Por Brandon Turbeville / Activist Post
Traducido por Pat para Periodismo Alternativo
Haciendo
de nuevo alarde de su naturaleza hipócrita y partidista, la llamada
organización Human Rights Watch (HRW), fue pillada in fraganti en un
intento de fabricar “pruebas” sobre el uso por parte de Assad de bombas de barril en áreas civiles, con la intención de seguir demonizando el gobierno secular sirio.
El
25 de febrero, HRW publicó una foto de una zona civil devastada en
Siria con la referencia “Siria lanzó bombas de barril saltándose la
prohibición”.
La
“prohibición” a la que se refieren es la de bombardear áreas pobladas
por civiles en Aleppo y que afectaba a ambas partes del conflicto;
prohibición aprobada después de que Naciones Unidas interviniera para salvar a los terroristas apoyados por Occidente.
Las
fuerzas de Assad habían rodeado la ciudad y cortado una de las rutas
principales de abastecimiento de los escuadrones de la muerte
procedentes de Turquía, convirtiendo, de esta manera, la eliminación de
las fuerzas jihadistas en una fatalidad virtual.
Como escribió Somini Sengupta en el New York Times del 24 de febrero, HRW dijo
el martes que el gobierno de Siria había lanzado las llamadas bombas de
barril en cientos de localizaciones, en pueblos y ciudades controlados
por los rebeldes durante el pasado año, incumpliendo, así, una medida
del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
En un informe emitido el martes,
el grupo afirmaba que se basaba en imágenes captadas por satélite,
fotos, videos y declaraciones de testigos para concluir que el gobierno
sirio había bombardeado por lo menos 450 ubicaciones en y alrededor de
la ciudad meridional de Daraa y de un mínimo de 1000 lugares en Aleppo,
al norte.
El informe tomaba como punto de partida el 22 de febrero de 2014, fecha en que el Consejo de Seguridadcondenó, específicamente, el uso de bombas de barril,
y se centra en el período posterior. Se trata del uso de contenedores
llenos de explosivos y proyectiles que pueden herir de forma
indiscriminada a la población civil, prohibido por la ley internacional.
Sólo había un problema con el mensaje de HRW, la fotografía que la organización aportó no era de Aleppo.
De
hecho, los desperfectos del área poblada que mostraba la fotografía no
habían sido provocados por el ejército sirio, sino por el de Estados
Unidos.
La
foto era, de hecho, una imagen de Kobane (Ayn al-Arab), la ciudad que
ha sido escenario, durante los últimos meses, de un intenso bombardeo
aéreo por parte de Estados Unidos; al tiempo que los EUA se involucran
en un despliegue masivo de pelotones de la muerte y en la
reestructuración geográfica del territorio soberano de Siria y de Irak.
HRW
se mostraba satisfecha con el uso de la destrucción de la ciudad como
excusa para condenar el gobierno de Assad y, de esta manera, seguir
promoviendo el apoyo a la intervención militar estadounidense en Siria;
en cambio, la organización “observatorio de los derechos humanos”
parecía estar menos interesada por la destrucción provocada por las
fuerzas de EUA, de igual naturaleza.
En
otras palabras, si las fuerzas de Assad bombardean un área poblada
hasta devolverla a la Edad de Piedra, es una atrocidad, un crimen de
guerra, y una justificación para la implicación militar internacional.
Si los EUA bombardean un área poblada y la devuelven a la Edad de
Piedra, no es un gran qué.
Financiada, en parte, por George Soros,
HRW ha sido, en repetidas ocasiones, cómplice de engaño de la OTAN y de
los objetivos imperialistas estadounidenses, especialmente en Siria.
Por
ejemplo, justo cuando los medios de propaganda occidental estaban
desmontando la flagrante mentira sobre el uso, por parte de Assad, de armas químicas contra su propia gente, HRW se mantuvo impasible del lado de Barack Obama y John Kerry en un esfuerzo por demostrar la culpabilidad de Assad. HRW llegó hasta el punto de repetir la mentira según
la cual el informe de la ONU sugería que Assad era el atacante,
despojando a la propia organización de cualquier viso de credibilidad
que pudiera quedarle.
Cuando,
en el último momento, se alcanzó un acuerdo sobre el uso de armas
químicas, apoyado por Rusia con vistas a evitar una nueva invasión de
Siria por parte de OTAN/EUA, HRW no celebró la oportunidad de destruir
el armamento químico pacíficamente, y de evitar una guerra, sino que
atacó el acuerdo aldeclararlo “un error para garantizar la justicia”.
Obviamente,
el acuerdo falló en garantizar justicia. No había disposiciones que
reclamaran el castigo a los escuadrones de la muerte que, de facto,
usaron las armas, o de los aparatos de la OTAN/EUA que han iniciado y
controlado la invasión jihadista en primer lugar.
En
cualquier caso, cuando la Madre Agnes Mariam de la Croix emitió un
informe en que rebatía lo que la OTAN/EUA aseguraba sobre las armas
químicas en Siria, HRW se lanzó a una campaña de acoso y derribo contra ella y su trabajo.
No obstante, es desde 2009 que
HRW está mostrando su verdadera cara, cuando en reuniones secretas con
la administración Obama, se sumó y apoyó la práctica de la
detención/secuestro de individuos en las calles, sin juicio previo y de
su confinamiento en cárceles y prisiones en otros países donde, las más
de las veces, son torturados.
Si
HRW gozó alguna vez de una pizca de credibilidad en cuestión de
derechos humanos, la ha perdido totalmente. HRW no es más que una ONG
pro-EUA, pro-OTAN, que actúa como cortina de humo para poder seguir con
la violación sistemática de los derechos humanos en todo el mundo;
siempre y cuando, esas violaciones sean cometidas por enemigos de EUA.
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