 
pide a las clases populares que no se puede aceptar, desde la CUP no 
podemos aceptar. Nosotros no ponemos ninguna condición ni ningún límite a
 la autodeterminación, pero exigimos que tampoco nos los pongan a 
nosotros. El derecho a decidir, por lo tanto, viene de un ciclo largo y 
persistente de movilización, es de todas y todos, y nosotros abogamos 
por un acuerdo multipartidario y sobre todo por un acuerdo que incorpore
 todos los agentes sociales, sindicales y culturales de este país, y 
cuando acabe la intervención me referiré a cual es la motivación. 
Nosotros no autodeterminaremos recortes, ni recortaremos la 
autodeterminación; y si estamos aquí y alguien piensa que hoy nos 
estrenamos, y es verdad, en esta casa, pero venimos de lejos, vamos 
mucho más lejos todavía, y la ecuación política fundamental de la 
izquierda independentista y de los movimientos sociales que durante 
muchos años han reivindicado la autodeterminación en dictadura y en 
democracia hicieron una ecuación política fundamental que es que es 
imposible la liberación nacional sin la liberación social, que es 
imposible la libertad sin la justicia, y hoy, traducido esto hoy aquí 
significa que es inútil hablar de independencia sin hablar de crisis y 
que es inútil hablar de crisis sin hablar de independencia.
Lo formularon en tiempo de silencio 
algunos y algunas valientes en 1968, cuando nació la izquierda 
independentista moderna; en 1988 algunos, pocos, también en la fiesta 
del 77 ya avisaron de que la reforma impune del franquismo era una 
vergüenza –hoy todavía no podemos anular la sentencia de Companys, hoy 
todavía no podemos anular la sentencia de muerto a un poeta como Miguel 
Hernández, lo mejor del país continúa estando hoy en las cunetas. Y han 
pasado treinta años, han pasado treinta años y hoy aquella transición ya
 está hipotecada, su defunción está multicertificada, y por lo tanto nos
 toca ser precursores otra vez avanzando por qué queremos la 
independencia: para hacer un país libre, para hacer un país mejor. Pero 
en todo caso, insisto: la autodeterminación es un derecho que 
corresponde a todo el mundo y es la primera reflexión que queríamos 
añadir, tanto en el acuerdo de la consulta como en el acuerdo de 
gobierno.
El acuerdo de gobierno, como hemos 
dicho, se refería a un sacrificio económico, que no se ha dicho aquí, 
son 4.000 millones de euros, aunque después se reduzca; también lamento 
que los 4.000 millones de euros, señor Quico Homs, se anunciaran después
 de las elecciones y no el viernes antes, porque seguramente algunos 
habrían reflexionado sobre la orientación de su voto, y dudo que del 25 
al 26 se hubiera reflexionado sobre la dimensión de los recortes.
Se ha hablado aquí también, cuando 
hablaba Joan Herrera, de las alternativas, y es verdad que tenemos 
alternativas. Creo que el acuerdo sí que, como también se ha señalado, 
rompe el discurso de la hegemonía neoliberal: resulta que ahora sí que 
hay alternativas, resulta que, si ahora se puede poner la fiscalidad 
sobre las entidades financieras, se podía hacer hace dos años; somos 
conscientes, además, que lo más sobrecogedor siempre es el sufrimiento 
evitable, y entonces ha habido sufrimiento social que era evitable los 
últimos dos años, con unos recortes de 5.500 millones en los últimos dos
 años, y ahora casi se nos anuncia que el próximo ciclo será de más 
sufrimiento, de más injusticia, de más desigualdad por valor de 3.000 o 
de 4.000 millones que todavía no conocemos. Para nosotros no son 
recortes, es una sierra eléctrica, y también anunciamos que en un ciclo 
de acumulación por desposesión nunca, nunca antes como hoy, había habido
 tanta transferencia de renta de abajo a arriba a través del mercado 
inmobiliario, a través de esta acumulación por desposesión, a través de 
la financialización de la crisis que está haciendo la vida imposible a 
miles y miles de personas, si no a la mayoría del país.
Nosotros somos unos insubordinados a los
 mercados financieros, me parece que esto tampoco es ninguna novedad. 
Hemos hablado de Islandia: Islandia rompió la hegemonía neoliberal. 
Islandia como espíritu; tenemos que buscar, nosotros somos de modelo 
propio, buscamos nuestro modelo propio. Islandia ha hecho cosas que los 
mercados decían que estaban prohibidas: negarse a pagar una deuda 
privada que querían colar como público, anular la deuda hipotecaria de 
miles de familias, encarcelar banqueros –que no está mal–, juzgar 
gobiernos, y finalmente arrancar un nuevo proceso constituyente de una 
nueva constitución democrática. Sí, y es verdad, y más vale en política 
la honestidad y la sinceridad: somos anticapitalistas, hoy el 
capitalismo ya está cuestionado. El otro día Antoni Vives incluso lo 
decía en un artículo, que no hay parches, aquí el que hay de fondo es un
 cambio de modelo. Y por lo tanto lo han dicho premios Nobel de la paz, 
ha habido premios Nobel de economía que han dicho que o se encarcelan a 
los responsables de la crisis o no habrá salida, y como tenemos memoria y
 no somos nada más que el testigo, somos la herencia que hemos recibido 
de quien nos ha precedido en la lucha y tenemos que dejar el país en 
mejores condiciones, aprovecharé un decreto de la Generalitat de 
Cataluña del 1936 que nos decía, que era el Decreto de 
colectivizaciones, y que hoy puede sonar singularmente elocuente. Aquel 
decreto acababa diciendo que la muerte del capitalismo equivaldría a la 
victoria del pueblo. 1936, 2012.
Y como aquí se hablaba de alternativas, 
permítannos que nos pongamos un poco socialdemócratas, no lo 
acostumbramos a hacer pero hoy lo haremos, cuando se habla de otras 
alternativas. Sí que hay alternativas, señor presidente. Algunas no 
cuestan ni un solo euro, dependen únicamente y exclusivamente de la 
voluntad política, otras dependen de reordenar y replantear las finanzas
 públicas y las políticas sociales, y otras dependen de la valentía, que
 según Séneca era el punto medio entre la cobardía y la temeridad.
Las que no cuestan ni un solo euro: la 
moratoria de los desahucios. A partir del próximo Gobierno, a partir del
 2013, los Países Catalanes o Cataluña pueden ser un país libre de 
desahucios. Y esto también es ser un país libre. El coste será para el 
mercado inmobiliario, que se lo merece, porque nosotros siempre hemos 
hablado que no solo queremos que se pare la burbuja inmobiliaria sino 
que queremos que nos devuelvan todo lo robado. En este país, en el 
tsunami inmobiliario, que ha arrancado en la época de los noventa y 
hasta ahora, ha habido muchísima gente que se ha hecho de oro con las 
gallinas de los huevos de oro del derecho a la vivienda. Por lo tanto, 
moratoria a los desahucios.
Y otra. Seguramente, si asumimos que la 
última crisis productiva en nuestra casa en los noventa supuso un paro 
estructural de 200.000 personas, seguramente, cuando algún día salgamos 
de la crisis, si salimos, que todo el mundo dice…, bien, vamos, vamos 
atrasando las posiciones, seguramente no es osado decir que saldremos 
con un paro estructural de entre 400 y 500.000 personas. Por lo tanto, 
es hora de repartir el trabajo. Y con costes…, seguramente, sin que se 
añadan costes al sector empresarial, pero sí de repartir el trabajo, si 
queremos que este 30 por ciento que hoy está a las puertas de la 
exclusión social tenga visos de que el mañana pueda ser diferente.
Hay otras que también se siguen 
obviamente reordenando y replanteando, no las diré todas porque no tengo
 tiempo. Una muy sencilla, porque ya sabéis que somos de la cuadrilla de
 los Anonymous, y por lo tanto de la red libre y del 2.0, y por lo tanto
 ya está bien de pagar licencias a Microsoft Word, 23 millones de euros 
anuales, cuando tenemos software libre, tenemos Ubuntu, tenemos Debian y
 tenemos otras propuestas. No vender más el país, porque es hambre para 
hoy y hambre para mañana. Que un Gobierno en funciones venda Aigües 
Ter-Llobregat a dos multinacionales, ¿no? La división con Acciona y con 
Agbar o Tabasa, y que además se venda precisamente a aquellos que traen 
el CAREC, el centro, ¿no?, el Centro Asesor Económico, no está de buen 
ver y al final da la sensación de país-negocio y de país-consejo de 
administración. Por lo tanto, también hay que recuperar el control sobre
 los recursos estratégicos y sobre los servicios públicos, porque si no 
pasa el que pasó en el América Latina, que el ciclo neoliberal arrasa, y
 es comparable a pesar de todas las diferencias, lo que pasó en América 
Latina en los ochenta y los noventa con lo que está pasando en el sur de
 Europa: un ciclo de hegemonía neoliberal que lo arrasa todo a pesar de 
que después nos tenemos que reempoderar para volverlo a construir, que 
es el ciclo político que vive hoy seguramente América Latina.
Y la última, que depende de la valentía,
 y que es nuestra apuesta política, es la que se decía en la «Canción de
 las balanzas», que aprendimos afortunadamente en la escuela pública 
catalana de este país, de la que estamos orgullosos, que decía que la 
autoridad se demuestra con los fuertes y no con los débiles. No se 
demuestra anulando PIRMI sino que se demuestra con aquellos que evaden, 
con aquellos que ganan y con aquellos que siempre miran a otra banda 
ante un sufrimiento social mayoritario. Nosotros no tenemos ningún miedo
 a desobedecer la limitación al margen del déficit; no nos da ningún 
miedo. Pensamos que lo que hoy está en juego precisamente es…, nos da 
miedo obedecer a los mercados; lo que no nos da miedo es no 
desobedecerlos. Por lo tanto, lo que hace falta es salir de la 
«deudocracia», del régimen de «deudocracia», y buscar nuestra propia vía
 y no tener ningún miedo a desobedecer a los mercados financieros. Hoy 
estamos en una época que o es la época de los pueblos o la época de los 
mercados, o es la época de los gángsters con corbata o la época de la 
gente. Y esta es la dicotomía del siglo XXI, hoy seguramente alrededor 
del mundo.
Desobedecer y no pagar la deuda. También
 desde la voluntad política ir al piso 21 de «La Caixa», y alguien nos 
decía ayer que teníamos obsesión con «La Caixa»; no tenemos…, tenemos 
obsesión con «La Caixa», es verdad, pero con muchas más, ¿no? También 
con Banco Sabadell, también Abertis, ¿no? Y exigirles que pongan de su 
parte, no hay que hacer una ley, simplemente hay que decirle a «La 
Caixa» que en los últimos cinco años de crisis, además de las 
amortizaciones y de las provisiones por la exposición al ladrillo 
inmobiliario, ha ganado 8.000 millones de euros. La historia de «La 
Caixa» es la que es, es conocida para quien la quiera conocer, cómo nace
 desde el mutualismo; decirle que ponga 2.000 sobre la mesa, que este 
país está muy jodido, y que todos tenemos que aportar, si asumimos el 
discurso de emergencia que se nos aplica a las clases populares. O 
salimos todos o no sale nadie. Por lo tanto, pedir a «la Caixa», y 
cuando digo «la Caixa» digo muchos más…, en un ciclo además en que la 
estafa y el fraude es algo cotidiano. Las treinta y cinco grandes 
empresas españolas en cinco años de crisis han ganado 250.000 millones 
de euros limpios, y a nosotros se nos aplica un plan de austeridad de 
100.000 millones, al Estado español, y aquí, cuando se aprueben las 
reformas anunciadas en este Pleno de investidura, pues, seguramente de 
10.000 millones de euros. Esto recuerda el gran miedo, el gran miedo de 
la revolución francesa –recuerden que tumbó un sistema que se decía 
feudalismo–, y por lo tanto también ayer se hablaba aquí de estado de 
bienestar como una cosa, bien, que era interesante, y no es que sea 
interesante, es que es una conquista social de Europa; nace de las 
cenizas de Europa, alguien tendría que rebobinar y recordar que de las 
cenizas del horror nazi-fascista nace la Declaración universal de los 
derechos humanos el 1948 –todavía hoy papel mojado para la mayoría de la
 humanidad–, y que de ahí nace un estado del bienestar, en una situación
 muy convulsa políticamente que todos conocemos como Guerra Fría, y que 
por lo tanto aquí no hemos llegado entre todos y todas sino gracias a la
 lucha de las clases populares, porque si no, no tendríamos ni escuelas 
ni hospitales. Las relaciones entre capitalismo y democracia son 
históricamente tensas. Con esto acabo el bloque económico.
Después tenemos el bloque de la 
corrupción, la tercera crisis, que es la de la democracia, como la 
crisis de la democracia, nacida también de un régimen partidocrático con
 la transición. Yo el primer recuerdo que tengo personal es el caso 
Naseiro, que un señor que se llama Eduardo Zaplana, que fue presidente 
de la Generalitat Valenciana, que después fue ministro de Aznar y que 
hoy trabaja en una multinacional como Telefónica, dijo que estaba en 
política para forrarse. De allá abajo, todo carne desgarrada, ¿no? Todo 
ha sido igual. Si nos situamos dieciocho meses atrás en los Países 
Catalanes, resulta que el presidente de la Generalitat Valenciana está 
imputado por corrupción, que el presidente del Consejo Insular está 
imputado por corrupción, y que una cosa que se llama Bancaja, que 
después se llamó Bankia, ¿no?, y que le dejó 3 millones para que evitara
 la prisión, y que en nuestra casa implosionaba el caso Palau-Pretoria. 
Siempre se dice que es un caso aislado y una manzana podrida, pero si 
uno pone los casos aislados un detrás del otro, pues, viene Turismo, 
viene Trabajo, viene Adigsa, viene Prenafeta, viene el sector de 
negocios de Convergència que en este país es suficiente conocido… Hay 
una forma de actuar que también dificulta el proceso hacia la 
liberación. Es decir, hacia la liberación, y también lo pervierte y lo 
pudre. Por lo tanto, también nosotros pensamos que se ha acabado el 
tiempo de meter la mano en la caja, y también venimos de un ciclo, desde
 nuestra exclusión del sistema, seguramente porque también la CUP tiene 
una componente de jóvenes que nos hemos quedado fuera del sistema, 
podemos ser antisistema, pero sobre todo estamos fuera sistema, fuera 
del mercado de trabajo, fuera de las universidades si siguen subiendo 
las tasas. Y mi entorno inmediato, y es la única referencia personal que
 haré, hoy está en Osaka, en Yemen, en Manchester, en São Paulo y están 
en Canadá, no porque quieran, sino porque aquí no encuentran trabajo. Y,
 por lo tanto, permítanme que también denunciemos que la corrupción 
continúa siendo hoy una lacra que al final nos hace pensar si la 
corrupción es del sistema o si sencillamente es el sistema.
Hay más formas también, fuera de la 
dictadura de la austeridad, de hacer más democracia en esta legislatura,
 seguramente. El territorio lo tenemos altamente urbanizado, altamente 
contaminado, nuclearizado y con un desequilibrio territorial persistente
 y creciente. Se ha hablado también aquí de fracking, hemos tenido en la
 economía de casino la broma de mal gusto de querer hacer Eurovegas, 
afortunadamente no, con un mafioso norteamericano y un halcón 
neoliberal. Afortunadamente no ha sido así pero ahora venimos con la 
cantinela del Barcelona World y después también podemos avanzar y 
profundizar sobre la democracia en derechos civiles, en derechos 
sociales. Una ley contra la homofobia, el respecto al derecho al propio 
cuerpo de las mujeres de este país, por lo tanto, en la defensa del 
derecho al aborto…
Las balas de goma, que han salido aquí. 
Yo no dejaré de decir que cuando se pide que el Cuerpo de Mossos 
d’Esquadra tenga recursos para defenderse, creo que sinceramente se hace
 una exageración y se está humillando como mínimo a nueve personas que 
se llaman Òscar, Jordi, Edgar, Nicola, Angelo, Pau, Carles, Jordi y 
Ester, que son las nueve personas que están ciegas de un ojo por el 
impacto de una pelota de goma. Y cuando los Mossos tienen suficientes 
instrumentos y suficientes armas para sus funciones de disuasión o 
intervención en el orden público.
Finalmente, hay otro punto importante 
para nosotros, que es la cultura. Pensamos que hoy lo que está en crisis
 es la cultura, son los valores, y es fundamentalmente un cambio de 
paradigma cultural el que tiene que ser activado y con el cual estamos 
comprometidos.
Este pueblo ha sobrevivido a décadas de 
guerra, de exilio, de campos de trabajo franquista, de campos de 
concentración nazis, pero ha sobrevivido gracias a la cultura. Sin 
estado y contra el estado. Cuando no teníamos estado también hacíamos 
enciclopedias y también hacíamos cultura y también dábamos clases de 
catalán a escondidas. Y aquí, si me permitís, la única referencia –no 
quiero que sea demasiado larga– a la bancada que bautizaré como del 
miedo. Dos referencias. Yo soy un catalán que viene de Zamora. Mis 
abuelos eran labradores, campesinos, labriegos de la tierra. Aquí hay 
unos cuantos que son labradores del miedo y que no nos harán creer que 
la España más metafalangista es el futuro de este pueblo.
Los felicito porque durante veinte años 
de guerra mediática, política y judicial contra nuestra lengua, contra 
el catalán de todos, contra la inmersión lingüística, han conseguido, 
después de veinte años de tener todos los recursos, que doce familias de
 cincuenta mil no quieran estudiar en catalán. Los felicito de todo 
corazón y les recuerdo que la misma ofensiva… (Aplausos.) Gracias. Y les
 recuerdo que la misma ofensiva no es solo en Cataluña, también pasa en 
el País Valenciano y en las Islas Baleares, donde han hecho la misma 
ofensiva españolista y resulta que el 87 por ciento de los niños y las 
niñas de las Islas Baleares quieren estudiar en catalán y que hay cien 
veinticinco mil familias en el País Valenciano que se han matriculado en
 valenciano, el catalán de todos también, y no les dejan. Eso sí que es 
exclusión masiva y apartheid lingüístico.
Acabo. Hemos sobrevivido a Espartero, 
hemos sobrevivido a Franco… Señor Rivera, la dictadura franquista era un
 estado de derecho –era un estado de derecho–, el estado de excepción 
del nacionalsocialismo era un estado de derecho, y nosotros no queremos 
que en Cataluña vuelvan los nacionalistas; simplemente queremos que 
Cataluña sea de los catalanes. Es tan sencillo como esto.
Nuestros adversarios hoy son el Estado 
español y los mercados financieros, aquello que nos hace la vida 
imposible. Disponer de nuestra forma de gobernarnos a nosotros mismos, y
 de mejorar las condiciones de vida y trabajo de la mayoría social… Ayer
 llegó la Audiencia Nacional a Celrà y sí que me permito decirle una 
cosa porque me sorprende mucho que no conozca la historia del país. Ha 
hablado de barrios populares y a estos barrios populares han llegado los
 autobuses secuestrados por el movimiento vecinal, incumpliendo las 
leyes… Hay semáforos que tienen historia y alma y aquí incluso se ha 
hecho alcantarillado gracias a la desobediencia civil.
O le explicaré, seguramente una crónica 
que es personal y colectiva. Yo soy insumiso. Me negué a hacer el 
servicio militar obligatorio porque no tenía ni tenemos ganas de 
aprender a matar ni a morir. Lo hicimos cuarenta mil personas, y era 
ilegal y era un acto de desobediencia al estado de derecho, que 
finalmente ensanchó el derecho a no aprender a morir y a matar y el fin 
de una leva militar obligatoria.
Por lo tanto, la historia de la 
humanidad ha avanzado únicamente y exclusivamente a través de la 
desobediencia civil. Y así seguiremos y así seguirá este país.
La democracia que viene, que vendrá, ya 
está viniendo. Para nosotros…, quien piense que no tenemos proyecto de 
futuro y modelo de desarrollo, lo hemos discutido en las asambleas, en 
las comarcas, no solo con la gente de la CUP sino con los movimientos 
sociales. Queremos avanzar hacia una democracia del siglo XXI. Costará, 
es un proceso que será de diez o veinte años. Una democracia donde 
cohabiten la democracia directa, la democracia participativa y la 
democracia representativa. Una economía con un proyecto de futuro que 
sea la economía social y cooperativa; un sector público fuerte y un 
sector privado bajo criterios de mercado social. Y para llegar solo 
queda la activación popular, la desobediencia civil y la vía 
institucional.
Apelamos no a este Parlamento –también 
es verdad–, apelamos a la calle. Nuestra gran esperanza del último ciclo
 es la fuerza de la gente, los cierres en los hospitales, las finanzas 
éticas contra las finanzas de la usura, la energía de cooperativas, como
 Somos Energía, que ya están avanzando hacia un modelo energético 
sostenible y responsable. Algunos privatizan el agua y nosotros, en los 
municipios donde gobernamos, intentamos municipalizarla. Hay muchísimas 
alternativas, afortunadamente. Yo creo que es lo mejor que le ha pasado 
en el país. También venimos de un ciclo donde movimientos sociales poco 
conocidos y que entran poco en esta casa han activado muchísimo la 
democracia que vendrá, sea el feminismo, sea el ecologismo, sea el 
pacifismo y el antimilitarismo, sea la lucha contra los desahucios.
Y así se tiene que decir. En este país, 
los únicos que han parado desahucios ha sido la gente y ha sido la 
Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Y les tendría que caer la cara 
de vergüenza que ninguna institución, ningún gobierno, ningún municipio,
 haya parado un solo desahucio. Y este también es un problema de país.
Por lo tanto, y empiezo a acabar, está 
aquella referencia fundamental que hoy no venimos de la cultura de la 
delegación, nosotros ya somos de la cultura de la participación directa.
 Y hoy más que nunca resuena la gran proclama del movimiento 
afroamericano por los derechos civiles que dice que «el problema no es 
lo que hace una minoría particularmente cruel o particularmente 
poderosa, sino que el problema reside en la mayoría, en lo que hagamos 
nosotros con nuestra indolencia o con nuestra exigencia».
Nosotros nos activaremos. Sabemos que el
 camino es largo. También sabemos que en Ítaca…, ya veo que Ítaca sigue 
presente, pero Ítaca hoy, paradojas del siglo XXI, está intervenida y 
rescatada por la Troika. Por lo tanto, tenemos más problemas añadidos 
cuando lleguemos. Tendremos que pelearnos con unos mercados financieros 
muy complejos y que tienen mucho poder.
Y acabo diciendo que seguramente, desde 
un punto de vista colectivo, la lección del 25-N a la cual se han 
referido también otras representantes, es Sepharad y es Espriu. Nunca un
 pueblo se tiene que poner detrás de una persona, sino que de aquí, o 
salimos entre todos o no salimos.
Por lo tanto, todo el pueblo andamos 
juntos en el proyecto que es de la CUP, que es de ruptura democrática, 
de transformación social y de rescate de la democracia. Somos hackers de
 lo imposible. Blai Bonet decía –poeta mallorquín que tiene un poema muy
 sintético del tiempo que tenemos hoy delante–: «Lucha si puedes y, si 
no puedes, batalla. La impotencia nos dirá qué podemos hacer.»
En Palestina –tenía que salir también– 
hay un dicho que dice que las mejores salidas se encuentran siempre en 
los callejones sin salida. Y para hacer la tesis, la antítesis y la 
síntesis, porque quedan dos minutos, haré el resumen con la mano 
extendida para la autodeterminación de este pueblo; mano extendida a 
nuestro pueblo –avanzaremos donde haga falta para avanzar–, y el puño 
bien cerrado contra los recortes y contra cualquier agresión a los 
derechos sociales o a los servicios públicos.
Es así. Son las posibilidades del país 
donde vivimos y, por lo tanto, yo creo que este es el resumen: mano 
extendida, puño cerrado, y luces y taquígrafos en la gestión de los 
recursos y de la red pública de este país.
Decía Hannah Arendt que la dignidad, la 
constancia y cierto coraje es todo lo que construye la grandeza de la 
humanidad a lo largo de los siglos. Hoy es lo que nos hace falta: 
dignidad, constancia y cierto coraje. Pero sí que diremos una cosa a los
 que niegan la libertad como siempre: a nosotros no nos hace falta 
permiso para ser libres ni perdón por serlo.
Muchas gracias. Visca la terra! (¡Viva la tierra!)
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