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viernes, 14 de noviembre de 2014

TIMBAS CON BILLETES DE 500 EUROS, CACERIAS Y PROSTITUTAS

Francisco Granados fue mano derecha de Esperanza Aguirre de 2008 a 2011.

Francisco Granados, mano derecha de Esperanza Aguirre y detenido por la 'operación Púnica', vendía sus favores a constructores que le invitaban a juergas durante fines de semana que no costaban menos de 9.000 euros por cabeza

El que fuera hombre fuerte de Esperanza Aguirre en el PP madrileño vive desde este lunes sus horas más negras. Francisco Granados, consejero de la Presidencia de la formación popular en la comunidad entre 2008 y 2011 y senador, fue arrestado por la Guardia Civil en el marco de una operación (bautizada como Púnica) contra una trama de corrupción municipal y regional infiltrada en varios ayuntamientos y autonomías. Desde ese momento hasta ahora se han multiplicado las informaciones sobre su manera de proceder en el ejercicio de su profesión.  

Y, por supuesto, ninguna de esas noticias le deja en buen lugar. Ni a él ni a su principal valedora, Aguirre, que ha intentado desmarcarse con una rueda de prensa en la que renegó de su mano derecha cuando estaba al frente del PP de Madrid, pero a la que el escándalo ha salpicado de pleno. Lo último que se ha filtrado a la Prensa son las presuntas juergas que Granados se corría a cuenta de los constructores a los que luego favorecería con la adjudicación de obras del gobierno regional.
Al parecer, al exsecretario general de la formación popular madrileña le iban las grandes cacerías de fin de semana, donde no se escatimaba ni en gastos ni en fanfarronería. Se dice que en una de ellas encargaron marisco que les fue enviado en un helicóptero. Granados aceptaba las invitaciones de empresarios con intereses inmobiliarios en la región para pasar fines de semana en diferentes fincas de Castilla-La Mancha y practicar esta afición, pero detrás de ellas había intereses espurios, tal y como publica en su edición de este jueves el periódico 'ABC'.
Durante estas monterías, que llegaban a costar 9.000 euros por cabeza, el hombre fuerte de Aguirre habría cobrado sobornos en metálicos para hacer la vista gorda en diversos asuntos inmobiliarios o para ejercer un trato de favor hacia ciertas constructoras a la hora de contratar sus servicios para llevar a cabo diversos trabajos en la región. La promotora Dico sería una de las principales beneficiarias y benefactoras, según las mismas fuentes. Así lo dijo el que fuera su director general, David Merino, en 2009 a la revista 'Interviú'. Entonces ya calificó a Granados como "el tío más sucio del mundo", capaz de aceptar el dinero que "directamente" le había sido entregado por él mismo.
Correrías nocturnas
Sin embargo, los turbios asuntos de estas jornadas de caza no se quedarían solo en esto. Habría otros aspectos altamente llamativos, como sus correrías nocturnas con prostitutas. Según publica 'ABC', si alguno de los participantes en la cacería lo deseaba, se podía pagar a meretrices para disfrutar de sus servicios en la finca de turno (que podría ser La Parrilla, en Toledo; Los Berrocales, en Ciudad Real; o en Daimiel), o en los hoteles cercanos.
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Ahora bien, previo a esas noches de pasión, los invitados habría disfrutado de timbas brutales en las que participaban políticos y empresarios. Merino asegura que en la partidas de póker volaban los billetes, incluso los de "500 euros" que, a menudo, ponían sobre la mesa los constructores Julián Giménez de los Galanes y Francisco Colado, dueños de Dico e imputados, como Granados, en la 'operación Púnica'. Él mismo se encargaría de organizar las mesas y sentar a los jugadores. Una de ellas habría reunido a Granados; a su presunto testaferro, David Marjaliza y al constructor de Vías y Obras Ramiro Cid Sicluna (también imputado).

Las "bodas de sangre"
Otro detalle que no ha pasado desapercibido sobre las monterías son las llamadas "bodas de sangre", un ritual salvaje que era protagonizado por el cazador que abatiera la primera pieza. Esta ceremonia consistía en colocar las tripas del animal muerto sobre su 'dueño'. Una imagen escatológica y 'gore' a partes iguales en la que Granados no tenía reparos en participar. De hecho, según Merino, fue el hombre fuerte de Esperanza Aguirre quien se encargó de su propio "bautizo" en alguna ocasión. "Mientras estaba en una silla, me colocó las vísceras del jabalí encima de mi cabeza", ha confesado.

OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA 

 

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