Publicado en: 30 marzo, 2015
Por La voz del pueblo no es ilegal
Crónica en primera persona sobre la represión al final de la
manifestación de “Las Marchas de la dignidad” el pasado sábado 21 de
Marzo en Madrid. Una vez más, este sábado 21 de marzo volvimos a la
calle junto a las Marchas de la Dignidad llegadas a Madrid desde
diferentes puntos de la península. Y […]
Crónica en primera persona sobre la represión al final de la manifestación de “Las Marchas de la dignidad” el pasado sábado 21 de Marzo en Madrid.
Crónica en primera persona sobre la represión al final de la manifestación de “Las Marchas de la dignidad” el pasado sábado 21 de Marzo en Madrid.
Una vez más, este sábado 21 de marzo volvimos a la calle junto a
las Marchas de la Dignidad llegadas a Madrid desde diferentes puntos de
la península. Y de nuevo, hemos podido comprobar algo ya conocido por
muchxs y a la vez ignorado por otrxs tantxs: los constantes atropellos a
la farsante e irreal Constitución Española y sus derechos fundamentales
por parte de las fuerzas represivas y del propio Gobierno.
Esa tarde, 21 de marzo de 2015, pudimos vivir como diversos
artículos (15, 16, 17, 18, 19, 20, 21…) de esta farsante Constitución,
creada en 1978, fueron violados, apuñalados y abandonados en un pozo sin
fondo desangrándose.
Miles de caminantes recorrían el centro de Madrid procedentes de
todos los territorios del estado, convocadxs por las Marchas. La lucha
obrera y social por la dignidad es legítima, así lo decía su lema: “Pan,
trabajo, techo y dignidad”. En esta ocasión, el 21M no era el objetivo
final; la lucha se enfoca hacia la Huelga General que se convocará en el
próximo mes de octubre.
Este gran acontecimiento popular (y como su propio nombre indica,
“digno”) ha sido totalmente ignorado por la prensa burguesa estatal en
comparación con las movilizaciones de 2014. La prensa ha hecho oídos
sordos y ojos ciegos, dando protagonismo a las elecciones andaluzas y
todo el juego electoral del sistema. Ha obviado la lucha obrera,
criminalizándola a través de hechos puntuales. Hechos que pude vivir en
primera persona y que quiero relataros.
La tarde transcurrió con una marcha pacífica al grito de diferentes
consignas y llena de banderas de distinto colorido. Llegamos a la Plaza
de Colón y lxs representantes de las distintas columnas de marchantes
leyeron sus discursos y manifiestos, explicando sus pretensiones. Hacia
las 20:00 horas se daba por finalizada la Marcha de la Dignidad desde
los altavoces instalados en dicha plaza. La organización tenía un cordón
de seguridad para evitar que se produjeran disturbios innecesarios.
Pero tras darse por finalizada la marcha oficialmente por megafonía,
empezó el ataque a los derechos humanos.
Un bloque de unas 300 personas antifascistas mantuvimos la
movilización un tiempo más, ante el corte de la calle Génova por los
antidisturbios. Poco después, nos retiramos de la zona coreando cánticos
en favor de lxs represaliadxs y contra el fascismo y el capitalismo.
Antes de iniciar la marcha, hicimos un reconocimiento de la situación.
Los antidisturbios tenían las calles absolutamente bloqueadas; aunque la
teoría dice que deben dejar una calle libre para evitar posibles
aglomeraciones peligrosas.
El Paseo de Recoletos estaba bordeado de furgones de antidisturbios
en ambos sentidos. La comitiva iba precedida de otros tantos y otra
nutrida jauría de furgones se sumó a nuestras espaldas, en posición
amenazante. Para asombro de la mayoría, todos los furgones encendieron
las sirenas. Llegamos a Cibeles y los furgones escoba empezaron a
acelerar, obligando a acelerar la marcha también. Ante está ratonera que
no presagiaba un final agradable, el grupo decide enfilar hacia Gran
Vía, por donde avanzamos cortando el tráfico al grito de “libertad
detenidxs por luchar” y “anticapitalistas”.
Una línea de furgones nos pisa los talones. El nerviosismo se
acentúa cuando antidisturbios empiezan a bajar de sus furgones
preparados para cargar contra el grupo. Y ocurrió lo que debía ocurrir:
nos defendimos. ¿Caímos en provocación? Sí, pero no nos quedaba otro
camino. Nuestra defensa “violenta” no es gratuita: no nos quedaba otro
camino.
Se cruzaron algunos contenedores entre la policía y nosotrxs, y una
sede de Bankia fue atacada. Mientras, un enorme dispositivo de
antidisturbios espera a nuestra manifestación espontánea a la altura de
la calle Montera. Allí la policía carga sin miramientos contra el grupo,
obligándolo a dispersarse en dirección al sur. Decenas de furgones y
cerca de un centenar de antidisturbios a pie toman la Puerta del Sol.
Para que se sepa la verdad, he de puntualizar, ya que la prensa no
lo dice: NO!! (Rotundamente), NO se atacaron comercios. Se atacaron
entidades bancarias culpables de dejar a la gente en la absoluta miseria
y de asesinatos mal llamándolos suicidios, como Bankia y Banco
Santander. Es cierto que se dañó mobiliario de algunas terrazas, pero
porque es la única defensa que tenemos ante sus pelotas de goma, sus
porras y su abuso policial.
Todo esto sucedía en torno a las 21:30 de la noche. Intentamos
poner calma, pero no conseguimos tranquilizar el nerviosismo generado
por los antidisturbios, y no se pudo evitar la ruptura del grupo.
En este punto, llegamos al peor momento visto en estos tiempos. La
policía y su ejército de secretas e infiltradxs, ocupando las aceras
completamente y extendiendo sus porras extensibles, acosaron,
persiguieron y emboscaron a un grupo de jóvenes, a muchxs de lxs cuales
tienen ilegalmente fichadxs para nutrir de imágenes a los telediarios
que hacen propaganda asustaburgueses de lo terrible que sería la
alternativa a su corrupto sistema.
A nuestra costa (estos ejercicios de fascismo los pagamos lxs
contribuyentes), la Delegada de Gobierno, Cristina Cifuentes, había
llenado la ciudad de robocops, rifle en mano, que perseguían impunemente
a ciudadanxs por toda la urbe, en una orgía de violencia, terror y
fascismo.
Lxs turistxs parecían no entender nada. Se preguntaban si estarían en alguna dictadura asiática o si había vuelto Franco.
En pequeños grupúsculos, intentamos salir del paso de la mejor
manera. Algunxs nos reorganizamos en otro punto de la zona, evitando las
intensas cargas y las “búsquedas de enemigxs del sistema”. A mí y lxs
compañerxs de mi grupo, nos salvó una casualidad planeada. Pero otrxs no
tuvieron tal suerte. Un grupo fue emboscado en calles estrechas.
Tras cerrar el tráfico en varias calles por los alrededores de Sol y
La Glorieta de Jacinto Benavente, zona altamente turística, un ejército
de policías emboscó a este grupo de jóvenes, desarmadxs e indefensxs.
La policía apaleó sin piedad al grupo de jóvenes desarmadxs y
aterrorizadxs, que estaban de rodillas contra una pared. Algunxs eran
menores de edad. La injustificable violencia que la policía desató, es
digna de la peor dictadura autoritaria.
Lxs pocxs que pudimos, llegamos al lugar donde lxs estaban
apaleando. La policía nos impedía ver lo que estaba pasando, con sus
furgones y formando un cordón policial desmesurado. Era escalofriante
escuchar los gritos de lxs jóvenes apaleadxs, pidiendo ayuda mientras
eran ocultadxs por las furgonetas.
Todo aquello fue una grave afrenta a la libertad de prensa. Se
impidió en todo momento que la prensa registrase imágenes y la policía
se negaba a dar cualquier información sobre el estado de las personas
retenidas. Hubo mucha dificultad para grabar las actuaciones policiales e
informar libremente. Todas las personas que nos encontrábamos en el
lugar estábamos vigiladas de cerca por una centena de UIP y no teníamos
constancia ni del número de personas retenidas ni de los sucesos que ahí
estaban ocurriendo…
Pasada más de una hora llega mucha prensa y nos enteramos de que
llega otro furgón policial, pero ignoramos si será para trasladar a las
personas que siguen retenidas aquí, en la calle La Paz, entre Sol y
Jacinto Benavente.
A la hora del telediario, las redes sociales ironizan con las
cargas policiales, todo un clásico… lamentable costumbre que una vez más
se repitió. Las cargas policiales comenzaron minutos antes de que
dieran comienzo los principales telediarios, para variar, cuando muchxs
de lxs manifestantes aún no habían abandonado las proximidades de la
Plaza de Colón. “La hora de la Represión” estaba servida a todos los
Telediarios.
Llama la atención que lo más subrayado de la poca difusión que dio
la prensa a lo ocurrido, es que el grupo de antifascistas no pertenecía a
las marchas. Pero cuando eres unx de ellxs y tienes a tu lado a
gallegxs, catalanxs, castellanxs… Quedan en evidencia tales difamaciones
incriminatorias.
No se sabe qué pasará con las personas retenidas, si finalmente
serán detenidas. Iban caminando por la calle y han sido cercadas por la
policía.
En esos momentos nos informan que en la Calle Mayor hay al menos
una persona detenida que fue abordada por policías de paisano. Esta
persona queda retratada en una cruda foto donde se puede ver su cabeza
en el suelo y la rodilla de un “protector de la seguridad” en su pómulo.
Los furgones tapan la calle La Paz, pero unx fotoperiodista nos
confirma que las retenidxs siguen acorraladxs, arrodilladxs y con las
manos en la pared. La policía abre la puerta de los furgones para que no
veamos lo que pasa. Empiezan a llevarse detenidxs y son trasladadxs
entre gritos de apoyo y golpes a los furgones que les privan de su
libertad.
Se retira por completo la UIP y lxs presentes nos acercamos al
lugar de los hechos. Acercarme me hundió. Encontramos gasas con sangre,
guantes del personal sanitario y lo que es más grave, restos de tubos de
intubación. Nos temimos lo peor. Mis sentimientos derivaron en una gran
impotencia por no haber tenido la fuerza suficiente para sacarlxs del
callejón, costará lo que costara.
Lxs sanitarixs mantuvieron la boca cerrada y no dieron información
alguna de lo ocurrido. Las cámaras de Radio Televisión Española no
querían grabar los restos de sangre de la brutal agresión. Les
increpamos por ello y lo hicieron. Eso parecía, porque luego se demostró
que la grabación no fue real.
Tal era la desinformación a la que nos enfrentamos, que no sabíamos
ni quiénes estaban detenidxs, ni cuántxs, ni el estado de salud de
ningunx. Sólo que había presencia de furgones y ambulancias en el
hospital Doce de Octubre. Se rumoreó que había 30 detenidxs, luego eran
20… Pero realmente fueron 17, tres de ellxs menores.
A esas horas, 22:15, el diario El País tenía el nombre e historial
policial de una de lxs detenidxs. Probablemente antes de que su abogadx y
su familia supieran incluso dónde estaba; esta es la triste realidad.
Mientras, algunxs testigxs denuncian la brutalidad policial empleada en
dicha detención.
Así de difícil y costosamente se cerraba esta triste jornada, llena
de incertidumbre. Pero renovamos los dos días siguientes, en las
puertas de los juzgados de Plaza de Castilla. Unas 50 personas nos
manifestamos al grito de “contra su represión, nuestra solidaridad”
apoyando a lxs compañerxs luchadorxs y evitando el circo mediático de la
prensa.
Hablando directamente con lxs detenidxs y gracias a las escasas e
impactantes grabaciones de lo ocurrido, hemos podido saber la crudeza de
lo que han vivido.
Hemos podido conocer cómo a unx compañerx detenidx le han roto un
dedo en comisaría al grito de: “negro de mierda”. Ataques de asma
ignorados hasta que llegó a la máxima gravedad y trajeron Ventolín.
Brechas grandes en la cabeza a unx compañerx… Sin olvidar que TODXS
fueron golpeadxs en prisión dejando sus espaldas moradas.
El domingo 22, supimos que soltaron a lxs tres menores detenidxs en
las mismas puertas de los juzgados. Lxs cuales fueron puestxs ante la
fiscalía de menores con distintos cargos irreales.
Un dato nuevo, desconocido hasta entonces, fue que hubo 57
retenidxs separados en bloques a lo largo de aquella tarde. Los
represores fueron soltándolxs al azar, pero quedándose sus efectos
personales. Tales como las propias llaves de casa, mecheros, etc…
A las 13:39 había una alta presencia de antidisturbios ante los
juzgados. Se produjeron enfrentamientos con ellos… ¿Acaso no tuvieron
suficiente?
Con todxs nuestrxs compañerxs puestas en libertad, contando los
irreales cargos de los que se les quiere acusar, la tensión concluyó.
Los represores abandonaron el lugar ridículamente, sacándome el dedo por
la ventanilla, por el enganchón… Penoso.
Para acabar esta crónica, me gustaría contar testimonios reales
contados por periodistas y compañerxs torturadas. Tales como, estas
frases dichas por antidisturbios:
- “Juntemos las porras y peguemos a los guarros”. Dicho justo en el
momento en que lxs retenidxs estaban de rodillas en el suelo.
- “Una carrera rápida, damos unos palos y volvemos”
- “Os vamos a quitar las ganas de manifestaros”
Para acabar unas reflexiones más que curiosas…
- ¿¿Por qué tanto oído sordo a la voz del pueblo en las calles??
- Una hora antes de la conclusión del acto político…había un hospital de campaña montado, ¿casualidad? Dejadme dudarlo.
- Si todo fuera al revés se estaría hablando de intento de
homicidio. Particularmente, para mí esto lo ha sido y no quiero que
quede impune.
¡¡ABAJO LOS MUROS DE LAS PRISIONES!!
¡¡LA FUERZA DEL OBRERO LA SOLIDARIDAD!!
¡¡EXIGIR NUESTROS DERECHOS NO ES UN DELITO!!
¡¡LA LUCHA SIGUE CUESTE LO QUE CUESTE!!
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