Para empezar este artículo me gustaría
aclarar a los lectores que esta vez no escribo como un activista del
movimiento estudiantil, si no que escribo este artículo como hijo de un obrero del metal.
El artículo va dedicado a esos
300 trabajadores y trabajadoras de Elcogas que estas navidades han
estado encerrados en su fábrica para recuperar su puesto de trabajo.
Puestos de trabajo que solamente les pertenecen a ellos, ya que son
ellos los que producen y sacan adelante el trabajo. Pero también me
quiero referir a las familias de esos trabajadores que han estado
sufriendo al igual que ellos, mientras los responsables de su
sufrimiento estaban tranquilamente en casa y disfrutando la navidad,
porque la navidad aunque nos cueste asimilarlo también tiene cuestión de
clases.
Voy a narrar como hace unos años mi familia también sufrió algo parecido. Cuando
yo era pequeño la fábrica de metal donde trabaja mi padre, los
empresarios de buenas a primeras decidieron cerrarla y dejar a cerca de
150 trabajadores en la calle. Pero estos no se dieron por
vencidos y se lanzaron a luchar por su puesto de trabajo en una
incansable lucha que duraría cerca de 6 meses de huelga indefinida. Mi
madre me recuerda cuando yo lloraba porque veía muy poco a mi padre, ya
que se iba a luchar por el futuro de nuestra familia. Con la inocencia
de un niño yo le preguntaba a mi madre que a donde iba mi padre y porque
no le veía, ella me respondió; a luchar por tu futuro y el de tu
hermana.
Hoy en día yo puedo estar estudiando una carrera,
(algo que cada día cuesta más dinero) gracias a la incansable lucha de
esos trabajadores que no se rindieron y lucharon por algo que era suyo
como es su puesto de trabajo.
Que quiero decir con esto, que la única
forma que nos da este sistema cuando amenazan con el cierre de empresas o
fabricas, es la unidad de todos los trabajadores y trabajadoras.
Porque este gobierno ha aceptado los planes de Europa que nos socaba a
la miseria destruyendo poco a poca la industria de este país, para dejar
un país que solo sirva para el veraneo de los ricachones.
Desde mi humildad solo os puedo decir
que gracias a vuestra constancia en la lucha habéis vuelto a demostrar
que los trabajadores unidos somos invencibles, y eso ha consistido en
que los 300 guerreros y guerreras que habéis estado encerrados no
desistió ninguno, porque debéis seguir luchando para que esa solución no sea temporal sino definitiva.
Ya habéis conseguido lo más difícil, porque vuestro futuro está en
vuestras manos y no en la de los empresarios como nos hacen creer.
Porque primero los trabajadores y no los beneficios, porque para ello
somos nosotr@s mayoría.
Conservar vuestro puesto de trabajo
luchando es el mejor regalo de navidades que le habéis dado estas
navidades a vuestros hijos e hijas, como me lo dio mi padre a mí en su
momento. Ese regalo es ni más ni menos que con vuestra lucha les habéis enseñado que luchando es como se consiguen nuestras metas. Porque la única manera que nos queda a los de abajo, a la clase obrera, es la lucha.
Porque la moraleja de la historia de los trabajadores es que; “Solo la clase trabajadora salva a la clase trabajadora”.
Víctor Manuel Arias
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