Domingo, 30 de Marzo de 2014
Análisis del paso de la utopía de la Transición al actual escenario distópico del Estado español.
El relato oficial dice
que entre la muerte de Franco en 1975 y el fallido golpe de Estado de
Tejero (23 de febrero de 1981), España sería una Arcadia idílica (de
apellido Transición), en la que los líderes de la oposición al régimen
de Franco y los reformistas del interior pactaron una agenda para
preparar al Estado español para su anhelada entrada en Europa así como
garantizar la democracia y el progreso generalizado, todo ello bajo la
supervisión del rey Juan Carlos I como valedor de la balbuciente
democracia.Sin embargo, al cabo de 4 décadas,la crisis económica ,
la desafección política de la sociedad española motivada por los
sangrantes casos de corrupción de la élite político-económica y el
creciente descrédito de la institución Monárquica han hecho revisar
tales esquemas, incluida la tesis de la supuesta reconciliación nacional
propagada por la “mass media” de la época de la Transición , todavía
pendiente de su finiquito legal.
La distopía del Estado español
El término distopía fue acuñado a finales del siglo
XIX por John Stuart Mill en contraposición al término eutopía o utopía
de Thomas More y sería “una utopía negativa donde la realidad transcurre
en términos antagónicos a los de una sociedad ideal”. Las distopías se
ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos enmarcados en sistemas
seudo-democráticos donde la élite gobernante (establishment) se cree
investida del derecho a invadir todos los ámbitos de la realidad en sus
planos físico y virtual , no dudando en restringir los derechos básicos
de la ciudadanía y estigmatizar a todos los sectores refractarios a la
doctrina oficial del establishment con un anatema recurrente.
En el plano político, asistimos en España a un
escenario distópico fruto del Tejerazo de 1.981, en el que los líderes
políticos confinados en el Congreso fueron “invitados” a aceptar un
acuerdo tácito por el que se declaraban intocables el sistema monárquico
y la unidad indisoluble de España, pasando Navarra desde entonces a ser
considerada “cuestión de Estado” por lo que cualquier cambio
institucional que se pueda producir en el viejo Reyno foral deberá
contar con el visto bueno del establishment del Estado español, lo que
hará imposible cualquier intento de instaurar un Gobierno alternativa al
endemismo recurrente UPN-PSN, tesis refrendada tras el Agostazo del
2007 (Pacto fallido PSN-Nabai-IU) y el Marzazo del 2014 (renuncia “in
extremis” del PSN a la presentación de una moción de censura contra
Barcina).
Además, estaríamos asistiendo a la progresiva
implementación en el Estado español del Tardofranquismo, (anacronismo
político que beberá de las fuentes del centralismo jacobino francés y
del paternalismo de las dictaduras blandas), que vendrá refrendado por
iniciativas como la aprobación de la nueva Ley de Educación (Lomce);el
rechazo del Grupo Popular a la proposición no de ley de IU para
“sancionar penalmente los actos de apología de la dictadura franquista
así como la actividad delictiva de los grupos de ultraderecha”, la
implementación de la censura en Internet tras el cierre decretado por la
AN de la web “Ateak Ireki” y la previsible modificación del Código
Penal para constriñir hasta su nimiedad los derechos de huelga, reunión y
manifestación.
Así, no sería descartable la próxima modificación de
la actual Ley de Huelga a petición de la CEOE y una nueva y agresiva
reforma del Código Penal, en la que se penalizará la resistencia a la
autoridad (tanto activa como pasiva) y la convocatoria de
concentraciones violentas por cualquier medio de comunicación, (incluido
Internet y las redes sociales como Facebook, Twitter), con el objetivo
inequívoco de hacer realidad la frase de Fraga en su etapa de Ministro
de la Gobernación del régimen franquista (“La calle es mía”), aunado con
la adopción en las ciudades gobernadas por el PP como Madrid, de
medidas anticívicas calcadas de la Ley franquista de Buen Gobierno
(1948) y la posterior implantación en todo el Estado español de un clon
de la Ley de Vagos y Maleantes (ley nacida en la II República y adoptada
por aclamación por el régimen franquista).
Posteriormente, se procederá a la implementación de
la “Doctrina Aznar” que tendría como ejes principales la culminación de
la "derrota institucional de ETA para impedir que el terrorismo
encuentre en sus socios políticos el oxígeno que le permita sobrevivir a
su derrota operativa" y el mantenimiento de la "unidad indisoluble de
España ", lo que se traducirá en el finiquito de la representación
institucional lograda por EH Bildu en base al apoyo popular mediante la
ilegalización del partido abertzale Sortu antes de las Elecciones
Municipales y Forales del 2015 tras la remisión por UPyD a la Fiscalía
del TSJPV de una denuncia penal contra el presidente de Sortu, Hasier
Arraiz, al que acusa de «justificar y reivindicar» la actuación de ETA y
la prohibición de la celebración del referéndum sobre la independencia
en Cataluña previsto para noviembre del 2014, medidas que conllevarán el
final de la más larga experiencia seudodemocrática de la historia del
Estado española (35 años).
Hacia la Utopía
El término eutopía o utopía (lo que no está en ningún
lugar) fue empleado por Thomas More en el siglo XVI y sería “la
búsqueda incansable de la Humanidad desde el comienzo de los tiempos de
un lugar o sociedad ideal” y a pesar de su carácter no real, permite
reconocer los ideales de una sociedad o comunidad en un momento concreto
de su singladura histórica así como los obstáculos que impiden
cristalizar su sueño idílico, con lo que la utopía así concebida, sería
el camino para alcanzar un sueño que llevaría implícito en su potencia
la facultad de devenir en acto concreto (en el camino está la meta),
siendo preciso transitar por la senda marcada por el pragmatismo
político: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es
posible y de repente estarás haciendo lo imposible”.
Hermann Hesse en su libro “El lobo estepario” (Der
Steppenwolf,1.927), plasma el sentimiento de angustia, desesperanza y
desconcierto que se apoderó de la sociedad europea en el período
inter-guerras y es un lúcido análisis sobre la locura de una época en la
que agoniza lo viejo sin que haya nacido lo nuevo. En dicha obra
critica mordazmente la sociedad burguesa ( “la decadencia de la
civilización”), dictadura invisible que anula los ideales del individuo
primigenio y le transforma en un ser acrítico, miedoso y conformista que
sedado por el consumismo compulsivo de bienes materiales pasa a
engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y
fácilmente manipulable.
Dichas reflexiones siguen vigentes casi un siglo más
tarde, pues la entrada en recesión de las economías europeas ha
implementado el estigma de la incertidumbre y la incredulidad en una
sociedad inmersa en la cultura del Estado de Bienestar del mundo
occidental, derivando posteriormente en un shock traumático al
constatarse el vertiginoso tránsito desde niveles de bienestar hasta la
cruda realidad de la pérdida del trabajo y posterior desahucio,
inmersión en umbrales de pobreza y dependencia en exclusiva de los
subsidios sociales, por lo que se antoja inevitable un proceso de
catarsis y posterior metanoia colectiva.
El término Metanoia (del griego μετανοῖεν,
metanoien), sería “un enunciado retórico utilizado para retractarse de
alguna afirmación realizada y corregirla para enfocarla de la manera
adecuada a un nuevo contexto “,lo que traducido a la actual coyuntura
socio-económica, se traduciría como “transformar la mente para adoptar
una nueva forma de pensar, con ideas nuevas, nuevos conocimientos y una
actitud enteramente nueva ante la irrupción del nuevo escenario
socio-económico ”, lo que implicaría la doble connotación de movimiento
físico (desandar el camino andado) y psicológico (cambio de mentalidad
tras desechar los viejos estereotipos económicos vigentes en la última
década) y que tendrá como efectos benéficos la liberación de la parte
indómita del individuo primigenio ( el lobo estepario) que ha
permanecido agazapado en un recodo del corazón, sedado y oprimido por la
tiranía de la manipulación consumista de la actual sociedad burguesa
occidental.
En consecuencia, asistiremos a la aparición de un
nuevo individuo reafirmado en una sólida conciencia crítica sustentado
en valores caídos en desuso pero presentes en nuestro código atávico
como la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción e
injusticia imperantes y dispuesto a quebrantar las normas y las leyes
impuestas por la “ monarquía de las tinieblas”, no siendo descartable la
adopción de políticas activas de desobediencia civil que conducirán a
un nuevo Motín de Esquilache colectivo y a la declaración unilateral de
independencia de Cataluña y País Vasco en el horizonte del próximo
quinquenio.
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