PRIMEROS "SIN PAPELES" EXPULSADOS DE LOS CENTROS DE SALUD

SIGNIFICA ESTO..... PUES QUE SE MUERAN¡¡¡¡¡. PORQUE EVIDENTEMENTE NO TIENEN DINERO PARA PAGAR A UN MEDICO PRIVADO. 

   Y LOS RICOS CADA DIA MAS RICOS.  INCOMPRENSIBLE¡¡¡¡¡.  INACEPTABLE¡¡¡¡¡ INHUMANO¡¡¡¡¡¡. 
VIVIMOS EN UNA SOCIEDAD HUMANA, O EN UNA SOCIEDAD DE FIERAS CORRUPIAS ENAJENADAS POR EL DINERO?. 

Laila y Soulaiman, ambos sin papeles, tras ser rechazados por el Centro de Salud de Lavapiés (Madrid). 

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MADRID // “¡60 euros! ¡Me quieren cobrar 60 euros por una inyección!”, gritaba Laila Debboun, de 29 años, en la puerta del Centro de Salud de Lavapiés (Madrid). Desde que dio a luz, sufre fuertes dolores de espalda y necesita que el médico le administre una inyección cada cierto tiempo. Este mediodía, en el ambulatorio del barrio se la han negado y ha tenido que acudir a conseguirla a otro centro especial para mujeres. “También es un centro público, pero allí tienen más sensibilidad que aquí”, explicaba en la puerta, mientras enseñaba orgullosa el algodón que le acababan de poner. “Ha sido una suerte, pero mi salud no puede depender de la suerte”.
Hoy es el primer día de atención en los centros de salud desde que entró en vigor el decreto que deja fuera del Sistema Nacional de Salud a los inmigrantes que carezcan de documentación (incluidos aquellos que no han podido renovar su permiso de residencia por haber perdido su contrato de trabajo).
Laila, hija de marroquíes, nació en España hace 29 años, pero el Gobierno le denegó la renovación de su permiso de residencia en 2006, un año después del fallecimiento de sus progenitores. Desconcertada, no sabe si en el futuro podrá seguir recurriendo al centro de mujeres o si tendrá que viajar a otra comunidad autónoma que sí atienda a los sin papeles. Es el caso de Andalucía o Asturias, que aseguraron que seguirán asistiendo y suministrando medicamentos –en contra de las indicaciones del Gobierno– a todas las personas, tengan o no documentación.
Junto a Laila, protestaba también Soulaiman Zarradi, marroquí de 23 años. Él dejó Tanger hace 10, está casado con una mujer española y tienen un niño de cuatro años. “Me caducaron los papeles y no he podido renovarlos”, explica. Y lo mismo le ocurrió con la tarjeta sanitaria, por no tener permiso de residencia. “Me dicen que tengo que pagar 60 euros ¡Menudos sinvergüenzas!”, protesta.
A mediodía, apenas ocho de las 50 personas que aguardaban en la sala de espera del centro de salud eran extranjeros. Todos, con ‘papeles’. “Antes venían muchos más extranjeros a las consultas. Llegó a haber un 40%, pero muchos se han marchado en los últimos años por la crisis”, explicaba uno de los médicos. “Al poner el nombre de un sin papeles en el ordenador, no aparece nada. Es como si estuviese registrado en otra ciudad”.
Jassim, pakistaní de 40 años, vecino en Lavapiés desde 2002 y con sus papeles en regla, esbozaba una mueca de disconformidad en la sala de espera: “A nosotros no nos afecta porque tenemos papeles, pero no es humano que le nieguen la atención médica a otras personas. Pueden bajar los salarios y subir el precio de la vivienda… nos adaptaremos. Pero a los problemas de salud no se puede adaptar nadie”.

OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA