sábado, 1 de septiembre de 2012
Hacía
tiempo que no decía grandes cosas. Total, él se mueve para aquí y para
allá, a las órdenes de Berlin; sin embargo, ayer destapó la caja de las
esencias del débil mental o del sinvergüenza total.
Mariano Rajoy salíó al paso de un editorial publicado en el diario británico Financial Times,
donde se denunciaba que el presidente español-, gestor de los intereses
del régimen juancarlista- gobierna pensando en los intereses de su
partido y no en el de los ciudadanos.
Tras
perderse en dimes y diretes del estilo "yo no quería hacer esto",
"tampoco quería hacer lo otro", "las circunstancias", "pondré el IVA
como antes en cuanto pueda" (nunca), soltó una frase que define
perfectamente a la España Mariana: "La primera obligación de un
gobernante es decir la verdad a la gente"
Una vez más, y casi sin darse cuenta, volvió a mentir.
Una vez más, y casi sin darse cuenta, volvió a mentir.
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