20.04.2014
Entendemos como medio de
comunicación al instrumento o forma de contenido en el que se transmite
información a la sociedad. Para poder entender la función de los medios
de comunicación de masas en el sistema capitalista, conviene al menos
tener una noción de la teoría de la hegemonía, desarrollada por Gramsci.
Esta teoría plantea que la clase dominante (la burguesía) tiene dos
formas de gobernar: una mediante la fuerza, en la que incluye el
ejército, la represión policial, etc.; y otra mediante la ideología, a
través del consenso, es decir, de la aceptación por parte de la clases
dominadas del poder establecido. Así, la hegemonía es el conjunto de
valores, ideas, creencias que la clase dominante transmite al pueblo
para provocar en él un consenso que le permita ser la dirigente de la
sociedad. Para crear esta hegemonía, es necesario disponer de los que
Gramsci llamó intelectuales orgánicos, que sirven a los intereses de una
determinada clase, consciente o inconscientemente. Incluye por ejemplo
desde banqueros o grandes empresarios (organizan la sociedad en función a
los intereses de su clase) hasta distintas artistas, profesoras o
periodistas (reproducen y difunden los valores culturales, morales e
ideológicos de la clase dominante), pasando por políticos o jefes
militares (ocupan cargos administrativos y represivos del Estado). Por
otra parte, el filósofo francés Louis Althusser explicó la existencia de
unos órganos que difunden la ideología dominante. Siendo el Estado la
estructura mediante la cual una clase social mantiene su dominio sobre
otra, este filósofo distingue entre Aparatos Represivos del Estado
(ARE), que se utilizan por medio de la violencia y tiene relación con la
dominación mediante la fuerza; y Aparatos Ideológicos del Estado (AIE),
vinculado con la hegemonía. Entre los AIE podemos encontrar, entre
otros, al aparato religioso, el educativo o el informativo. Sobre este
último vamos a hablar más detenidamente.
En el Estado español, los medios de
comunicación tienen una estructura de propiedad compleja y cambiante.
Muchos grupos mediáticos son filiales y tienen relación con otras
empresas mucho más mayores. Así, podríamos clasificarlos en varios
bloques para facilitar su comprensión:
- Por un lado, tenemos al grupo Unidad Editorial, propietaria de El Mundo. Este conglomerado tiene diferentes inversores extranjeros, y pertenece a RCS Media Group, que es propiedad de empresas de distintos sectores como FIAT, Pirelli o Benetton. Entre sus principales accionistas, encontramos a la familia Agnelli, propietaria también del club de fútbol Juventus.
- El grupo Vocento, propietaria del periódico ABC, y el Grupo Intereconomía, que posee Radio Intereconomía, quedarían encuadrados en otro bloque. Ambos grupos son propietarios de la cadena Intereconomía TV, y ambos gestionan el 50% y el 25% de otro grupo llamado SGTnetTV, que tiene canales como Disney Channel, MTV España y Paramount Channel. El 25% restante de este grupo lo posee el gigante cinematográfico Disney. Cabe destacar que entre los propietarios de Vocento están la familia Luca de Tena, con el 10% de las acciones, y otras dos pertenecientes a la burguesía de Euskal Herria: la familia Ybarra, que también posee acciones de BBVA, y la familia Aguirre.
- También nos encontramos con el grupo PRISA, propietaria de El País y Cadena Ser. Esta sociedad tiene un accionariado variable, entre los que están: Banco Santander, La Caixa, HSBC (Banco de Shanghai), Telefónica, y Liberty Acquisition Holding. Esta última es considerada como la principal accionista, y también controla entidades como Goldman Sachs, Credit Suisse, Soros Found (propiedad de George Soros, uno de los especuladores financieros más importantes del mundo), Deutsche Bank o Bank of America. En este bloque también podemos incluir a otro grupo propietario de medios de comunicación del Estado español, Mediaset, ya que una parte de sus acciones pertenece al grupo PRISA, y es propietaria de cadenas de televisión como Cuatro o Telecinco. Esta empresa es controlada por Fininvest, cuyo propietario es el ex-presidente italiano Silvio Berlusconi. PRISA también está relacionada con el Grupo Godó, editor de La Vanguardia y propiedad del Conde de Godó.
- El Grupo Planeta, a la que pertenece el periódico La Razón, formaría otro bloque. Pertenece a Inversiones Hemisferio, propiedad del empresario José Manuel Lara Bosch. Es también miembro del Consejo Administrativo del Banco Sabadell, de la cual posee un 5% de las acciones a través de una empresa llamada Jaipur Investments. El Grupo Planeta posee también el Grupo Antena 3, que entre sus accionistas se encuentran el Banco Sabadell con un 5%, y la empresa alemana Bertelsmann con un 20%. A su vez, el Grupo Antena 3 es propietaria del 90% de GIA La Sexta, y el 10% restante pertenece al Grupo Audiovisual de Medios de Producción (GAMP), cuyos accionistas son variados y podemos encontrarnos, por ejemplo, con el banco vasco BBK o personalidades como Karlos Arguiñano o el multimillonario Carlos Slim.
- En otro bloque intervendría la Iglesia Católica, que a través de la Conferencia Episcopal y más órdenes religiosas posee Radio Popular, al que pertenece la COPE o 13TV. Este bloque tiene bastante relación con el grupo Vocento.
Podemos comprobar que los propietarios
de los medios de comunicación son empresas de diversos sectores de la
sociedad que invierten según la audiencia, y dentro de las empresas hay
quienes poseen acciones de más de un medio de comunicación. Además, a
menudo se producen fusiones y transmisiones de acciones y propiedades
que eliminan cualquier competencia que pueda existir entre ellos (por
ejemplo, la fusión de Cuatro y Telecinco en 2009). Con
todo este panorama de empresas que controlan la comunicación, podemos
afirmar que todos los medios sirven a la clase dominante, aunque sean de
distinta tendencia ideológica. Esto es un hecho ya que ninguno de los
medios de comunicación principales han cuestionado nunca el sistema
establecido ni lo harán (nunca veremos una publicación perjudicial para
Emilio Botín en El País, por ejemplo).
Ahora bien, ¿cuál es el papel de los
medios de comunicación en la sociedad? Teóricamente, su función
principal es reproducir la visión de la realidad de manera objetiva para
mantener a la población informada. Sin embargo, su estructura de
propiedad y el cómo está organizada la sociedad capitalista nos puede
llevar a pensar que la minoría dominante use los medios de comunicación
para sus fines, porque es evidente que una población informada y
consciente de su posición en la estructura de la sociedad representa un
gran peligro para que la clase dominante mantenga su statu quo.Aquí se encuentra la principal razón de la importancia de la manipulación de la opinión pública y la presión para la aplicación de las normas sociales.
Esta presión, obviamente, es aplicada por las personas que ostentan el
poder o que están relacionadas con la autoridad. Las y los políticos,
las fuerzas del orden y de la ley o la Iglesia pueden dictar e imponer
determinadas maneras de conducta y valores morales a otras personas,
mientras que cualquiera de clase baja será ignorada. Y estos valores
morales son los que usarán los medios de comunicación para etiquetar a
aquellas personas que cuestionen mínimamente el poder político o
económico. Así, vemos a los periódicos criminalizando y señalando
constantemente a cualquier organización o persona que se posiciona
contra el capitalismo, tachándolas de violentas y peligrosas, creando un
ambiente de miedo en donde la alerta social crece y facilita el control
sobre la población. Los medios de comunicación se encargan, además, de conceder un estatus social
a distintas personas. Así, nos encontramos con alabanzas a la policía o
a cualquier ARE, presentándolos como instituciones que defienden a la
población de los crímenes, siempre sin entrar a estudiar el origen de
éstos, y evitando por tanto cualquier difusión de opiniones contrarias a
estos cuerpos (un buen ejemplo de ello es el programa Policías en acción).
O también en cómo nos muestran que todas las decisiones políticas,
económicas y sociales son tomadas exclusivamente por las y los
políticos, cuando no son más que títeres al servicio la burguesía. Así,
la población centrará su atención en estas personas, olvidando a los
verdaderos responsables que están detrás.
Por otra parte, los medios de
comunicación se han convertido hoy en día en objetos de consumo para
entretener a las masas. Tenemos a nuestro alcance infinidad de series y
programas de televisión, revistas o páginas de Internet que consumimos
para pasar el tiempo o por simple diversión. Este es un método para mantener a la población entretenida,
desviando su atención de los principales problemas de la sociedad y
anulando su capacidad de organización y decisión. Además, como objetos
de consumo cumplen otra función hegemónica muy importante: la transmisión de la cultura.
Cada territorio tiene una cultura determinada, que se transmiten a la
población a través de los medios de comunicación. Aparecen también
intereses económicos detrás, en espectáculos como el deporte de élite o
la música comercial, que ocupan el contenido de cualquier medio de
comunicación. Asimismo, nos encontramos constantemente con publicidades,
revistas, programas de televisión, películas o series plagadas de
valores machistas, racistas, especistas y clasistas que perpetúan toda
forma de opresión existente en la actualidad y contribuyen a su
normalización.
Vemos por tanto que los medios de
comunicación son un instrumento que la clase dominante utiliza para
conservar sus privilegios, y la manipulación mediática es inherente al
sistema capitalista. Por otro lado, la estrategia de la distracción es
un elemento esencial para el control social y, además del
entretenimiento del público anteriormente mencionado, recibimos
constantemente noticias insignificativas que restan repercusión al
contenido de otras más importantes. De esta manera, no existe
objetividad ni pluralismo e independencia en los mass media del sistema
capitalista: todos sirven a los intereses de la burguesía.
Nos cuentan que las protestas violentas
en Venezuela a favor del neoliberalismo son legítimas mientras tachan de
terroristas a aquellas personas que se defienden de las agresiones
policiales en el Estado español. En Ucrania, los manifestantes
pro-europeos (fascistas algunos de ellos), son personas que están hartas
de la corrupción y simpatizantes de Yulia Timoshenko, condenada a 7
años de prisión por abuso de poder y liberada hace pocos meses (qué
ironía); y los comunistas y antifascistas de las regiones del Este son
violentos separatistas. Los policías del 22M son pobres indefensos
(vaya, pero si llevaban cascos, chalecos, botas, porras y escopetas de
balas de goma) que fueron linchados por la multitud, en el que uno fue
herido de gravedad y al día siguiente se recuperó milagrosamente;
mientras que el manifestante al que le extirparon un testículo y el que
perdió la visión, ambos por el impacto de pelotas de goma, son casos
insignificantes que no merecen ser noticia. Un caso de violencia
machista es presentado como algo normal por los medios de comunicación,
en donde la mujer “muere” y la culpa es suya si no ha denunciado antes
por malos tratos al hombre, que es el “presunto autor” del asesinato;
esa presunción de inocencia brilla por su ausencia en el caso de Isma y
Miguel, dos jóvenes en prisión preventiva sin juicio ni pruebas. En
Alcorcón, el recién desalojo del centro social okupado y autogestionado Eskuela Taller,
es justificado por el alcalde David Pérez supuestamente por ser ilegal y
realizar actividades molestas para los y las vecinas, llegando a decir
que se han recibido numerosas quejas por parte de estas; sin embargo,
ningún medio de comunicación menciona que dicho centro social,
recuperado en 2003, llevaba 10 años en desuso y olvidado por el
Ayuntamiento y el propietario, y que en ningún momento las vecinas se
quejaron de las actividades que se realizaban en él. Estos y muchos
ejemplos más reafirman todo lo que venimos diciendo: los medios de
comunicación no reproducen la visión de la realidad para mantener a la
población informada, sino que la deforman para adaptarla a los intereses
de la burguesía y mantener controlada a la sociedad.
Sin embargo, muchas personas se han dado
cuenta de esta realidad y han optado por informar por su cuenta: es el
caso de las periodistas independientes, lo que serían las y los
intelectuales orgánicos al servicio de la clase obrera en términos de
Gramsci. Existen medios digitales y en papel autogestionados (es el caso
del periódico Diagonal, las publicaciónes mensuales anarquistas Todo por hacer y Tierra y Libertad), así como las radio libres y comunitarias (Ràdio Klara en Valencia, o el programa Erre Ke Erre en Radio Vallekas),
cuyo objetivo es ofrecer a la clase obrera una alternativa en donde se
informe de los acontecimientos lejos de la manipulación mediática, así
como transmitir valores libres para la formación integral del individuo
como ser autónomo. Sin embargo, no tienen relevancia social debido a la
competencia entre los medios de comunicación y a la hegemonía que ejerce
el sistema capitalista sobre el proletariado, que provoca que las
personas solo consuman los medios del sistema y ni siquiera se percaten
de la existencia de estas alternativas.
Por último, y para terminar, esta genial
frase del activista estadounidense Malcolm X que sintetiza todo el
contenido, y que además, se plasmó en las anteriores jornadas del 22M en
Madrid coincidiendo con la muerte del franquista y ex-presidente del
gobierno Adolfo Suárez, con los medios elogiando al segundo y
criminalizando a las manifestantes del 22M.
“Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido.”
Fuente: http://hegemonialibertaria.wordpress.com/2014/04/16/los-mass-media-como-aparato-ideologico-del-estado/
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