EEUU ha quedado absolutamente aislado en la agenda política
latinoamericana y caribeña, por fuera de todos los procesos de
integración y al descubierto en innumerables propósitos y acciones
desestabilizadoras en la región
La decisión norteamericana de
retomar relaciones con el gobierno revolucionario cubano se toma en el
peor momento de su política exterior, lo que le está trayendo desgaste y
deslegitimación; pero también en el marco de una profunda crisis
interna agudizada por la violación de derecho humanos de
afrodescendientes e inmigrantes. Es importante señalar algunos elementos
de contexto.
El embargo comercial, económico y
financiero de Estados Unidos en contra de Cuba o bloqueo fue impuesto en
1960 y convertido en ley en 1992. Para 1996,
el Congreso de los Estados Unidos aprobó la llamada Ley Helm, con la
cual se eliminó la posibilidad de hacer negocios con el gobierno de Cuba
por parte de ciudadanos estadounidenses.
Para finales de la década de 1990, el
entonces presidente Bill Clinton amplió el bloqueo al prohibir a las
filiales extranjeras de compañías gringas comerciar con Cuba, hecho que
significó la primera ley transnacional en el mundo.
A pesar de los intentos de los
distintos gobiernos de EEUU de mantener el control irrestricto sobre el
bloqueo a nivel mundial, la política exterior de Cuba, la Revolución
Cubana, rompió el cerco mediático, político y diplomático desde sus
inicios pero cosechó los logros a partir de los primeros años de la
déada de 1990, cuando en el concierto de las Naciones Unidas comenzaba a
recharse de manera unánima el sistema de sanciones estadounidense: Ha
sido condenado 23 veces en la ONU en las últimas dos décadas.
Nuevo Estado-Continente
En América Latina y el Caribe ha
sucedido una serie de cambios que auguran una nueva época, que han
logrado otra arquitectura geopolítica en la que Venezuela, gracias al
liderazgo indiscutible del Comandante Chávez, ha ocupado un papel
protagónico en su diseño y conducción.
Tenemos posicionados nuevos
organismos estratégicos de dirección política que corresponden a nuestra
identidad: CELAC, UNASUR y otros que enfatizan lo económico regional,
ALBA-TP, MERCOSUR, BANCO DEL SUR y PETRO CARIBE. Esto ha permitido
desplazar a la OEA -engendro de intervención directa gringa- de la
dinámica política regional, pero también liquidar los tratados de libre
comercio que venían siendo impuestos por EE.UU en su patio trasero desde
los noventa.
A contrapartida de estas propuestas
de integración regional que se orientan hacia la consolidación de un
Estado-Continente (Álvaro García Linera), y en un intento de redimensión
geopolítica, militar y económica de la doctrina Monroe, los Estados
Unidos ha intentado levantar tienda aparte con otros organismos como la
Alianza para el Pacífico; hasta hoy solo cuenta con el apoyo de Chile,
Colombia, Perú y México
Pero EEUU ha quedado absolutamente
aislado en la agenda política latinoamericana y caribeña, por fuera de
todos los procesos de integración y al descubierto en innumerables
propósitos y acciones desestabilizadoras en la región, valga recordar el
golpe al presidente de Honduras Manuel Zelaya, a Fernando Lugo en el
Paraguay, a Hugo Chávez en 2002 y la permanente y abierta injerencia en
Venezuela.
Después de 54 años el imperio asume
políticamente la derrota y reconoce los derechos naturales y
consuetudinarios de la revolución cubana y de su pueblo y lo que es más
asume el descalabro político producto de la avanzada diplomática en cada
asamblea de las Naciones Unidas en donde se debatió y se votó a favor
de la suspensión del embargo comercial, económico y financiero.
Retorno hegemónico imperialista
Hoy, EE.UU. busca abrirse espacio en
el nuevo marco geopolítico latinoamericano y caribeño de donde fue
excluido paulatinamente a la par de la OEA. Aún cuenta con aliados
fuertes ubicados en la cuenca del Pacífico (Alianza del Pacífico), los
que harán coro para que en una eventual Cumbre de las Américas resurja
como el ave fénix y asuma la conducción de las relaciones multilaterales
en la región.
Seguramente, si se diera este evento,
Obama y sus aliados propondrían un organismo multilateral
suprarregional de carácter político que obvie su aislamiento y lo
relance como gendarme del continente.
Obama inicia un proceso de apertura
política con Cuba, lo cual venía tratándose en conversaciones secretas
desde hace aproximadamente un año, pero simultáneamente impone sanciones
groseras a Venezuela demostrándose la permanencia de su política
intervencionista en la región violatoria del derecho internacional y de
los principios de la ONU. No es casualidad que en el momento que los
estadistas presentes en Mercosur debatían y rechazaban las sanciones
impuestas por EE.UU., Obama esté comunicando la apertura de las
relaciones diplomáticas con Cuba. Este doble rasero indica qué origina y
hacia dónde apunta la decisión que Obama toma. Paralelo al avance de
los diálogos y acuerdos con Cuba seguirá apostando y empujando a la
liquidación de la Revolución Bolivariana; flexibilizará la relación con
Cuba y profundizará la guerra contra y en Venezuela.
La decisión del gobierno
norteamericano está lejos de ser un gesto humanitario, solidario u
obsecuente con las decisiones de ONU. Es un ágil movimiento táctico a
través del cual quiere relegitimarse, cambiar la correlación de fuerzas
que ahora es favorable a paradigmas alternos al capitalismo, entre otros
al socialismo bolivariano. La nueva tendencia busca tender un manto que
cubra los atropellos que adelanta contra el pueblo venezolano.
Espejismoy desbloqueo
Los avances en las relaciones
diplomáticas Cuba-EE.UU., hacen pensar a la ultraderecha estadounidense y
venezolana que existen condiciones subjetivas para, por ejemplo,
liberar al político Leopoldo López, preso por incitar a un golpe de
Estado a principios de 2014.
Lo más paradójico es que pretenden
equiparar la liberación de los cinco héroes cubanos, el contratista y el
agente de la Usaid, puestos en libertad por mutuo acuerdo entre los
gobierno de Raúl Castro y Barak Obama; con la situación jurídica de los
políticos presos de Venezuela, judicializados por delincuentes y
terroristas que condujeron desde febrero de 2014 ecosidio, vejámenes,
verdaderas masacres y crímenes horrendos.
La derecha venezolana especialmente
piensa que es el momento propicio para reclamar al Gobierno venezolano y
desarrollar la combinación de las tres formas de guerra (Guerra de IV
Generación, Guerra Económica y Guerra Sucia o GBI). La política
estadounidense del garrote y la zanahoria es lo que se intenta imponer
en estos momentos en América: Garrote al pueblo venezolano y zanahoria
hoy en las relaciones con Cuba.
Desde América Latina, con los
gobiernos progresistas, los movimientos sociales, intelectuales, y demás
individualidades y colectivos antiimperialistas, debemos continuar
denunciando los crímenes de los Estados Unidos y su doble moral:
Restablecer las relaciones con Cuba pretende ser para los gringo una
visa con destino al paraíso del perdón.
Nuestros gobiernos, pueblos y
organismos no deben olvidar que recientemente la CIA, con apoyo de Bush y
Obama, respaldaron métodos de tortura en la base naval de Guantánamo;
que US Army invadió y violó los Derechos Humanos en Irak, Afganistán,
Libia, interviene en Siria y todo Oriente Medio, y lo mismo hace con
Ucrania.
Ahora bien, desde la Revolución
Bolivariana debemos desmontar estas matrices de la derecha nacional y la
mayamera y cubano gusanera, y posicionar no solo una línea política
diplomática mediática, sino de acción: Debemos seguir apoyando y
empujando el parto de la Revolución Cubana.
En estos momentos de guerra económica
contra Venezuela, se hace tangible y propio, en lo cotidiano, la
tragedia y privación que ha significado el bloqueo económico a Cuba
desde 1961.
Recordemos que las sanciones contra
Cuba han dejado 116.800 millones de dólares en pérdidas, y que desde
2004 los Estados Unidos han impuesto sanciones por el orden de los
11.500 millones de dólares a bancos y empresas que han comerciado con
Cuba.
Es momento de apoyar irrestrictamente
a Cuba en el tema del restablecimiento de las relaciones diplomáticas
con Estados Unidos, pero también es el momento de visibilizar que la
posible victoria latinoamericana que significaría derrotar ese vil
bloqueo, sería un freno para la arremetida que se desarrolla contra
Venezuela.
La experiencia cubana para Venezuela
El pueblo cubano enfrentó y derrotó
el desembarco de fuerzas norteamericanas el 17 de abril de 1961 en Playa
Girón, Bahía Cochinos, ataque organizado por la CIA; soportó durante 54
años atropellos e improperios por parte del imperio norteamericano y
aún en esas condiciones se mantuvieron las conquistas económicas,
políticas, sociales y culturales de la revolución.
De igual manera sabrá sortear
airosamente la agenda secreta de los gringos que ahora estarán
abiertamente en la isla. Los cubanos y nosotros sabemos que
inmediatamente empezarán a aplicar el método del golpe suave. Pero la
nueva situación es una conquista de todo el pueblo, es un triunfo de
América Latina y de los revolucionarios y demócratas del mundo.
Cuba sabrá avanzar con el enemigo
dentro. Fidel y Raúl son estrategas y estadistas y conocen al enemigo;
el pueblo todo creó este momento, lo disfrutará y lo aprovechará para
consolidar la revolución cubana y latinoamericana.
Los venezolanos tenemos en el pueblo
de Fidel un espejo para mirarnos y hacernos una serie de preguntas que
nos ubiquen con relación a las exigencias del momento histórico. ¿Quién
es nuestro enemigo? ¿Quién está conduciendo la guerra sucia? ¿Quién está
detrás de la guerra económica? ¿Cuáles son los ejes de la guerra
mediática y de cuarta generación? ¿Enfrentaremos un desembarco de
fuerzas gringas? ¿Soportaremos las consecuencias de la guerra económica:
¿escases o desabastecimiento de productos básicos?, ¿Inflación
galopante e inducida? ¿Sabremos construir alternativas a las
tradicionales costumbres gastronómicas?¿Variaremos los hábitos
alimenticios? ¿Nos dedicaremos a producir alimento en nuestras casas
para contrarrestar la guerra?¿Masificaremos la medicina tradicional? ¿La
situación actual es producto de la guerra impuesta? ¿La situación
actual es producto de políticas de Estado? Las respuestas a estos
interrogantes definirán por cuánto tiempo resistiremos los embates
desestabilizadores del imperio y la oposición.
No tenemos otra alternativa que
reinventar todas las formas de resistencia que hagan viable y posible el
proyecto revolucionario de Chávez, el socialismo del Siglo XXI. La
Revolución, desde su conducción estratégica, está tomando
permanentemente decisiones acertadas y está autocríticamente corriendo
otras. Y no olvidemos que después de ese arbitrario listado de
venezolanos expuesto por EE.UU, también puede sobrevenir un bloqueo
total con todas sus leyes a bordo.
En esta coyuntura política la CBG propone:
-
Celebrar el triunfo de la Revolución Cubana.
-
El órgano interlocutor con EE.UU. y Canadá debe continuar siendo UNASUR y CELAC. No es viable construir ningún otro organismo por encima de éstos.
-
Mantengamos desde los pueblos la iniciativa de liquidación de la OEA y la reforma en el Consejo de Seguridad de la ONU.
-
Mantengamos la lucha aniimperialista en la defensa de la revolución venezolana, del pueblo Palestino y de los pueblos del mundo.
Jesús Rafael Gamarra / Coordinador de la Corriente Bolivariana Guevarista
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