La destacada pedagoga cubana, creadora del método de alfabetización «Yo, sí puedo», falleció en La Habana este sábado víctima de cáncer.
Cuando se hable de vocación de enseñar
no podrá obviarse a la Doctora Leonela, nacida en Camagüey el 20 de
abril de 1947, y quien con solo 15 años se sumó al ejército de
alfabetizadores que en 1961 convirtieron a Cuba en el primer país libre
de analfabetismo y luego, con su peculiar ingenio, creó el mencionado
método de alfabetización.
Se convirtió en la coordinadora general
de esa labor en Haití y posteriormente en la República Bolivariana de
Venezuela, así como contribuyó a la implementación del programa en otros
países como Bolivia, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Guinea
Bissau y Colombia. El mismo ha sido contextualizado con apoyo de
especialistas en más de 30 naciones.
Por el resultado de su trabajo, la
Unesco le confirió a Cuba la Mención Honorífica Rey Seijong y
posteriormente el Premio Rey Seijong.
La Doctora Leonela representó a nuestra
patria en distintos congresos y eventos nacionales e internacionales,
alcanzó la categoría de Doctora en Ciencias Pedagógicas y publicó más de
20 libros para la educación.
Militante del Partido Comunista de Cuba,
en su fructífera vida laboral recibió múltiples condecoraciones, entre
las que se destacan las órdenes Frank País de Primero y Segundo Grado,
que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba, así como la
Orden Ana Betancourt y las medallas Trabajador Internacionalista,
Conmemorativa 40 Aniversario de las FAR y José Tey, así como el título
de Heroína del Trabajo de la República de Cuba.
Igualmente, por su contribución a la
alfabetización en el mundo, fue acreedora de lauros otorgados por
Venezuela, Panamá, España, Nicaragua, Argentina y Haití, entre otros
muchos países.
Su cadáver se encuentra expuesto en la
funeraria de Calzada y K, en el Vedado, y su sepelio será a las 7:45
a.m. de este domingo, en el Panteón de la Central de Trabajadores de
Cuba del Cementerio de Colón, en La Habana.
Maestra de generaciones
Una ofrenda floral del líder
histórico de la Revolución, Fidel Castro, acompañó las honras fúnebres
de Leonela Inés Relys Díaz, creadora del método Yo, sí puedo. Sus restos
descansan en el Panteón de la Central de Trabajadores de Cuba del
cementerio de Colón, en La Habana
Lissy Rodríguez – Granma.- Para escribir
la historia de la educación cubana en el siglo XX, y hablar sobre sus
más genuinos logros, debe mencionarse el método de alfabetización “Yo,
sí Puedo”, y junto con él a su creadora: la pedagoga Leonela Inés Relys
Díaz, fallecida el pasado sábado víctima de cáncer.
La Doctora en Ciencias Pedagógicas,
autora de más de 20 libros para la educación, fue coordinadora general
del método en Haití y la República Bolivariana de Venezuela, pero
además contribuyó a su aplicación en Bolivia, Nicaragua, Panamá,
República Dominicana, Guinea Bissau y Colombia.
Como se conoció hace unos meses por
Granma, 8 203 324 personas de 30 naciones se han alfabetizado con el
programa, gracias a una metodología que se concibió para ser
contextualizada a la cultura y el país en que se aplique.
Su amor y entrega por el magisterio, su
aporte a la superación profesional y la alfabetización en el mundo, y a
la conformación de un pensamiento educativo latinoamericano, la hicieron
acreedora de lauros entregados por Venezuela, Panamá, España,
Nicaragua, Argentina y Haití, entre otros países.
La doctora Leonela recibió, como mérito a
su trabajo, la Mención Honorífica Rey Seijong y el Premio Rey Seijong,
otorgados por la Unesco. Además, representó a Cuba en numerosos
congresos y eventos nacionales e internacionales.
Quien con solo quince años se sumó a la
campaña de alfabetización, tiene entre sus condecoraciones las órdenes
Frank País de Primer y Segundo Grado, otorgadas por el Consejo de Estado
de la República de Cuba; la Orden Ana Betancourt, y las medallas
Trabajador Internacionalista, Conmemorativa 40 Aniversario de las
FAR, y José Tey.
La incansable militante del Partido,
Héroe de la República de Cuba, y maestra luchadora Leonela Inés Relys
Díaz, dejó para la historia una obra que es orgullo y bandera de la
nación cubana: la lucha por desterrar el analfabetismo.
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