ALGECIRAS NO ESTA PARA REYES

• 22 de junio del 2012.

J.M. LEÓN MORICHE.

Indiferencia. Algeciras pasa del Rey. Es lo que se puede decir de la visita de Juan Carlos I a esta ciudad, a la vista del público que se ha echado a la calle para verlo. Si descontamos a policías, periodistas, personal del séquito regio, feriantes despistados y despistados habituales, no han sido más de doscientas las personas que han esperado la llegada de la comitiva real. La glorieta del pandero parecía un campo de fútbol de pueblo, en un partido de tercera división. Poco público, pobre espectáculo. A un lado, bajo un sol implacable, los monárquicos con sus banderas rojigualdas. Al otro, resguardándose bajo la débil sombra de la portada de la feria, los republicanos con sus banderas tricolores.

Viva la guardia civil, gritaron y aplaudieron los monárquicos cuando un minibús lleno de agentes del instituto armado que precedía al rey giró en la rotonda para coger la cuesta que lleva a la comandancia. España mañana, será republicana… No hay dos sin tres, República otra vez, gritaron los republicanos.  Y un espontáneo añadió: Obreros y elefantes, unidos y adelante. La cosa no dio para más. El rey se perdió como una exhalación cuesta arriba. Era la hora de los discursos y los parabienes en petí comité ante las autoridades locales. Y ante la prensa que difundirá los discursos allende Despeñaperros.

En la rotonda, el público se dispersó y las cámaras de Onda Algeciras se quedaron sin gente detrás para hacer su conexión en directo bajo la portada de feria.  No había multitudes aclamando al monarca ni republicanos enfurecidos gritando contra él.

Y poco más. Bueno, el policía que fusil con mirilla telescópica en mano vigilaba desde lo alto del edificio de la Seguridad Social seguía allí, atento no sé a qué. Tenía poco trabajo, la verdad. La gente iba ya a lo suyo. Los que tienen posibles y ánimo a la feria, y los que no, a su rutina: trabajo, o paro. No hay más. Algeciras pasa.