7 de diciembre de 2014
Cuatro meses
después de haberse declarado una emergencia internacional por el ébola
que ha devastado África Occidental, Cuba lidera al mundo en el apoyo
médico directo en el combate contra la epidemia. EE.UU. y Gran Bretaña
han enviado a miles de soldados y, junto con otros países, han prometido
ayuda, la mayor parte de la cual aún no se ha materializado. Pero, como
ha insistido la Organización Mundial de la Salud, la necesidad más
urgente es de trabajadores de la salud. La isla caribeña, con una
población de solo 11 millones e ingreso oficial per cápita de $6 000
dólares (£3,824), respondió a ese llamado antes de que se hiciera. Fue
la primera en la línea del frente contra el ébola y ha enviado el mayor
contingente de médicos y enfermeros, ya hay 256 en el terreno, y otros
200 voluntarios están en camino.
Aunque
el interés de los medios occidentales ha decaído con la disminución de
la amenaza de infección global, cientos de trabajadores británicos de la
salud se han presentado como voluntarios para unirse a ellos. Los
primeros 30 llegaron a Sierra Leona la semana pasada, mientras que las
tropas han estado construyendo clínicas. Pero los médicos cubanos han
estado presentes en el terreno desde octubre y permanecerán hasta el
final.
La necesidad no
podría ser mayor. Más de 6 000 personas han muerto ya. Tan avergonzante
ha sido la operación cubana, que políticos británicos y norteamericanos
se han visto obligados a presentar sus felicitaciones. John Kerry
describió como “impresionante” la contribución del estado que EE.UU. ha
estado tratando de derrocar durante medio siglo. El primer médico cubano
en contraer el ébola ha sido tratado por médicos británicos. Y
funcionarios norteamericanos prometieron que “colaborarían” con Cuba
para luchar contra el ébola.
Pero no es la
primera vez que Cuba ha proveído ayuda médica a seguidas de un desastre
humanitario. Hace cuatro años, después del devastador terremoto en el
empobrecido Haití, Cuba envió el mayor contingente médico que atendió a
40% de las víctimas. Al suceder el terremoto de Cachemira en 2005, Cuba
envió a 2.400 trabajadores de la salud a Pakistán y atendieron a más del
70% de los afectados; dejaron tras ellos 32 hospitales de campaña y
donaron mil becas para estudiar medicina.
Esa tradición de
ayuda de emergencia se remonta a los primeros años de la revolución
cubana. Pero es solo una parte de un extraordinario y creciente
internacionalismo médico global. Actualmente hay 50.000 médicos y
enfermeros cubanos trabajando en 60 países en desarrollo. Como dice el
profesor canadiense John Kirk: “El internacionalismo médico cubano ha
salvado millones de vidas”. Pero esta solidaridad sin paralelo apenas ha
aparecido en los medios de Occidente.
Los médicos cubanos
han realizado 3 millones de operaciones gratuitas de la vista en 33
países, mayormente de Latinoamérica y el Caribe, financiadas en gran
medida por la Venezuela revolucionaria. Fue así cómo a Mario Terán, el
sargento boliviano que mató a Che Guevara por orden de la CIA en 1967,
se le devolvió la vista 40 años después en una operación realizada por
médicos cubanos y pagada por Venezuela en la Bolivia radical de Evo
Morales. Aunque la ayuda de emergencia a menudo ha sido financiada por
la propia Cuba, los servicios médicos globales generalmente son pagados
por los gobiernos que la reciben. Actualmente es con mucho la mayor
exportación de Cuba, ligando los ideales revolucionarios con desarrollo
económico. Esto ha dependido a su vez del importante papel de la salud
pública y la educación en Cuba, mientras La Habana ha construido una
industria biotecnológica de bajo costo junto con una infraestructura
médica y programas de alfabetización en los países en desarrollo donde
está presente, en vez de chuparse a médicos y enfermeras, según el
modelo occidental.
El
internacionalismo es parte del ADN de Cuba. Como dice la hija de
Guevara, Aleida, también médico que ha servido en África: “Somos
afrolatinoamericanos y llevaremos nuestra solidaridad a los niños de ese
continente”. Pero lo que comenzó como un intento por extender la
revolución cubana en la década de 1960 y se convirtió en la decisiva
intervención militar en apoyo a Angola contra el apartheid en la década
de 1980, se ha conformado ahora en el proyecto de solidaridad médica más
ambicioso del mundo.
Su éxito ha
dependido de la ola progresista que se ha extendido por Latinoamérica
durante la última década, inspirada por el ejemplo de Cuba socialista
durante los años de dictaduras militares de derecha. Gobiernos de
izquierda y de centro izquierda siguen siendo elegidos y reelegidos por
toda la región, lo que permite a Cuba reinventarse a sí misma como un
faro de humanitarismo internacional.
Pero la isla aún
está sofocada por el embargo comercial de EE.UU. que la ha mantenido
atenazada económica y políticamente durante más de medio siglo. Si
Barack Obama quiere hacer algo que valga la pena en sus años finales
como presidente, podría utilizar el papel de Cuba en la crisis del ébola
como una apertura para comenzar a eliminar ese bloqueo y reducir la
guerra norteamericana de desestabilización.
Ciertamente hay indicios. En lo que pareció ser una operación de exploración para la administración, The New York Times publicó
seis editoriales felicitando a Cuba por su historial médico global,
exigiendo el fin del bloqueo, atacando los esfuerzos de EE.UU. por
inducir a los médicos cubanos a desertar, y haciendo un llamado para
negociar un intercambio de prisioneros.
La campaña del
periódico se realizó mientras la asamblea general de la ONU votaba por
23ª. vez, 188 votos contra 2 (EE.UU. e Israel) para exigir la
eliminación del bloqueo de EE.UU., impuesto originalmente en represalia
por la nacionalización de negocios norteamericanos, y justificado ahora
sobre la base de los derechos humanos, por parte de un estado aliado a
algunos de los regímenes más opresivos del mundo.
El embargo solo
puede ser eliminado por el Congreso, aún obstaculizado por los herederos
de la corrupta dictadura apoyada por EE.UU. que Fidel Castro y Guevara
derrocaron. Pero el presidente de EE.UU. tiene alcance ejecutivo para
debilitarlo sustancialmente y restaurar los lazos diplomáticos. Podría
empezar por dejar en libertad a los tres que quedan de los “Cinco de
Miami”, agentes cubanos de inteligencia encarcelados hace 13 años por
espiar a grupos de activistas anti Cuba vinculados al terrorismo.
El momento evidente
para que Obama haga un alto en la campaña de 50 años de EE.UU. contra
la independencia cubana sería en la próxima Cumbre de las América en
abril, la cual gobiernos latinoamericanos habían amenazado con
boicotear, si Cuba no es invitada. El mayor aporte que pueden hacer los
que genuinamente están preocupados por las libertades democráticas en
Cuba es hacer que EE.UU. deje tranquilo a ese país.
Si el bloqueo
realmente fuera a ser desmantelado, sería no solo una reivindicación del
extraordinario historial de justicia social de Cuba en el país y de
solidaridad en el exterior, apoyado por la creciente confianza de una
Latinoamérica independiente. Sería también una bendición para millones
en todo el mundo que se beneficiarían de una Cuba liberada, y una
demostración de lo que puede lograrse, cuando se prioriza a la gente por
encima de las ganancias corporativas.
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