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domingo, 19 de abril de 2015

RUMANIA: DESPIDOS EN DACIA, QUE AMENAZA AL GOBIERNO CON IRSE DE RUMANIA A PESAR DEL CRECIMIENTO DE SUS BENEFICIOS EN 2014

 19 de abril de 2015


El pasado año 2014, Renault aumentó sus ventas un 3,2%, llegando a los 2,71 millones de vehículos, crecimiento debido en gran parte, según los analistas, a su marca low-cost, Dacia, que vendió 1,14 millones de unidades, suponiendo esta cifra un 5,3%, de aumento con respecto al año anterior.

Dacia fue la principal marca de coches rumana, junto con Oltcit y Aro, durante el periodo socialista;
entonces, era propiedad de los trabajadores, y siguió estando en manos del estado rumano hasta 1999, cuando fue comprada (la típica ganga a cambio de comisiones a los políticos de turno propia de un régimen capitalista neocolonial) por la francesa Renault. A partir de 2004, fue transformada en la "marca barata" de la multinacional francesa, teniendo un gran éxito gracias al modelo Logan, uno de los vehículos más vendidos del mundo.

No obstante, y a pesar del aumento de las ventas del año 2014, cientos de empleados rumanos de la fábrica de Dacia, en la ciudad de Mioveni, van a ser despedidos este año, tal y como ha sido confirmado por la dirección de Renault; además, otros trabajadores temen que corran su misma suerte en el futuro, ya que la empresa francesa ha advertido/amenazado en varias ocasiones que piensa trasladar su producción a Marruecos, donde los salarios son aún más bajos.

Hay que recordar que en Rumania el salario medio es de apenas 400 euros brutos mensuales, aunque sea en torno a los 200 el sueldo más común. A pesar de que enorme explotación de los trabajadores rumanos ha producido inesperados beneficios a los jerifaltes de la multinacional francesa, estos no han dudado en proceder a despidos masivos y a plantearse el traslado de las fábricas a un país donde se pueda apretar todavía más la tuerca a los trabajadores para exprimirles aún más brutalmente.

Los planes de Renault ya han condenado al despido a más de 500, de los 14.000 trabajadores en la multinacional francesa en Rumania. El director general de Dacia ha amenazado, de paso, al gobierno rumano, intentando justificar los despidos y el futuro traslado de la producción, en un lamentable ejemplo de como las multinacionales no dudan hoy dia de dar órdenes a los gobiernos mientras estos no hacen más que facilitar sus beneficios a costa, si hace falta, de sus propios ciudadanos y trabajadores. Según la multinacional, que llena hasta ahora los bolsillos de unos cuantos bandidos gracias a la explotación de los trabajadores rumanos, la causa de su decisión de comenzar a despedir y de un posible traslado de la fábrica es la "falta de autopistas en Rumania", en concreto, una que una Bucarest con el resto de la U.E. a través de Transilvania, pasando por Pitesti, vecina de la ciudad en donde se ubica la factoría. Actualmente, la autopista llega desde Bucarest hasta la ciudad citada, Pitesti, a unos cien kilómetros de la capital.


Es más, en una triste muestra de como los sindicatos están al servicio directo de esas mismas multinacionales, y no de la clase trabajadora, cerca de 7000 sindicalistas han protestado el pasado jueves, en el centro de Miovenis, no para exigir a Dacia que deje de despedir a los compañeros o al gobierno que obligue a la multinacional a readmitir a los despedidos, a que suba los salarios o a que aumente el salvajemente recortado en estos últimos años gasto social sino, todo lo contrario, solicitando al gobierno que obedezca cuanto antes a sus amos de Renault, para evitar que cumplan su amenaza.
No importa, como hemos dicho, que Renault haya tenido beneficios inmensos el pasado año, ni que las condiciones de trabajo, no solo las salariales, sean pésimas; tampoco parece importante que la antigua fábrica Dacia, antes propiedad de la clase obrera rumana, esté hoy en manos de una corporación a la que poco le importan el bienestar, la salud o las condiciones de vida de los que en realidad crean la riqueza, que luego ellos se apropian sin mover un dedo, y cuyo único fin es llenarse los bolsillos con el esfuerzo de los trabajadores rumanos (o marroquíes) y llevarse los beneficios (como hizo Renault el pasado año con el 95% de los beneficios obtenidos por Dacia) fuera del país.

Se trata de una muestra más de la falta de un partido de vanguardia en Rumania, que dirija y organice la lucha de la clase trabajadora y que sirva como resorte de resistencia contra la imposición de la ideología capitalista entre la clase obrera, hoy lamentablemente sometida, por causa de décadas de desorganización y desmovilización, a los caprichos e intereses de la clase capitalista (que, es obvio, sabe que de ello depende que continuen siendo incuestionables sus privilegios, como impune su saqueo, y que puedan seguir viviendo como parásitos a costa de la riqueza y el trabajo de los pueblos y los trabajadores).


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