¿En casa del herrero cuchillo de palo? La plantilla de El País aprobó el miércoles, 31 de octubre, tres jornadas de huelga contra el expediente de regulación de empleo (ERE) que ha presentado la empresa editora. El resultado de la votación en las asambleas celebradas en todos los centros de trabajo fue aplastante. Mientras el conflicto de El País merece crónicas en medio mundo, el lector de El País buscará en vano una sola línea sobre la convocatoria de huelga en las páginas o en la web del periódico.
La convocatoria de paro, para los días 6, 7 y 8 de noviembre, fue aprobada con el 92,6% de los votos (302 personas). Hubo 16 en contra (4,9%) y ocho en blanco (2,5%). La participación fue del 75,8% (326 votantes sobre un censo total de 430).
El apoyo masivo a la huelga es el resultado de la falta de voluntad negociadora de la empresa, pero también es una bofetada a la política de menosprecio, intimidación y amenazas a la plantilla, y en particular a la redacción, que han mantenido Juan Luis Cebrián, presidente de Prisa, y Javier Moreno, director de El País.
El desprecio a la redacción y al resto de la plantilla va estrechamente unido a la burla a los lectores. El País, desde el comienzo de la crisis, ha ocultado el contenido del plan presentado por la empresa. El director, Moreno, ha llegado a escribir en un mensaje a los periodistas que el despido de un tercio de la plantilla “en nada afecta a los lectores”.
La consecuencia lógica de una afirmación tan absurda es la manipulación, el falseamiento y la censura que vienen aplicando de manera implacable Moreno y sus mariachis. La utilización de las páginas del diario contra la propia plantilla ha merecido tres protestas del comité de redacción, que representa al conjunto de los periodistas. La asamblea del periódico ha reprobado también a Juan Luis Cebrián y a Javier Moreno, por sus amenazas e intimidaciones
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