17.01.2015
¡España crece, es
cierto!... pero en número de muertos: Doscientos extremeños mueren cada
invierno por no poder calentar su casa. Cualquier analista lo
calificaría de crímenes de Estado.
El anticiclón se
prolonga sobre la región y deja estas semanas unas temperaturas con
heladas generalizadas, en un territorio con la renta económica familiar
más baja de España y una de las tasas de paro más altas. Cuando acabe el
invierno, allá por marzo, 200 extremeños, en su mayor parte de edad
avanzada, habrán muerto por enfermedades asociadas a la incapacidad
económica para mantener una temperatura confortable en su casa.
Es la ‘pobreza
energética’, un concepto que se maneja con más frecuencia desde que
empezó la crisis, y que contempla dos problemas, el de quienes no tienen
dinero para poder calentar suficientemente la vivienda, y el de las
familias que lo consiguen pero a base de destinar más del 10% de su
presupuesto a pagar la energía de calefacción, con lo que se ven
obligadas a escatimar en otros gastos como los alimentos; en ambos casos
la tasa extremeña es peor que la media nacional.
Según un estudio de la
Asociación de Ciencias Ambientales la tasa de mortalidad adicional de
invierno (TMAI) se lleva todos los años la vida de 7.200 españoles, una
cifra que duplica con creces la de quienes mueren cada año en accidentes
de tráfico, un problema que por contra convoca mucha mayor atención por
parte de las autoridades y de la sociedad en general.
Esa tasa, basada en
estudios internacionales y entre otros los de la Organización Mundial de
la Salud, mide el número de muertes adicionales que se producen sobre
los meses anteriores y posteriores al invierno, y que están asociadas a
no poder mantener las viviendas a una temperatura mínima que se
considera de 21 grados centígrados en el salón, y 18 en el resto de
habitaciones de la vivienda.
La falta de confort
térmico está relacionada con un mayor riesgo de sufrir enfermedades
respiratorias y cardiovasculares, una de las causas del aumento
estacional de la mortalidad durante los meses de invierno entre personas
de edad avanzada; habitar una vivienda con temperaturas inadecuadas en
invierno también es causa de afecciones menores como la gripe y el
resfriado, y empeora la situación de personas con artritis y reumatismo.
Muertes en la región
De esas 7.200 muertes al
año en España por pobreza energética en invierno, 200 sería en
Extremadura, que al tener una población más envejecida, como Asturias o
Galicia, padece una elevada tasas de mortalidad adicional en los meses
más fríos del año. Las personas mayores son las más vulnerables – o casi
las únicas vulnerables – al riesgo de morir de forma prematura en los
meses de frío, por múltiples causas.
El mismo estudio de la
Asociación de Ciencias Ambientales estima en 91.000 extremeños, algo
menos del 10% de la población regional, la que sufre el problema en
mayor medida, no tienen dinero para calentar la casa suficientemente;
esa cifra descendió entre 2007 y 2008 hasta quedar en este último por
debajo de la media nacional, pero en 2009 empezó a subir y desde
entonces se sitúa por encima.
A la vez para otros
222.000 extremeños el gasto en energía es excesivo y les arrebata más
del 10% de sus ingresos mensuales; en comparación con la media nacional
la Comunidad siempre ha estado peor en ese aspecto.
En total la pobreza energética acosa a 331.000 extremeños, casi uno de cada tres.
Una de las soluciones es
el bono social de la electricidad, una tarifa protegida y subvencionada
por el Gobierno central, pero en la región el número de beneficiarios
se ha reducido en más de 2.000 los últimos años. Con
la nueva reforma eléctrica el bono social no estará ligado al número de
miembros de la familia ni únicamente a la renta, al establecerse unos
topes por debajo de los cuales no se tendrá derecho.
El diario.es
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