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sábado, 1 de marzo de 2014

ANDALUCIA : LOS RECORTES EN SALUD NO SE DETIENEN


 Y ENCIMA SONRIEN.......
Los dos hospitales de la ciudad, el Macarena y el Virgen del Rocío, han perdido 370 camas en el último lustro, según consta en las últimas memorias publicadas en ambos centros, que se refieren a datos de 2012. Con una creciente población de referencia, el Hospital Virgen del Rocío contaba en 2006 con 1.311 camas en funcionamiento en los distintos centros del complejo sanitario (Hospital General, Rehabilitación y Traumatología, Maternidad e Infantil). Desde 2006 el cierre de puestos asistenciales ha sido una constante en este hospital regional, el buque insignia de la sanidad andaluza. A fecha de 2012 el Virgen del Rocío cuenta con 1.165 camas, lo que se traduce en una merma de 191 puestos asistenciales en cinco años. 

Esta sangría de camas se repite en el segundo hospital público de la ciudad, el Macarena, que actualmente dispone de 793 puestos asistenciales en funcionamiento. La evolución también es a la baja desde 2007, cuando eran 985 las camas en funcionamiento, lo que significa que en el último lustro son 146 las camas que se han cerrado en el área hospitalaria del Macarena. 

Las clausuras se producen en un periodo en el que la población en la provincia de Sevilla no ha parado de crecer. Según los últimos datos del padrón, entre 2012 y 2013 la provincia ha pasado de tener 1.938.974 habitantes a contar con 1.942.155 en 2013, lo que supone un incremento del 0,16%. Al comparar la evolución demográfica en los últimos seis años, el crecimiento es mucho mayor: en 2007 la población en la provincia era de 1.849.268 personas, lo que se traduce en un incremento de casi del 5% desde entonces. 

Mientras la ciudad ha ido perdiendo camas públicas en sus dos hospitales no sólo se ha producido un crecimiento de la población, sino también un envejecimiento progresivo, lo que se traduce en un incremento notable de la demanda de la asistencia hospitalaria. 

La reducción en el número de camas ha estado motivada por diversos factores: el cierre de unidades como el conocido como pabellón vasco o centro de Duques del Infantado, junto a las reformas en las habitaciones hospitalarias, que en lugar de tres camas han pasado a contar con dos. Esta última medida impulsada desde hace años por el SAS favorece la intimidad y el confort de los pacientes hospitalizados, pero supone una importante pérdida de recursos asistenciales. Las reformas en las plantas de hospitalización realizadas en los dos hospitales deberían haber estado acompañadas de varias reaperturas previstas y que no se han llevado a cabo. Los proyectos de nuevas infraesturcturas hospitalarias están parados sine díe desde hace años incluso desde antes de que comenzara la crisis. En la ciudad están previstos, desde hace más de un lustro, centros públicos en el antiguo Hospital Militar y en el espacio que dejó el Equipo Quirúrgico frente a los Jardines de Murillo. 

La pérdida de camas también es la tónica general en el Hospital de Valme, donde se han clausurado 31 camas durante cinco años. Según las últimas cifras publicadas y referidas a 2011, el Valme dispone de 547 camas frente a las 578 con las que contaba en 2006. 

Camas que se cierran en los hospitales, nuevos centros públicos que quedan en el olvido sumado a un incremento de la población y de la demanda de asistencia son situaciones que confluyen desde hace años en el seno del SAS, sin remedio, de momento. 

Los hospitales se quedan pequeños a medida que pasan los años y áreas muy sensibles como las Urgencias o las Unidades de Cuidados Intensivos son en las que más evidente se hacen los problemas derivados de la falta de recursos y de espacio. Desde que comenzó el año las Urgencias de los dos hospitales, principalmente las del Macarena, se han visto desbordadas por el gran aumento de pacientes, coincidiendo con la entrada del frío y la epidemia de la gripe. La saturación de las Urgencias no es un problema puntual, ya que suele repetirse cada cierto tiempo en los hospitales, y está provocada, entre otros factores, por la falta de camas en las plantas. Los pacientes que requieren el ingreso tienen que permanecer más tiempo de lo necesario en Urgencias a la espera de que le asignen una cama y, de este modo, se van llenando las salas de espera con la llegada de más enfermos.


OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA 

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