Pese a que la recesión acabó en 2013, la
conflictividad laboral creció. Y no poco. El ejercicio pasado hubo 994
huelgas, un 13,2% más que el año anterior. Se marcó así el segundo año
más conflictivo en lo que va de crisis. Solo superado por 2009 —la zona
cero de la recesión— cuando se registraron 1.001 huelgas, según la
estadística del Ministerio de Empleo, en la que para hacer esta
comparación no se tienen en cuenta las huelgas generales (en 2012 hubo
dos).
La conflictividad también creció,
incluso más, si se tiene en cuenta el número de trabajadores implicados
en las huelgas, 448.024, un 38,3% más que en 2012. No obstante, tanto en
2008 como en 2009 hubo más afectados.
A pesar de la duración de la crisis, las
cifras de huelgas que aparecen en la estadística del Ministerio de
Empleo, que arranca en 1986, están lejos de periodos más conflictivos.
Por ejemplo, entre 1987 y 1993 se superó con holgura cada año más de
1.000 huelgas. Y, por lo que respecta a los participantes, en 1988 se
tocó techo con 6.692.240 huelguistas.
Al contrario de lo que podría pensarse
en principio, los trabajadores suelen participar menos en las huelgas en
periodos de crisis. Esto se explica, en primer lugar, porque el
incremento del paro y la destrucción de empleo reduce el número
potencial de participantes. Pero hay otros motivos, como el temor a las
represalias y al desempleo ante la falta de alternativas, que hacen que
disminuya la participación o el pacto social.
Por otro lado, el Ministerio de Empleo
también ha divulgado la estadística de mediación y arbitraje
correspondiente a 2013. En ella se observa que los despidos pactados en
estos órganos ha crecido considerablemente desde que a comienzos de 2012
se aprobó la reforma laboral: han pasado de 153.025 en 2011 a 244.709
el año pasado.
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