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sábado, 11 de octubre de 2014

DEJEN LA REVOLUCIÓN EN PAZ

11.10.2014

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. La paz, no se logra con la guerra, la violencia no es la bandera, jamás lo será, de quien se dice revolucionario, es una respuesta a la que enemigo en circunstancias históricas precisas....pero nunca la bandera sera la violencia. 
 
Cuando se habla de revolución se habla de cambiar el mundo, de cambiar la sociedad, de evolución como especie, de amor al ser humano. Cuando se habla de revolución, es porque no se está conforme, porque no se está de acuerdo con lo que somos y con lo que hacemos. Se habla de revolución porque hay dominación de los poderosos, que amparados por siglos en el poder político, económico y militar, depredan la vida y el planeta, explotan y destrozan en la mayor parte de este mundo con su egoísmo perverso. Cuando se habla de revolución, se habla de enfrentarse a un enemigo temible y poderoso, mucho más hoy que nunca, se habla de vencer un imperio.

Hugo Chávez Frías no solo habló de revolución, logró darle motor y darle el poder político en Venezuela en 1.998 con su triunfo electoral. Logró contagiar a toda la patria grande, que en estos 15 años  le da la cara al mundo como un continente claro en la  necesidad de transformación, diverso en sus políticas particulares pero unido como fuerza emergente que ha ido abriendo una brecha, que ha forjado una cara de esperanza, que aun ante las terribles crisis económicas en la Europa y Estados Unidos, se levanta como alternativa al nuevo orden, al cambio necesario, a la revolución pacífica, democrática y protagónica que levantó el grito de Bolívar en la garganta de un gigante, Hugo Chávez.

Si nos preguntamos por qué aún hay infelicidad fundamentalmente en los mercados, en el acceso a lo que las potencias capitalistas producen, es obvia la respuesta, somos el blanco, la diana, el epicentro de un bombardeo económico y sicológico por parte de las transnacionales y los gobiernos oligarcas.

Debemos de plano sacar bien las cuentas de la felicidad lograda, que no la puede empañar el faltante de champú o desodorante en el mercado de la esquina,  debemos decir cuántas y cuantos ya no viven en pobreza extrema, cuantas y cuantos hoy tienen salud con Barrio Adentro, cuantas y cuantos están escolarizados en los tres niveles, cuantas y cuantos tienen vivienda, cuantas y cuantos aprendieron a leer, obtuvieron su visión con la misión milagro, cuantas y cuantos niñas y niños reciben hoy, además de educación gratuita, sus tres comidas en sus colegios.

Cuando se habla de revolución, por supuesto, se habla de darle la mayor suma de felicidad al pueblo. Todo lo expuesto en el anterior párrafo, son logros de esta naciente revolución.

La revolución que insiste en permanecer en nuestro continente, que se está confirmando en Brasil, en Bolivia o Uruguay, es la misma que late y pulsa en Venezuela, una revolución que de forma pacífica ha logrado la unión de un continente, gigante que se enfrenta a otros gigantes aún más poderosos, pero presagio y camino hacia la única esperanza, el socialismo.

Toda revolución conlleva una contrarrevolución en venganza, en respuesta de quienes fueron despojados de sus plenos poderes y hoy ya no son nuestros presidentes, aunque mantengan el poder de los capitales y los mercados, del paramilitarismo y el fascismo, de la guerra con su pesado fardo de sangre y destrucción. Toda revolución debe ser preservada en su paso, en su poder, en su proceso, no debe ser arriesgada ni atacada porque es el único camino posible e irrepetible.

Llamar a la violencia, o decir que falta la violencia revolucionaria para hacer la revolución es un dislate, un disparate y una traición al proceso mismo que se pretende salvar. La paz, no se logra con la guerra, la violencia no es la bandera, jamás lo será, de quien se dice revolucionario, es una respuesta a la que enemigo en circunstancias históricas precisas, obliga a los pueblos para su defensa y victoria. El ejército de Venezuela está con la Revolución, entonces, invocar la violencia “revolucionaria” ¿contra quien, a quien vamos a hacer armas, contra quien se invoca desatar la  furia de nuestro pueblo?

Violencia es lo que sobra en todo el planeta, México, Colombia, Fergunson, Irák, Siria, Libia, Ucrania, son lugares del mundo donde la sangre corre por las bombas, tiros o puñaladas  de quienes se oponen a esto que se llama Revolución.

Venezuela igual, se nos ataca con violencia para que se desborde el pueblo a una guerra civil que no tendrá ningún otro final que la intervención internacional justificada por la muerte. ¿A quién se le hace el trabajito cuando se invoca a la “violencia revolucionaria”

Mucho falta para que seamos esa revolución que soñamos, mucho a la humanidad para abatir el gran imperio, difícil contestar muchas veces por qué no somos tan felices como dijimos, fácil tomar los atajos y atacar a la revolución culpándola como fallida o traidora, fácil llamar a la guerra y a la violencia cuando ya se perdió el amor y la lealtad a nuestro gigante.

Venezuela es y será Territorio de Paz, por orden de Chávez y mandato de Nicolás Maduro Moros, nuestro presidente electo por la mayoría.

¡Viva la Paz, Viva la Paz, Viva la Paz!!!

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