17 Mayo 2014
En las próximas elecciones europeas la mayoría de los españoles no votarán por ningún partido, eso es lo que reflejan las escasas encuestas que han tenido en cuenta la posible participación electoral en los próximos comicios. Se puede decir por tanto, que ninguno triunfará en las elecciones, porque ninguno habrá sido aceptado como representante por la mayoría, y al mismo tiempo que todos los partidos políticos serán rechazados en su conjunto, como representantes democráticos en el Parlamento Europeo.
¿Qué ocurre en una democracia cuándo la mayoría de los electores deciden no acudir a las urnas?,
este es uno de los fenómenos menos estudiados de la ciencia política,
posiblemente porque los que paguen los estudios sean los interesados en
que no se estudie correctamente otra cosa que la participación.
Veamos algunas cuestiones relacionadas con la abstención
Legitimación del sistema: evidentemente, cuando la
mayoría decide no acudir a votar por ningún partido, decide al mismo
tiempo no legitimar lo que ocurre, o dicho de otra forma, no participar
voluntariamente en lo que ocurre, concediéndole de forma subrepticia su
apoyo al sistema electoral, a la representación que concede, a los que
se ofrecen como representantes, o al mismo proceso de ratificación
democrática de lo ocurrido, pero también hay una proposición
teleológica, no legitimar lo que ocurrirá.
Punto de inflexión: está claro que una abstención
mayoritaria conduce a una ruptura con la continuidad de lo que existe,
es una advertencia a aquellos que se presentan a las elecciones de que
su oferta no cumple con las expectativas de la mayoría de electores con
derecho a voto, y evidentemente obliga a los oferentes a cambiar sus
propuestas para próximos eventos electorales.
Rechazo de la democracia como espectáculo: cuando
una mayoría no vota, no quiere decir que pasen de la democracia, sino
precisamente lo contrario, por creer en la democracia no pueden aceptar
un sistema que sólo favorece al poder y a aquellos que aspiran a
detentarlo. La ausencia de isocracia, igualdad entre representantes y
representados, se mide por los que no acuden a las urnas, más que por
aquellos que lo hacen aceptando la timocracia que les ofrecen. En
realidad, en España, se vive una forma de sufragio restringido, pues
sólo se puede votar por aquellos que ofrecen los partidos políticos,
elegidos por las cúpulas de los partidos para formar las listas y no
directamente aquellos que eligen los ciudadanos para ser votados. El
aspecto censitario se ha invertido, antes sólo podían votar los que tenían recursos, hoy sólo pueden ser votados los que pertenecen a las élites partidarias.
Rechazo de la democracia como consumo: cuando la
oferta electoral se convierte en un bien (o mal) de consumo, los
consumidores pueden decidir no consumir lo que se ofrece como cualquier
otro producto, la diferencia es que cuando se ofrece un producto en el
mercado, es la empresa la que paga la publicidad y la promoción, sin
embargo en el caso de la política, los consumidores potenciales están
obligados a pagar la propaganda y la promoción, aunque no vayan a
consumir el producto que les ofrecen.
Lógica defensiva: si votar por cualquier
alternativa sólo puede cambiar el color de los que mandan, cuando una
mayoría se abstiene rompen la inercia del turnismo en el poder, y
rechazan que sigan ejerciendo su mandato desde el despotismo. En este
país no hay Presidente del Gobierno que no haya mentido a los españoles
en las campañas electorales, ofreciendo algo que no iba a cumplir e
incluso lo contrario de lo que iba a hacer. Es necesario defenderse de
aquellos que no respetan su palabra, ni a aquellos a quienes se la han
dado.
Creer en la democracia: los abstencionistas que
deciden voluntariamente no acudir a las urnas para no sancionar con su
voto un sistema que carece de condiciones democráticas, o que se ha
establecido incumpliendo la Constitución, las leyes o la confianza
depositada en su obligación de servicio público, son precisamente los
que más creen en la democracia, pero además los que denuncian con su
ausencia la impostura y la usurpación a que la democracia es sometida
por aquellos que tras las elecciones se olvidan de que su poder ha sido
conferido por sus electores, exclusivamente para cumplir las leyes, no
beneficiarse de su posición, no incrementar sus privilegios a costa de
perjudicar a sus votantes, no olvidarse de que deben explicaciones de
sus conductas reprobables cuando son explícitas como en la situación
actual en España.
La democracia en su origen, fue la defensa de los débiles contra los poderosos:
parece que se ha olvidado en este país, o quizás no se haya sabido
nunca, que la democracia es un sistema cuyo origen se estableció en
Grecia precisamente para limitar el poder de aquellos que por su extrema
ambición, por sus abundantes recursos, por su organización sectaria, o
por su afán pernicioso, pecaban de desmesura y tomaban más de lo que les
correspondía, al ocupar un puesto público. Los griegos podían condenar
de diversas maneras esta actitud hipócrita a la que denominaban hibrys
en los tribunales públicos, incluso con la muerte, pero también con
penas como la cárcel o el exilio y repudio al que denominaban
ostracismo, por algunos años o de por vida.
Como expuso Pierre Joseph Proudhon con acierto, la democracia es hija de la libertad, no su madre, de lo que es fácil deducir que cuando
un ciudadano decide abstenerse en una representación demagógica, está
ejerciendo su libertad al mismo tiempo para que algún día pueda existir
una auténtica democracia. Cuando la democracia se ha
transformado en despotismo como ocurre actualmente en España, es
necesario regresar a la libertad de no elegir aquello que sólo es la
representación de una farsa a la que los poderosos denominan sin rubor: democracia,
por supuesto que es democracia, pero sólo para ellos, para los demás no
lo es cuando sólo sirve para que las instituciones partidarias habiten
la corrupción generalizada, esquilmando y oprimiendo a aquellos a los
que debieran representar y defender de los delincuentes y farsantes.
Sin duda la abstención electoral puede ser interpretada de numerosas formas, pero hay algo que siempre estará claro, el que no acude a votar por nadie no podrá ser considerado responsable de lo que hagan aquellos que han sido elegidos en representación de partidos que han actuado de forma irresponsable en plena impunidad, o aquellos que esperan a participar del mismo sistema sin siquiera denunciarlo desde la complicidad. Cuando un sistema concede privilegio a los irresponsables sobre los responsables, ha llegado la hora de apartarse y dejarlo caer.
Sin duda la abstención electoral puede ser interpretada de numerosas formas, pero hay algo que siempre estará claro, el que no acude a votar por nadie no podrá ser considerado responsable de lo que hagan aquellos que han sido elegidos en representación de partidos que han actuado de forma irresponsable en plena impunidad, o aquellos que esperan a participar del mismo sistema sin siquiera denunciarlo desde la complicidad. Cuando un sistema concede privilegio a los irresponsables sobre los responsables, ha llegado la hora de apartarse y dejarlo caer.
Publicado en http://ciudadanosenlared.blogspot.com.es/2014/05/cuando-la-mayoria-se-abstiene.html?spref=fb
No hay comentarios:
Publicar un comentario