EL SUBSUELO DE BUCAREST: UN GUETO PARA LAS VICTIMAS DE LA BARBARIE

24 de mayo de 2014

El diario Daily Mail ha publicado un reportaje fotográfico sobre la extrema pobreza del Bucarest capitalista; en concreto, de los cientos de personas que viven bajo su subsuelo, exiliados a lo que es una verdadera ciudad subterránea tras el golpe de estado perpetrado contra el pueblo rumano en diciembre de 1989.

Se trata de una situación que no solamente no ha mejorado tras la entrada de Rumania en la Unión Europea, sino que ha empeorado con creces, y que en este blog ya se ha tratado en diferentes ocasiones, como, por ejemplo, en el artículo Los hombres de las alcantarillas.

En realidad, la bella capital rumana, en la que los alcaldes socialistas construyeron verdaeros paraisos para los trabajadores (con viviendas prácticamente gratuitas, grandes bulebares, servicios sociales y educativos accesibles, parques y, sobre todo, trabajo, empleo, fábricas, además de lúgares de ocio, a veces sobre las inmundas barriadas de infraviviendas del periodo interbélico, cuando el capitalismo, como en el resto de Europa, mostró su más sincero rostro salvaje también en Rumanía, el del fascismo, actualmente se alza sobre un hormiguero de alcantarillado que no únicamente está habitado por las ratas, sino por los cada vez mayor número de excluidos de un sistema donde salvo los delincuentes, todos están condenados a la pobreza o la lucha por la supervivencia.

Visitar esa red de canales subterraneos, donde conviven roedores, cucarachas y los hombres a los que el sistema no considera como tales, rodeados por aguas fecales, oscuridad y el hedor de las tuberias del sistema de calefacción normal en Rumanía (el agua se calienta en las afueras de cada sector de la ciudad y se lleva hasta las casas por canalizaciones bajo el suelo), es todo un espéctaculo. Ahí se puede ver el verdadero rostro del capitalismo, su cara sin maquillaje y más real, la del fascismo, y comprobar como sobreviven las heces del sistema, los excluidos y marginados, los que han sido vomitados por la sociedad y se aglomeran, compartiendo su tuberculosis, su Sida, su falta de higiene, bajo los pies de los que todavía permanecen en la superficie, porque aún aportan algo a los grandes delincuentes que parasitan el país.

Muchos dan gracias de que el comunismo rumano creara un sistema de calefacción entonces casi totalmente gratuito y que recorría las tenebrosas alcantarillas de las grandes ciudades como Bucarest. Así, al menos, hoy pueden calentarse en el gélido invierno de la capital rumana. De lo contrario, si Rumania hubiera estado sometida siempre al terror de la dictadura del capital, como lo está hoy, pocos de estos habitantes del inframundo bucarestino habrían podido sobrevivir.

Los habitantes del subsuelo bucarestino han creado en las alcantarillas sus viviendas habituales, las comparten, las decoran como pueden y las habitan como pueden, siempre como en una sórdida pesadilla donde las drogas (en Bucarest los que no tienen dinero esnifan una especie de pegamento llamado aerolac), la enfermedad, la suciedad y la violencia son el pan nuestro de cada día.

Compartimos a continuación alguna de las fotos del reportaje del Daily Mail: