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miércoles, 18 de julio de 2012

LOS PARTIDOS "SOCIALISTAS"


jul
20

¿De qué ha servido el reformismo o la socialdemocracia o el socialiberalismo en España? (II)

Pedro Pascual
Más o menos, de manera similar ha acontecido este proceso a lo largo de toda europa, fundamentalmente en el caso de los partidos socialistas, y en cierta manera en gran parte de los partidos comunistas. Ambos partidos, unos más pronto o más tarde, han ido reculando en su ideología y objetivos ya fuese por pragmatismo, por ansía poder o por necesidad de participar en el juego democrático, asumiendo para  ello puntos que unos años antes era inaceptables. La mayoría de los partidos socialistas “ganaron” con su cambio ideológico, que pasó del marxismo a la socialdemocracia y de esta a un social liberalismo, pero en cambio los partidos comunistas perdieron en su renuncia al leninismo y su nueva concepción eurocomunista, ¿qué es el PCF? ¿y el PCI? Y del caso del Pce ya hablaremos en próximos artículos, pero a mi poco entender, su intento de suicidio no fue mortal como en los anteriores casos – aunque recogemos lo que hemos sembrado – o bien en vez de una muerte rápida se está desarrollando una lenta muerte – hecho que no creo que sea así, pero que considero adecuado el plantearlo.
Gran parte de las consecuencias que el pueblo trabajador está sufriendo ahora se debe a la traición cometida por parte de los partidos socialistas que asumieron el capitalismo como sistema o más bien el sinónimo que ellos aceptaron de la economía social de mercado. Pero antes cargar tintas con nuestro querido Psoe y como ejemplo de que en esta cuestión cada país europeo es una copia de los demás, he aquí un fragmento de un estupendo artículo de José Saramago de agosto de 1977 titulado A  mão do finado (La mano del muerto):
“[...]¿por qué no debería el Partido Socialista, siguiendo el paso de su homologo francés, el pensar en meter una rosa en la mano de su emblema? Lo que cuenta es disfrazarse y ahora se  torna urgente. Después de hacer  la grotesca distinción entre mano izquierda y mano derecha, va la izquierda a enmascararse de rosa, para en un tercer momento quedar solo la flor, mientras tanto, la mano, avergonzada,se esconderá en el bolsillo.
Mañana, los dirigentes del PS alienado, dejaran de lado otros pecados de juventud, esos otros que llevaron a buena parte del país y que contribuyo en gran parte para que millones de portugueses andasen por ahí con un puño levantado, queriendo hacer revoluciones.
Estas cosas no suceden por casualidad. Roto el programa, traicionado los compromisos asumidos con el pueblo portugués ante las urnas, ¿qué hace ahí aquella mano crispada, aquel puño de trabajador? Venga pues la florecita,la rosa pálida, el amor perfecto – y porque no el trébol de cuatro hojas como símbolo de la buena suerte que el pueblo tiene cuando, enseñado a temer el comunismo del PC, le pusieran delante el socialismo del PS, bajo la paternal bendición del MFA (movimiento de las fuerzas armadas) ¿y al fondo, disciplinadamente, las fuerzas armadas cuadrándose ante él? Ahora solo falta oír las razones que el PS dará cuando renuncie al símbolo. Dirá tal vez que un puño así cerrado asustaba a las personas pacíficas, que los tiempos son de concordia, no  de revolución y que la rosa lo es, mucho mejor que el clavel, que apenas tiene veinte pétalos, mientras la rosa tiene veintiuno, y que por tanto la flor ha de ser solo una, y la rosa más que ninguna. Y sus poetas cantarán a la rosa, y este Portugal que ya era jardín plantada en la playa, será rosal y jardín infantil. El puño cerrado del PS es el recuerdo de la memoria, alguna vez espina para picar las conciencias adormecidas u ocupadas en la contabilización de sus ganancias y nuestras pérdidas.
Se torna hoy claro que aquella mano en aquella bandera era una equivocación. O tal vez un presentimiento. Mano cortada, mano amputada, en gesto cataléptico o trozo embalsamado, mano de cadáver que acompaña a su propio entierro –  en vísperas de ser echada al basurero de la historia, al son de la aria, “Somos Europa” con ritmo de, “Barras y Estrellas”. En la grosera escenificación que el Partido Socialista montó en Portugal, esta no sería el número más trágico, sino mas bien la clave de muchas cosas que cuestan de entender.
Estamos en el tiempo de las facturas, pero también en el tiempo de las clarificaciones. El PS avanza con la cabeza baja y la bandera a rastras, hacia el lugar donde se hará su ejecución. Va pasar por la mayor prueba de su corta existencia, ellos que celebraron falsamente su centenario. ¿Morirá? Tendrá que morir, o no vivirá.
¡Muerto el Partido Socialista! ¡Viva el Partido Socialista!
¿Pero dónde está aquél que  el Socialismo necesita?”
Del caso del PSOE hablaremos en próximos artículos, pero en referencia a lo dicho por Saramago, en el caso español, puede que se fuese incluso un poco más allá, y me estoy refiriendo a que en un famoso spot de la campaña electoral del año 1996 – obsérvese con detenimiento el segundo 23 y 24  - el PSOE se transformó en el PSE quitándose la maldita O, la cual, al igual que en ocasiones suma votos – cuando gobierna la derecha del PP- a veces los resta – cuando ellos gobiernan, en su camino centrista, de ser partido para todos- (Y si no rechaza la palabra socialista, es únicamente porque dicha palabra – antes ideológica- ha perdido para gran parte de la población su significado, pasando a ser como lo social, así el partido socialista es un partido que si puede y se dan las circunstancias se preocupará por los asuntos sociales, pero siempre y sin duda alguna, dentro del capitalismo.)

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