(Pedro Pablo G. May/EFE).- “En 2050 habremos vencido la enfermedad y la vejez, así que los ricos podrán vivir indefinidamente…, los pobres seguirán muriendo como siempre pero se entretendrán con drogas y juegos de ordenador”, ha asegurado a EFE Yuval Noah Harari, profesor de historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Especialista en historia medieval y militar, Harari acaba de publicar De animales a dioses: breve historia de la humanidad (Ed.
Debate), versión española de un texto tan ambicioso como ameno cuyo
original ha vendido ya 300.000 ejemplares y que se edita ahora en una
veintena de países.
El libro aspira a convertirse en un canon del conocimiento científico
contemporáneo explicando con sencillez la evolución del ser humano desde
el tiempo en el que “un sapiens con más de animal que de hombre
compartió el planeta con al menos cinco ‘hermanos’ de especies
distintas” hasta el día de hoy en el que se ha convertido en “un dios
insatisfecho e irresponsable”.
Harari está convencido de que el espectacular avance tecnológico moderno
permitirá “cambiar por primera vez 4.000 millones de años de evolución,
que hasta ahora dependía del lento proceso de la selección natural y a
partir del siglo XXI pasará a manos del hombre, que ya ha empezado a
crear vida y manipularla”.
Uno de los efectos más llamativos de esta manipulación serán los
“amortales”: seres humanos con suficiente dinero para pagar “una
revisión técnica total de su cuerpo cada diez años que les permitirá
evitar la muerte hasta ahora considerada lógica por la edad”.
“No serán inmortales, pues podrán fallecer en accidente o ser
asesinados, por ejemplo, pero su vida ya no estará condicionada por la
edad ni la enfermedad”, precisa Harari quien recuerda que algunas
empresas “muy serias” están trabajando “a fondo” en esto, como Calico,
la compañía lanzada por el actual director de ingeniería de Google
Raymond Kurzweil.
“De animales a dioses” trata de explicar la evolución humana pese a
enfrentar “grandes misterios” como el porqué del crecimiento del cerebro
pues “hace 200.000 años los sapiens ya lo tenían tan grande como el
nuestro y sin embargo no les lucía mucho”.
Harari afirma que el “gran cambio” se produjo hace 70.000 años, cuando
“algo ocurrió en las conexiones cerebrales que disparó la revolución
cognitiva” y una de las principales capacidades humanas: la habilidad
para contar historias o cotillear, y además hacerlo sobre conceptos
abstractos o imaginativos, lo que está fuera del alcance del resto de
los animales.
“Dioses, patrias, empresas…, nada de eso es real aunque gracias a esos
cuentos el sapiens ha desarrollado un modelo de cooperación que le ha
permitido apoderarse del mundo”, advierte el autor.
Como ejemplo, cita la última guerra entre Israel y Hamás: “se dice que
ambas partes sufrieron pero no es cierto, porque ni Israel ni Hamás
existen, son ficciones…, quienes sí sufren son las personas que
sostienen esas ficciones y perdieron su casa, un familiar o la propia
vida”.
Este experto defiende además la supremacía del grupo sobre el individuo
porque “las revoluciones se producen gracias a colectividades, los
líderes son sólo importantes como detonantes o como creadores de una
narrativa…, Hitler por ejemplo inventó un gran mito nuevo que movilizó a
millones de personas”.
Harari se declara “asombrado” por la rapidez con la que se genera una
fábula, política o de cualquier otro tipo, y cómo “atrapa
emocionalmente” a las personas, “como sucede en el actual panorama
político español con el caso de Cataluña, un nacionalismo basado también
en una narrativa nueva”.
El autor cree que el futuro de la humanidad pasa por un gobierno mundial
en el que “casi estamos ya” y donde “una casta global de dirigentes,
empresarios, líderes culturales, etc., toma las decisiones más
importantes sobre gobiernos que cada vez tienen menos opciones”.
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