domingo, 26 de abril de 2015
Cuando el estado repartió heroína para alienar a gran parte de su juventud.
Todavía recuerdo
aquellos años finales de los 70, principios de los 80, cuando de repente
apareció misteriosamente la heroína en casi todos los barrios populares
de Canarias. Antes solo se encontraba marihuana, hachís, pastillas y
excepcionalmente cocaína, drogas que no generaban en aquellos tiempos
una excesiva adicción, ni convertían a quienes las consumían en zombis
demacrados/as dispuestos/as a todo para conseguir una nueva dosis.
Con la heroína lo
consiguieron y todo se llenó de fantasmas desnutridos/as, tremendamente
flacos/as, recorriendo las calles pidiendo dinero, forzando coches,
robando, pegando tirones, atracando, saqueando los humildes ahorros de
sus propias familias.
Soy de los que pienso
que el propio estado comenzó ese reparto indiscriminado de droga, con el
objetivo claro de alienar a una juventud que era combativa, que llevaba
años luchando contra la anterior dictadura fascista española, que tras
el engaño siniestro de la “transición” a la falsa democracia se eternizó
en el poder a los nuevos ladrones, delincuentes políticos, estafadores
profesionales de coche oficial, que temían a una juventud que comenzaba a
organizarse, a luchar, a movilizarse en sus barrios y ciudades, en los
centros educativos de secundaria y en la propia universidad.
Ese plan alienante se
llevó a cabo por todo el estado español, no solo en las islas,
incidiendo sobre todo en Euskal Herria, Catalunya, Galixa, Andalucía,
Madrid…, donde de repente los/as heroinómanos/as formaron parte del
paisaje cotidiano, destruyendo a una parte de la juventud más luchadora,
llevándola a la muerte por sobredosis, asesinatos, disparos de la
policía y suicidios.
Por ello no entiendo que
los voceros del caduco régimen español se echen las manos a la cabeza,
simplemente porque alguien diga “que la propia policía repartió drogas”.
Es una realidad palpable, no sé si los cuerpos de seguridad lo hicieron
directamente o no, pero es un hecho que existió, un proyecto
preconcebido de alienación desde las entrañas del estado, cuyos
resultados les fueron inmensamente satisfactorios, borrando del mapa
social y político a muchos/as jóvenes, destrozando barrios combativos,
heroicos y altamente organizados, donde gran parte de sus líderes
juveniles cayeron en las fauces de las toxicomanías, conducidos/as
directamente al paredón de la pasividad, del lumpen, de la absoluta
indigencia, de una exclusión social casi irreversible.
Muchos amigos y amigas
jamás salieron de ese abismo, yo mismo pude ser uno/a de ellos/as. Gente
muy valiosa, inteligente, con mucha cultura, compromiso, con ideas
claras de lucha contra este criminal sistema capitalista, compañeros/as
que ahora están muertos/as, hospitalizados/as de por vida o simplemente
con una demencia permanente, deambulando calles oscuras en la más
absoluta soledad, desamparados/as por el corrupto régimen, sobreviviendo
en bancos de alimentos, pasando sus últimos días en centros sociales
tapadera, que lo único que persiguen es tapar la evidente y triste
realidad.
Aquellos años de Deep
Purple, Led Zeppelin y el amor revolucionario de Víctor Jara, inundaron
de ternura esa parte de nosotros/as que todavía sigue viva, que nos
estremece cuando recordamos a los/as muchos/as que ya no están, que se
quedaron en el camino desolado, galopando caballos de muerte entre las
nubes del olvido.
Diario Octubre
(viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es)
Los autores
Los cómplices
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