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domingo, 16 de noviembre de 2014

EL CIRCO MEDIÁTICO

16.11.2014

CuatroLaSexta

Casi todo el mundo ha estado de niño en algún circo de payasos, malabaristas y animales de topo tipo. El objetivo de los circos es el de hacernos pasar un buen rato, hacernos reír y entretenernos. Con el paso del tiempo, muchos de los espectáculos que nos ofrecían los circos empezaron a retransmitirse por televisión. Ahora, a pesar de que aún existan los grandes circos y sus giras mundiales, la televisión nos da la oportunidad de poder seguirlas desde el sofá de casa. No obstante, el número de emisoras que retransmite dichos espectáculos es muy reducido y normalmente son canales de pago. El circo es el negocio de matar el aburrimiento.

Los nuevos programas de televisión han acabado sustituyendo a los circos y donde antes existía «El Gran Circo del Sol», ahora existe el Sálvame Deluxe, el Gran Hermano o los Debates de la Sexta Noche. Todos estos programas tienen varias cosas en común con los circos clásicos: pretenden entretenernos y los platós están llenos de auténticos payasos. También consiguen así mancillar el trabajo de los payasos de verdad, el cual por cierto, es un trabajo respetable y muy digno.

Con la aceleración de la crisis estructural del capitalismo, con ella la crisis de todas las instituciones políticas que se erigen sobre dicho sistema económico y la agudización de la lucha de clases, el capital financiero se ha visto obligado, pues éste es el verdadero amo de los mass media, a aumentar el número de programas que tienden a idiotizar (más si cabe) al populacho del Estado español y ya de pasó seguir así asegurándose su hegemonía ideológica. Lo nuevo no es que cada vez se emitan más programas de corazón y salsa rosa, por el contrario, lo innovador es el aumento de los programas que se basan en eternos debates políticos.

Tanto la Sexta como Cuatro han sido pioneras en la emisión de programas sobre debates políticos. La Sexta pertenece al grupo A3Media, que a la vez es el brazo mediático del Grupo Planeta, capitaneado por un oligarca con título nobiliario, a saber, el Marqués del Pedroso de Lara. Por otra parte, Cuatro pertenece a Mediaset, empresa dirigida por los magnates italianos Paolo Basile y Silvio Berlusconi. Con la sucesiva degeneración y declive de las instituciones capitalistas del putrefacto régimen español, las masas populares han empezado a interesarse, como es normal, por lo que ocurre en el país, como por ejemplo los escándalos de corrupción.

Los medios de comunicación son la batuta que mueve la opinión pública según sus intereses de clase, pues todos los grandes medios se concentran en manos de unos pocos capitalistas del sector financiero, entre otros. Como dice el refrán, el público es soberano y la Sexta ha sabido explotar el refrán mentado a la perfección. Es decir, si la gente quiere ver algo, la televisión le dará eso que quiere ver, pero a su manera. Su programa estrella basado en los debates políticos es La Sexta Noche, que se emite los sábados a partir de las 21.30 y es presentado por Iñaki López. Los tertulianos más frecuentes son Pablo Iglesias, Iñigo Errejón, Eduardo Inda, Paco Marhuenda y algún que otro tertuliano casposo ‘made in PP-PSOE’. El plato fuerte siempre lleva el mismo ingrediente, a saber, los eternos debates entre los fascistas de Paco Marhuenda, su amigo Inda y por otro lado Pablo Iglesias y su pupilo Iñigo Errejón. La Sexta es más consciente que nunca del papel que desempeñan los debates entre los susodichos (que más que debates parecen verdaderos combates de boxeo o el patio de un colegio de primaria). Con la decadencia del régimen español, la oligarquía española necesita poner caras nuevas a sus títeres y qué mejor manera que generando un debate estúpido entre Pablo Iglesias y un pelele como Marhuenda. El director de LA RAZÓN es un «rival» tan asequible que cualquier tertuliano que vaya a debatir con él tiene todas las de ganar (aunque parafraseando al bueno de Gramsci; un debate no se base en ganar o perder, sino en ponerse de acuerdo). Marhuenda e Inda son dos tertulianos con los que cualquier politicucho que quisiera ser promocionado (o al que querrían promocionar) querría debatir. Los mass media sabiendo que Podemos no supone ninguna amenaza para su condición de clase y que dicho Partido puede pasar a ser el nuevo PSOE de la «Transición», son los primeros que se aprovechan del asunto. En cuanto a los debates «críticos», éstos no dañan en ningún momento el «status quo» de la burguesía imperialista y como no suponen ningún peligro para sus privilegios, los debates están completamente vacíos de contenido, a pesar de que genere el efecto inverso. Denunciar en público los casos de corrupción de diferentes políticos e incluso banqueros no significa tener una visión crítica. Hablar durante horas para no decir nada. Una herramienta más para que el españolito medio siga entretenido viendo los combates entre Marhuenda y Errejón. La nueva salsa rosa de la política proporciona a La Sexta altos niveles de audiencia (el sábado pasado superó el 16% de share, record histórico). Si el populacho disfruta de la situación, la burguesía aún más.

Los debates de Cuatro se emiten todas las mañanas a partir de las 12.30 (de allí su nombre) y, aunque cambie el plató y la estructura del programa, la esencia sigue siendo la misma. Las Mañanas de Cuatro es presentado por otro presentador guapete llamado Jesús Cintora. Entre los tertulianos uno se puede encontrar con todo tipo de payaso (recordad el comienzo del texto) que hace gala de su populismo posmoderno y cuya cosmovisión no va más allá de criticar a políticos y a algún que otro banquero de segunda. Los más frecuentes son el ex-presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla (que en su momento también fue salpicado por la corrupción), el renegado de Llamazares, Monedero, la monja Sor Lucía, la cual no pasa del ridículo y el derechista Jaime González. La esencia sigue siendo la misma, pues independientemente de los temas a tratar, en realidad no se dice nada relevante, ni se denuncia la raíz de todo los problemas y fenónemos sociales que están estructurados en el modo de producción capitalista.
El circo está servido. El poder de crear hegemonía de los medios burgueses es tan grande que, con dos telediarios de TVE pueden convertir a un individuo que no sabe situar Venezuela en el mapa en un experto en política internacional o incluso en un defensor empedernido de cualquier intervención imperialista de la OTAN en Oriente. La política es el nuevo circo televisado y los políticos burgueses son los nuevos Belén Esteban, Kiko Hernández y Paquirrín de la televisión. La nueva salsa rosa que, a pesar de la cantidad de horas que se emite, no dice nada relevante. Es más, aprieta todavía más fuerte el vendaje que la clase obrera lleva en los ojos e impide ver a ésta la raíz de los problemas: el capitalismo y la sucesiva acumulación de capital de una minoría a costa del trabajo de decenas de millones de obreros. La gente habla de lo que los medios quieren que hable; la gente piensa como los medios quieren que piense porque la tele es, a la vez, una fábrica de generar ideología y opinión. La caja tonta es de todo menos tonta.

Los buenos payasos del circo se maquillan y se disfrazan para ocultar y modificar su identidad real y así entretener a la gente con una falsa identidad. Ellos, al menos, nos hacían pasar buenos ratos.

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