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martes, 28 de abril de 2015

EUROPA BLINDA SUS FRONTERAS



frontex
Como era previsible, los golpes de pecho de Mogherini y de buena parte de los mandatarios europeos se han quedado sólo en eso, en declaraciones vacías para acallar conciencias, para hacer creer así a la opinión pública que la Unión Europea sigue siendo el faro de la civilización en el mundo. Hoy mismo ya costaba encontrar en los periódicos algún titular prominente relacionado con la catástrofe humanitaria acontecida en el Canal de Sicilia días atrás o con la cumbre celebrada en Bruselas para afrontar una crisis que ya se ha cobrado alrededor de 2.000 personas sólo en lo que va de año.
Basta echar un vistazo a los términos filtrados del acuerdo de Bruselas para darse cuenta de que la vieja Europa ha optado por levantar aún más sus muros fronterizos y encerrase tras ellos dejando que los más desfavorecidos se pudran en los países saqueados por decenas de años de colonialismo y neocolonialismo. En vez de adoptar medidas para acabar con los motivos que impulsan la necesidad de migrar, en vez de atacar las verdaderas raíces de los problemas en su lugar de origen, la hipocresía europea se centra en acciones sobrevenidas, en soluciones militares o policiales, de índole represiva. Ni una medida destinada a solucionar los conflictos que propician las oleadas de inmigrantes, ya sean de índole económica, política o de seguridad.
Destruir las embarcaciones usadas para acceder a Europa parece ser la idea estrella surgida de las mentes de nuestros dirigentes, una ocurrencia peregrina digna de políticos mediocres e ignorantes, que son los que llevan las riendas de esta triste Unión. Pero las desgracias nunca vienen solas, a esta salvajada se le une el control de los inmigrantes mediante la toma de huellas dactilares, las devoluciones forzosas de la inmensa mayoría de aquellos que logren llegar al viejo continente, la recopilación de datos de inteligencia de migrantes y contrabandistas en países emisores o que sirven de escala en los viajes y cosas así, todas de corte inhumano al más puro estilo colonial.
Ninguna de estas medidas disuadirá a aquellas personas desesperadas por huir de una situación de guerra o de hambruna de intentar dar el salto. Si no disponen de barcos pesqueros, lo harán en cayucos, en zodiacs, en pateras, sobre cámaras de ruedas de tractores o en barcas de juguete playeras. Nada los detendrá, hay ejemplos sobrados de ello en todas las fronteras exteriores de la UE. Este tipo de catástrofes se repetirán una y otra vez ante la inacción y la inoperancia de occidente. Por aquello de la cosmética y la humanidad, se incluirá alguna tímida acción para facilitar la solicitud de asilo y para mejorar la eficacia del Frontex en la interceptación de barcos antes que puedan hundirse, pero poco más, eso es lo que se ha conocido.
Ni una palabra de autocrítica, ni una mención a la responsabilidad europea en la destrucción de Irak, Libia o Siria, países emisores de inmigrantes luego de que la OTAN, EEUU y naciones europeas pusieran sus zarpas sobre ellos. Ni una sola mención al modo de estabilización de esos estados ahora fallidos con nuestra inestimable intervención o al apoyo prestado al terrorismo usados como herramientas de caos —supuestamente— creador, para rehacer los mapas de Oriente Medio a medida de los intereses de Israel o Estados Unidos. Mientras que nuestros dirigentes no entonen el mea culpa por los desastres que han provocado y siguen provocando, mientras que no les pongan un decidido remedio, ninguno de ellos tendrá derecho a quejarse de lo que sucede allende las fronteras sureñas.
Lo que sucede en las costas europeas es como la venganza de los desheredados, una especie de justicia kármica. No se puede pretender apedrear un avispero sin que te piquen avispas. Europa tiene que hacerse cargo de los desaguisados que provoca. Por muy altos que levanten los muros exteriores del continente, no vamos a conseguir ser inmunes al veneno que hemos ayudado a producir. No hay fronteras, frontexs, concertinas o vallas que puedan detener a seres humanos con la decidida intención de escapar de la muerte, de la hambruna o de la guerra en sus países de origen. Pero claro, pretender que los miopes dirigentes europeos entiendan esto con su visión cortoplacista de la historia es poco menos que imposible.

OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA 

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