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viernes, 31 de octubre de 2014

CUBA, VENEZUELA Y OTROS MIEDOS DE PODEMOS



Sobre la táctica pragmática y otras cosas del comer.

Es difícil que a una persona de izquierdas le parezca mal el discurso que una y otra vez repiten los Pablo Iglesias o Monederos en nombre de Podemos; a lo sumo, destilan alguna que otra y significativa ausencia, pero lo que también es cierto es su miedo (¿o habrá asumido el discurso socialdemócrata en este terreno?) a pronunciarse con claridad por la salida del euro y de esta Unión Europea hecha a imagen y semejanza de los mercaderes capitalistas, por no mencionar su referencia constante a un economista paradigma del capitalismo “con rostro humano” como Keynes que, por lo visto, debió aconsejar que la deuda es revisable pero necesaria pagarla para no enfadar a los mercados con los que, inevitablemente, hay que convivir. Otro punto alarmante que chirría a los militantes de izquierdas que no están dispuestos a tragar por el embudo del pragmatismo, es ese razonamiento anclado en lo ambiguo que invita a olvidar valores en aras de votos. Nos referimos al pudor que le impide defender la revolución bolivariana y cubana ante las reiteradas preguntas que le hacen sobre ello, y que ha tenido su cénit en la negativa a ser entrevistado por Jordi Évole en Caracas para no mancharse de bolivarianismo.

Los periodistas del régimen, más allá de los circos para obtener audiencias, intentan vincular una y otra vez a Podemos con las “dictaduras” venezolana y cubana; y la dirección de Podemos escurre el bulto en exceso. Habla de sus referentes finlandeses, ecuatorianos, incluso franceses (esta música nos suena), para no batirse en defensa de ambas revoluciones, como cabría esperar de alguien que dice cuestionar las estructuras del sistema y que quiere los votos (y la movilización) también de la izquierda. Sus líderes apenas mencionan, y lo hacen velozmente, que Maduro ganó las elecciones y no es un dictador pero sin profundizar, que las miserias de depender de los votos para cambiar las cosas, al parecer, es alta.

Es de suponer que la gran mayoría de sus votantes no se escandalizarían que respondiera con vehemencia, por ejemplo, que el fascismo, apoyado por gobiernos como el español –véase la acogida que ha tenido la mujer del terrorista Leopoldo López-, está arremetiendo contra el gobierno legítimo de Venezuela y que es el causante de decenas de muertes en las calles, y que es necesario solidarizarse totalmente con el ejecutivo de Nicolás Maduro y su camino hacia el socialismo, denunciando la estrategia de EE.UU y la extrema derecha de reventar la economía venezolana; y ni hablar de defender como propios las aportaciones de la revolución cubana a la realidad latinoamericana en campos como la salud, la educación y los derechos humanos.

Estamos seguros que más temprano que tarde Podemos alzará la voz para defender a estos dos gobiernos de izquierdas sin complejos, porque los Profesores universitarios de sobra saben que el pragmatismo y el miedo a perder votos si se hace o se dice esto o aquello, convirtió a no pocas organizaciones en caricaturas al servicio de la casta. ¿O no?

Jorge López Ave

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