El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, ha desmentido los rumores de recesión económica en el país, precisando que Irán se enfrenta a una dura guerra económica y psicológica lanzada por Occidente.
"Una guerra clandestina, vasta y pesada se ha librado [contra Irán] en el ámbito global... y nuestros colegas en el Banco Central [de Irán] y otros órganos competentes están trabajando para encontrar soluciones", ha señalado el mandatario persa en una conferencia de prensa ofrecida este martes en Teherán, capital iraní.
Respecto a las fluctuaciones en los mercados de divisas en Irán en los últimos días, Ahmadineyad ha puntualizado que el país persa desde hace tiempo tiene problemas en los cambios extranjeros “pero ahora han aumentado”.
Asimismo, ha declarado que los enemigos (EE.UU. y algunos de sus aliados) han impuesto embargos a las exportaciones de crudo de Irán, así como a las transacciones bancarias del país, para obstaculizar la venta de petróleo iraní, teniendo en cuenta que el crudo es la principal fuente de ingresos del país.
El mandatario iraní ha admitido, además, que las sanciones han disminuido parte de la venta de petróleo, sin embargo, ha asegurado que Irán pronto lo compensará.
"Hay que tener en cuenta que se trata de una batalla. Los enemigos se imaginan que pueden arrodillar a la nación iraní [a través de la aplicación de estas presiones]", ha dicho.
"Las presiones no solo son ejercidas contra los gobiernos, sino que son [ejercidas] contra las naciones. Todas estas [medidas] constituyen una guerra psicológica y, por supuesto, algunas decisiones han sido tomadas. Nuestra gente está tranquila. El enemigo ha lanzado una piedra contra nosotros, tenemos que recogerla y lanzarla de nuevo contra ellos", ha señalado.
Ahmadineyad también ha restado importancia a las amenazas israelíes de atacar militarmente a la República Islámica, asegurando que esas provocaciones constituyen una guerra psicológica y, en verdad, el régimen de Israel no tiene intención de atacar.
La Unión Europea, presionada por EE.UU., aprobó el 23 de enero una serie de sanciones contra Teherán, las cuales entraron en vigor el pasado 1 de julio. Dichas sanciones impiden a algunos Estados miembro del bloque comunitario comprar petróleo iraní o ampliar la cobertura del seguro de los barcos petroleros encargados de transportar el crudo que proceda del país islámico.
Occidente alega que el programa de energía nuclear del país persa persigue fines bélicos; sin embargo, Irán ha rechazado tales acusaciones, señalando que, como miembro de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y signatario del Tratado de No Proliferación (TNP), tiene derecho a adquirir y desarrollar energía nuclear con fines pacíficos.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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